Nueva traición de España al pueblo saharaui

Nuevamente el PSOE español traiciona al pueblo saharaui con el reconocimiento de Pedro Sánchez de la soberanía del Sahara Occidental a la monarquía de Marruecos, siguiendo el camino marcado por Donald Trump. Un nuevo gesto que agudiza una guerra en el norte de África con cientos de muertes y que parece no importarle a ningún medio de comunicación occidental.

Por Alejandro Baeza

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) nuevamente cumple con su derrotero de aliarse con la reaccionara y retrógrada monarquía de Marruecos para reconocer la propuesta que ésta realizó a Naciones Unidas de otorgar un estatus de autonomía de los territorios del Sahara Occidental que lleva décadas intentando apropiarse, como excusa para conseguir apoyo internacional en su ocupación.

Con esto, reconoce la soberanía marroquí sobre el pueblo saharaui y se transforma en el único país del mundo que toma esta posición, esto luego Estados Unidos hiciera lo propio durante el gobierno de Donald Trump, en el mismo momento que también de forma arbitraria y unilateral reconoció a Jerusalén como la capital del Estado de Israel.

Este artero paso se da en el contexto de las presiones que realiza el reino de Marruecos al permitir que ingresen al enclave español de Ceuta miles de refugiados, provocando así una crisis migratoria.

Cabe recordar que para el derecho internacional, el reino de España sigue siendo la administradora de este territorio en proceso de descolonización, por lo que es éste país el responsable de lo que ocurre con su población.

 

Un poco de contexto: El Sahara Español, la guerra de liberación nacional del pueblo saharaui y la agresión de Marruecos

El 20 de mayo de 1973, fuerzas militares españolas se ven sorprendidas por un ataque que marcó la primera experiencia de lucha guerrillera en un desierto a nivel mundial.

Unos días antes, 10 de mayo de 1973, en la localidad de Zouérate, Mauritania, un grupo de jóvenes saharauis habían fundado el Frente Polisario, un acrónimo en castellano, Frente Popular por la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, antiguas colonias españolas en el Sahara occidental africano. El Polisario era el heredero del antiguo Movimiento para la Liberación del Sahara, surgido en los años 60 quien fue prácticamente aniquilado por el ejército español tras el levantamiento de la ciudad de El Aaiún el 17 de junio de 1970.

Tras la retirada española y la invasión de Mauritania y Marruecos al ex Sahara Español, el Frente Polisario continuó la lucha contra las fuerzas de ocupación, apoyado principalmente desde Argelia. En 1975 una misión de la Naciones Unidas había reconocido al Polisario como fuerza beligerante en la zona.

Esta invasión se produce con el apoyo de Estados Unidos, al ser Marruecos un aliado de éste (hasta el día de hoy) y por la orientación comunista del Polisario.

El 27 de febrero de 1976, el Polisario proclama desde Bir Lehlu (Sahara Occidental) la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y a El Uali como su primer presidente, siendo por lo demás, el único país junto a Guinea Ecuatorial que tienen al castellano como idioma oficial en África. El 8 de junio de 1976, alrededor de 200 guerrilleros atacan Nuakchot, capital de Mauritania, después de haber recorrido más de 1000 km por el desierto, El Uali estaba entre ellos, y muere al día siguiente en la retirada.

El 5 de agosto de 1979 que Mauritania cede su parte del Sahara Occidental al Frente Polisario, pero el pacto no es reconocido por Marruecos, que invade este territorio el 11 de agosto de 1979. A raíz de este hecho la ONU aprueba una resolución en la que reconoce al Frente Polisario como el legítimo representante del pueblo saharaui, mientras que considera a Marruecos como una potencia ocupante.

