La maniobra se realizó sin respetar el protocolo de procedimientos generales de rescate de especies acuáticas protegidas, ni efectuar la necropsia correspondiente para determinar la causa de muerte del cetáceo, siendo enviado el ejemplar al ya saturado vertedero municipal de desechos domiciliarios de Puerto Natales. Durante este proceso, observadores pudieron apreciar lesiones en el cadáver, tal como el cercenamiento de parte de su aleta caudal, lo que avalaría la hipótesis de haber sido colisionado por una embarcación industrial en área salmonera, cuyo número y tráfico se incrementa sin control gubernamental por los fiordos y canales interiores de la Patagonia.
Por Patricio Melillanca y Juan Carlos Cárdenas
El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) de la Región de Magallanes, junto al personal del Grupo Empresarial Skorpios Patagonia, extrajeron el 29 de abril pasado el cadáver de un ejemplar macho juvenil de ballena Sei (Balaenoptera borealis), hallado bajo el muelle de carga y servicios que utiliza la industria salmonera en Natales.
De acuerdo a los antecedentes recogidos, la maniobra se realizó sin respetar el protocolo de procedimientos generales de rescate de especies acuáticas protegidas, ni efectuar la necropsia correspondiente para determinar la causa de muerte del cetáceo, siendo enviado de manera exprés la carcasa del ejemplar al ya saturado vertedero municipal de desechos domiciliarios.
Cabe destacar que es la Municipalidad de Natales la encargada legal de decidir qué hacer con las carcasas de los animales muertos, y no el Sernapesca regional.
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Durante este proceso fue posible apreciar lesiones en el cadáver, como el cercenamiento de parte de su aleta caudal, lo cual avalaría la hipótesis de haber sido colisionado por una embarcación industrial, cuyo número y tráfico se incrementa sin control gubernamental por los fiordos y canales interiores de la Patagonia.
De acuerdo a lo informado, Sernapesca regional justificó el rápido envío del cuerpo de la ballena al vertedero municipal argumentando razones sanitarias ("avanzado estado de descomposición") y logística, ya que al estar bajo el muelle, "imposibilitaba realizar algún tipo de estudio en el ejemplar" (1). Diversos observadores refutan que existiera un avanzado estado de descomposición que impidiera realizar la necropsia y obtener información y muestras complementarias.
La Asamblea Ciudadana de Última Esperanza denunció esta anómala situación, mientras las Comunidades Kawésqar por la Defensa del Mar dirigieron una carta abierta a la delegada presidencial Romina Álvarez, a la alcaldesa de Última Esperanza, Antonieta Oyarzo, y a Esteban Ávila, capitán de puerto, indicando que "la decisión de que fuera llevada al vertedero representa una ofensa al espíritu de este gran animal (Apala, en idioma Kawesqar), y a la memoria de nuestro territorio. No hubo ni siquiera una investigación sobre las causas de su muerte, y claramente a estas alturas será imposible saber qué causó su deceso".
El cuestionado procedimiento gubernamental evidencia un preocupante abandono de deberes de los entes fiscalizadores regionales, y su sumisión a los intereses de los sectores empresariales navieros y salmoneros, quienes imponen sus reglas e intereses económicos en la Patagonia por sobre las normativas sanitarias y ambientales vigentes. La expedita eliminación del cadáver del cetáceo habría respondido tanto a la presión empresarial para que no se entorpecieran las operaciones navieras en su muelle, como para obviar la aplicación de la normativa y procedimientos establecidos para determinar la causa y responsables de su muerte, evitando así posteriores complicaciones comerciales, políticas y legales.
Marketing comunicacional
Debido a la creciente presión pública en las redes sociales, Sernapesca de Magallanes debió realizar una acción comunicacional de "control de daño". Para ello, retornó cinco días después al vertedero municipal, junto a un equipo del Museo de Historia Natural de Río Seco, para obtener registros morfométricos y realizar una necropsia parcial de la carcasa del ejemplar.
Para desviar la atención política y pública sobre el no cumplimiento del procedimiento normativo establecido, el ente fiscalizador realizó dos anuncios efectistas: la donación del esqueleto de la ballena Sei al Museo de Historia Natural de Río Seco, y señalar su disponibilidad para coordinar con las comunidades Kawesqar la realización de una ceremonia similar a la efectuada en abril del 2021, donde una comunidad de pueblo originario realizó una rogativa previa al entierro de una ballena azul en el sector de Chumildén, Región de Los Lagos. En este anuncio se evitó señalar que dicho ejemplar juvenil de ballena azul también había muerto colisionado por una nave de transporte industrial.
