[resumen.cl] Más de 340 municiones de armamento de las policías y Fuerzas Armadas se encuentran perdidas en los últimos dos años. El desglose de cifras permite establecer que Carabineros de Chile y el Ejército lideran esta irregularidad con 195 y 112 municiones perdidas, respectivamente.
A fines de junio se informó que la Policía de Investigaciones contaba con 56 armas que daban como extraviadas o robadas entre 2019 y 2021, cuya cifra podría aumentar a 79. La noticia volvió a colocar en la palestra la irregular situación respecto al manejo de armas al interior de las instituciones policiales y militares del país, respecto del destino al cual podrían ir dirigidas, como lo es su adquisición por bandas de narcotráfico.
En este contexto, un nuevo antecedente se dio a conocer esta mañana mediante un reportaje de RBB, donde se señala la cantidad de municiones que instituciones policiales y de las Fuerzas Armadas de Chile han dado por perdidas en apenas dos años, siendo más de 340 en al menos 30 casos catalogados como robos o extravíos.
El desglose de la cifra es liderada por Carabineros de Chile quienes, en los últimos dos años, han acumulado 195 municiones perdidas y cuyo calibre, mayoritariamente, es de .38 y 9 mm, representándose en 15 casos.
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La lista es seguida por el Ejército de Chile con 8 casos que contemplan 112 municiones con paradero desconocido, las cuales son de tiro de escopeta como también fogueo. Ante esta situación, llama la atención que no existe denuncia ante la Fiscalía Militar pese a la gravedad de la situación, considerando incluso que los altos mandos se encuentran informados.
Por su parte, la Policía de Investigaciones solo dio a conocer que cuenta con 7 casos de pérdida de municiones, pero omitió dar respuesta sobre la cantidad concreta extraviada.
Reglón seguido, la Fuerza Aérea de Chile cuenta con 33 municiones de guerra y 2 municiones de salva extraviadas, mientras que desde la Armada se negaron a enviar información solicitada vía transparencia.
La información permite colocar nuevamente énfasis en la bajísima regulación responsable de las propias fuerzas policiales y armadas del país en el manejo de armamento, cuyo paradero desconocido no ha abierto mayores investigaciones que den cuenta de su paradero previo a su uso en contextos como, por ejemplo, enfrentamientos entre bandas de narcotráfico.