A partir de 1981 Marruecos desarrolla la estrategia militar de construir una serie de ocho muros en el desierto, con una longitud de más de 2000 km, sembrado millones de minas antipersonales que impiden la movilidad de los guerrilleros saharauis, cortando el territorio, pero que no logran detener al Polisario hasta el 6 de septiembre de 1991, año en que Marruecos y el Frente aceptan un alto al fuego, mientras una Misión de Naciones Unidas para el referendo en el Sahara Occidental (MINURSO) se convierte en el organismo encargado de velar por la paz y preparar la consulta, cuya celebración se preveía para 1992 y que hasta el día de hoy no ha realizado.

La RASD es miembro fundador de la Unión Africana, es reconocido como Estado soberano por 85 países del mundo, la mayoría africanos, algunos latinoamericanos como Cuba, Panamá, México, Nicaragua, Bolivia, Uruguay y Venezuela.

Una reactivación del conflicto se ocurrió en noviembre de 2020, cuando unidades militares marroquíes dispararon contra manifestantes saharahuis cuando protestaban y bloqueaban el paso por una vía comercial del paso fronterizo de Guerguerat. A raíz de este hecho, el Frente Polisario declara roto el alto el fuego pactado en 1991 y el inicio de «una nueva guerra total en la región», guerra que se mantiene hasta el día de hoy.

 

Pedro Sánchez y la nueva traición

El viernes pasado Pedro Sánchez realizó un arbitrario cambio en la posición del Estado español en este conflicto, señalando en uno comunicado que «España considera que la iniciativa de autonomía es la base más seria, realista y creíble para solucionar el conflicto entre Marruecos y la RASD, adoptando así las exigencias de Rabat de que el Sáhara Occidental se convierta en una región autónoma dentro de Marruecos».

Hasta ahora la potencia colonial del territorio había respaldado las determinaciones de la ONU para la realización del referéndum, postergado por 30 décadas mientras Marruecos intenta cambiar la configuración demográfica en la zona para acomodar un resultado favorable a su postura.

Esta decisión del PSOE ha sido criticada por gran parte de la prensa ibérica y ha causado molestia tanto en sus aliados de Unidas Podemos, como en la oposición del PP, que teme que el aliado más importante de la RASD en la zona, Argelia, deje de venderle gas, lo que complicaría aún más su situación energética a raíz de las sanciones contra Rusia por su invasión a Ucrania.

Por su parte, el vocero de la Organización de Naciones Unidas, Stephane Dujarric, fue enfático en señalar que el conflicto del Sahara Occidental debe solucionarse con un compromiso pleno de las partes con el proceso político facilitado por la ONU en el marco del derecho internacional que implica la libre determinación del pueblo saharaui.

No obstante, esta movida de Sánchez se suma una ignominiosa lista de traiciones por parte del reino de España al pueblo saharaui, la primera de ellas fue la entrega del territorio por medio de un acuerdo pactado por los reyes Juan Carlos I de España y Hasán II de Marruecos.

La segunda fue el giro que realizó el también socialista Felipe González, que tras la muerte de Franco en 1976 fue hasta la RASD y en un discurso señaló que «nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final», sin embargo, González como presidente decidió respaldar a la posición de la OTAN (a la que España acababa de unirse) y tuvo un giro radical en su postura, pasando a apoyar la ocupación de Marruecos al ser éste aliado de Estados Unidos, manteniendo desde entonces muy buenas relaciones con la monarquía marroquí, hasta el punto de haberse construido una mansión avaluada en 2,5 millones de euros en la playa Jbila, en la ciudad marroquí de Tánger, colindante con el balneario personal del Rey Mohhamed VI y el palacio de veraneo de la familia real de Arabia Saudita en el mediterráneo.

Aunque claro, la traición más importante de España es el haber dejado a su suerte a cientos de miles de personas que el mismo Estado consideraba como ciudadanos españoles, desentenderse de las obligaciones que les impone el derecho internacional y el compromiso ético con los derechos humanos y la democracia, y por su puesto, no hacer todo lo que esté a su alcance para realizar aquel postergado plebiscito de manera justa y sin intervención marroquí,  garantizando al fin la soberanía de un pueblo que tiene derecho a existir.

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