El Frente Popular de Liberación de Saguia, el Hamra y Río de Oro, nació oficialmente el 10 de mayo de 1973, exactamente hace cincuenta años, para liberar las ex colonias españolas del Sahara Occidental y construir un Estado independiente. Lo anterior, inspirados en otros movimientos de liberación, principalmente el Frente de Liberación Nacional argelino, el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC) y el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA).

Por Joaquín Pérez

La retirada española del Sahara permitió al reino de Marruecos ocupar los territorios en 1975, desatándose a partir de ahí una larga lucha de liberación, solo interrumpido por el proceso de alto al fuego firmado en 1991 en instancias de las Naciones Unidas.

El boicot de Marruecos a cualquier avance en las negociaciones y la inacción durante años de la ONU, hicieron que treinta años más tarde el referéndum siguiera sin haberse celebrado, lo que llevó al Frente Polisario a retomar la resistencia armada en 2020.

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A pesar de que el Sáhara Occidental continúa ocupado por Marruecos, que sigue apropiándose de sus recursos, el Frente Polisario ha sido reconocido como el representante legítimo del pueblo saharaui. La República Árabe Saharaui Democrática es miembro de pleno derecho de la Unión Africana y su Gobierno es reconocido por 82 países en todo el mundo.

Todos los intentos por incorporar los territorios ocupados del Sahara Occidental a Marruecos han sido frenados por la tenaz lucha de resistencia desplegada por el Frente Polisario, tanto al interior del país como en la arena política internacional. En esa lucha ha desempeñado un papel destacado la solidaridad internacionalista de los pueblos de Latinoamérica. Actualmente, la República Árabe Saharaui Democrática tiene relaciones diplomáticas con México, Honduras, Nicaragua, Panamá, Cuba, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Uruguay.

Otros estados que, sin reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática como un Estado soberano, sí aceptan al frente Polisario como representante legítimo del pueblo saharaui, siendo el caso de la mayoría de los estados europeos.