Transparentar las mortalidades de ballenas
En las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes opera una flota de hasta 729 grandes naves industriales vinculadas a la industria salmonera, la que representa el 83% de la flota total que navega en estas regiones (4). La sobreposición entre el intenso y desregulado tráfico naviero con las áreas de alimentación y rutas migratorias de las diversas poblaciones de ballenas, constituye la mayor amenaza para la conservación de estos mamíferos marinos en el sur de Chile. E
n la última década investigadores han registrado al menos 40 ballenas muertas o heridas por interacciones con embarcaciones. Esta cifra es la "punta del iceberg", al estar subestimada, ya que la mayoría de las colisiones no son declaradas, muchos de los cetáceos muertos por el impacto se hunden, se pierden mar adentro, o mueren con posterioridad.
Según el médico veterinario Frederick Toro -quien analizó casos documentados de varamientos de ballenas y delfines entre 1968 y 2020-, estos han aumentado en los últimos años, existiendo un promedio de siete varamientos anuales, una de las cifras más altas a nivel global.
Ejemplificando lo anterior, durante la última semana de abril del 2022 se registraron tres muertes de grandes ballenas por causas antrópicas: el 26 de abril, una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) fue encontrada flotando en un sistema experimental de cuelgas de piure en caleta Huiro, Región de Los Ríos, sin que se estableciera la causa de muerte; el 27 de abril, varó una ballena de Bryde (Balaenoptera brydei) en el sector de Mantagua, Región de Valparaíso; y el 28 de abril varó la ballena Sei en el muelle del Grupo Skorpios en Puerto Natales, debido a una colisión con una embarcación (5), (6).
Ha llamado la atención de los investigadores que, en los casos de caleta Huiro y del muelle de Puerto Natales, los Sernapesca regionales no hayan implementado los protocolos para determinar las causas de muerte, a pesar de contar con los equipos de respuesta. Dado el creciente número de casos de varamientos de cetáceos generados por acciones humanas (antrópicas), es de suma importancia conocer las causas de muerte de cada uno de los individuos.
El caso de varamiento en Puerto Natales constituye la segunda muerte de una ballena Sei asociada a la industria del salmón. En mayo del 2020, las redes sociales denunciaron el enmallamiento de un ejemplar en el centro de cultivo Matilde 3, perteneciente a la empresa de capitales chinos Australis Seafood, ubicada en isla Matilde, Puerto Aysén. Este fue el primer registró oficial de una interacción letal entre un centro salmonero y grandes cetáceos en aguas chilenas. Con anterioridad, en el 2019, había sido denunciado en la misma región el enmallamiento de una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), la que pudo ser liberada por el personal del centro salmonero.
La responsabilidad del mercado
La muerte del ejemplar de ballena Sei colisionada por una nave de transporte industrial en aguas de la Patagonia chilena deja en evidencia la falsedad de la campaña de marketing salmonero "Alimento saludable y respetuoso del medio ambiente", destinada a los consumidores norteamericanos.
Por ello se ha solicitado al Sernapesca Magallanes y a la Capitanía de Puerto Natales, información sobre qué institución ordenó el levantamiento y posterior envío del cadáver de ballena Sei al vertedero municipal, sin que se aplicaran los protocolos establecidos, y conocer si, como entes fiscalizadores, han realizado alguna denuncia u otra acción legal.
A su vez, es necesario que Sernapesca haga públicos los resultados de los monitoreos realizados sobre los impactos de las instalaciones y actividades directas e indirectas de la industria pesquera y acuícola sobre las poblaciones de mamíferos marinos y sus ecosistemas asociados, ya que a la fecha no se cuenta con información oficial respecto a dichas interacciones, a pesar de que transparentar tal información es parte de las exigencias estipuladas en el Acta de Protección de Mamíferos Marinos de Estados Unidos (1972).
Esta legislación señala que el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos puede prohibir la importación de pescados o productos capturados con tecnología pesquera comercial provenientes de países cuyas producciones impliquen lesiones graves, o la muerte incidental de mamíferos marinos, superiores a los estándares norteamericanos.
Las autoridades y consumidores de los Estados Unidos, como principal mercado de destino de las exportaciones chilenas de salmónidos, tienen una responsabilidad clave para lograr que el Gobierno chileno detenga la destructiva expansión de estos monocultivos industriales, basados en especies de peces carnívoros introducidos desde el hemisferio norte a las prístinas aguas australes del Pacífico Suroriental.
El Centro Ecocéanos y el Centro de Conservación Cetácea están solicitando la aplicación de la denominada "Regla de Importación" (2017) al mercado norteamericano, para que se requiera al Gobierno de Chile demostrar que las producciones de salmón atlántico, salmón coho y trucha arcoíris, provenientes de los centros de cultivo y engorda ubicados en la Patagonia chilena sur, no violan los estándares del Acta de Protección de Mamíferos Marinos US.