A 48 años del asesinato de Víctor Jara a manos de la dictadura recordamos su vida y obra
Víctor Jara fue uno de los miles de torturados y asesinados por la dictadura cívico-militar encabezada por Augusto Pinochet. El cantautor y director de teatro fue detenido por militares en la Universidad Técnica del Estado y trasladado al Estadio Chile, donde permaneció 4 días antes de ser hallado muerto con más de cuarenta balazos en el cuerpo.
Por Juan Contreras Jara
"Canto que mal me sales cuando tengo que cantar espanto. Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto", estas líneas pertenecen al último poema de Víctor Jara Martínez titulado "Estadio Chile", escrito horas antes de morir, luego de pasar cuatro días siendo golpeado y torturado después de su detención el 12 de septiembre de 1973.
Como tanto otros casos de violaciones a los Derechos Humanos por la dictadura cívico-militar chilena, el asesinato de Víctor Jara ha esperado décadas por esclarecimiento. Recién en 2013 comenzó a destrabarse la situación, cuando el ex teniente del Ejército chileno, Pedro Barrientos Núñez, fue declarado culpable del delito de tortura y asesinato del director de teatro y cantautor.
Teniente del Ejercito Pedro Barrientos, torturador y asesino de Víctor Jara/Foto: bbc.com
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Posterior a ello, en 2018, el ministro en visita para causas por violaciones a DD.HH de la Corte de Apelaciones de Santiago condenó a nueve ex oficiales del Ejército a penas de 15 años y un día por su participación en la muerte de Víctor Jara.
Debido a su constante labor por los DD.HH., en 2009 Joan Turner, esposa de Víctor Jara, recibió la nacionalidad de gracia quien como muchas y muchos debieron vivir el exilio y esperar décadas por un atisbo de justicia después de tanto horror.
La vida de este trabajador de la música, como él mismo se definía, comenzó su viaje cuando de pequeño miraba cantar a su madre en bautizos, cumpleaños y velorios. A los 12 años de edad se trasladó a Santiago y luego de divagar y buscar su camino pasando incluso por un seminario sacerdotal durante dos años, comenzó por fin su camino en la senda del arte comprometido.
El teatro: Puntapié inicial en la vida artística de Víctor Jara
No solo fue un exponente de la Nueva Canción Chilena, sino que previo a esto se consolidó en el mundo de las tablas como un destacado director entre las décadas del 60 y 70 con diez montajes a su haber, entre ellos Animas de un día claro (1962), Los invasores (1963) y La remolienda (1965), obras fundamentales para el teatro chileno. Se desenvolvió en el arte escénico por casi 15 años. Comenzó su tránsito en las "tablas" en 1959, al ingresar a estudiar actuación y dirección a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, ganando un concurso estudiantil con la obra "Parecido a la felicidad", escrita por su amigo Alejandro Sieveking y dirigida por Víctor.
Paralelo a su consolidación en el teatro, Jara participaba del conjunto folclórico Cúncumen, lo que le permitió grabar sus dos primeras canciones como solista, conocer y compartir con la inconmensurable Violeta Parra y asumir la dirección artística del grupo Quilapayún entre los años 1966 y 1968.
La Nueva Canción Chilena y su activismo político
Con siete discos de estudio, Víctor Jara se posicionó como uno de los mayores exponentes de la Nueva Canción Chilena, corriente músico- social de gran injerencia en la cultura nacional a mediados de siglo XX y que le permitió salir de gira por América Latina como cantautor.
Fue en 1966 cuando vio la luz su primer disco titulado Víctor Jara. En éste larga duración aparecen piezas fundamentales del folclore nacional como "El arado", "El cigarrito" y "La luna siempre es muy linda". Un año más tarde grabo Canciones folclóricas de América, disco en conjunto con Quilapayún.
Los años posteriores fueron cruciales tanto para su composición musical como para su definición política. En 1969 lanzó "Pongo en tus manos abiertas", disco que mostro una faceta aún más comprometida con la denuncia y las reivindicaciones sociales como el derecho a la vivienda y a la tierra, expresadas a través de canciones como "A desalambrar", "Juan sin tierra", "Preguntas por Pto. Montt", entre otras. Ese mismo año apoyó la candidatura de Salvador Allende a la presidencia.
En una entrevista para el programa peruano Así canta América, en julio de 1973, Víctor Jara explicaba la relación de la Nueva canción chilena con el movimiento social: "Nosotros nos hicimos como cantantes en los sindicatos, en los asentamientos campesinos, dentro de las universidades. No nos hicimos cantantes en un teatro o en un programa de televisión. Nos hicimos así".
Últimas obras de Víctor Jara
El músico abrió la década de los 70s con el álbum Canto libre, al que lo siguió El derecho de vivir en paz (1971) y La población (1972), obras culmines en su repertorio. Por esos años y con Allende como presidente el cantautor cumplía el rol de embajador cultural de la UP. Canto por travesura fue el último trabajo lanzado por Víctor Jara en vida. Este LP conto con 18 canciones entre las que destacaron "La diuca", "La fonda" y "La beata", canción que provocó más de un sobresalto en los sectores más pechoños del país.
Sus últimas presentaciones en el extranjero fueron a fines de julio de 1973, los meses próximos se abocaría a respaldar el gobierno de Salvador Allende. De hecho fue detenido en la Universidad Técnica del Estado cuando participaba de un acto donde el mandatario se dirigiría al país.
El cuerpo de Víctor fue encontrado el 19 de septiembre por vecinos de la población Santa Olga con 44 impactos de bala. Durante todos estos años su esposa Joan Turner se ha transformado en una incansable luchadora por los DD.HH. violados deliberadamente durante la dictadura cívico-militar chilena y por supuesto, por obtener ciertos grados de justicia
Hoy, a 48 años de su asesinato y luego de la revuelta del 18 de octubre, Víctor Jara ha vuelto a las calles, marchas y barricadas levantadas contra la miseria en Chile. Pese a su asesinato a manos de las FF.AA. su legado permanece vigente tanto en el folclore latino americano y nacional.
