[resumen.cl] Pese a ser uno de los países con mayor población pertenecientes a pueblos originarios de toda Sudamérica, la oligarquía peruana sigue siendo terriblemente racista. Un saludo en quechua en el Congreso provocó la furia de congresistas de derecha la semana pasada, instalando un acalorado debate en la sociedad peruana.
El quechua no sólo era la lengua de mayor difusión en Sudamérica antes de la conquista española, sino que además era la lengua franca en la región, varios vocablos de ésta están presentes en otras lenguas originarias del continente como en el aymara, arawak, guaraní, mapudungun y otras. Un símil a lo que fue el latín en Europa durante la época del imperio romano.
Hasta el día de hoy, a pesar de los siglos de dominio colonial, el quechua es hablado en la zona andina de Sudamérica por cerca de 10 millones de personas; desde Colombia y Ecuador por el norte, pasando por Perú y Bolivia, hasta bolsones lingüísticos que aún persisten en el norte argentino (Jujuy, Salta, Santiago del Estero) y Chile (alto Loa). Solo en Perú hay 3.799.780 hablantes, según censo lingüístico de 2017, preferentemente en la zona andina del país.
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Perú acaba de cumplir 200 años como república, sin embargo, la independencia en Perú fue algo que llegó desde norte con Bolívar y desde el sur con San Martín, y la oligarquía limeña que siguió dominando el país fue siempre colonialista y el sesgo racista ha predominado en la sociedad peruana hasta el día de hoy como se pudo ver en el discurso del premier (jefe de gabinete) del nuevo gobierno, durante la validación por parte del Congreso de los ministros del nuevo gobierno de Pedro Castillo.
El gesto racista y discriminador de los congresistas peruanos, al cual podríamos calificar de grosero, insolente y vergonzoso, no sólo no da cuenta de la actual realidad del país (en las últimas elecciones se impuso un candidato de la Sierra Peruana, por sobre la candidata de la oligarquía limeña), sino que incluso es ilegal.
Ya desde el año 1972, durante el gobierno del Velasco Alvarado, el mismo que desarrolló el primer e incipiente proceso de reforma agraria en el Perú, se dieron los primeros reconocimientos legales a la lengua quechua, iniciando incluso un pionero programa educación bilingüe.
Tres años más tarde (1975) surge el primer Decreto Ley (N° 21115) de oficialización del quechua, diez años después Perú reconoce en forma oficial el Alfabeto Unificado Quechua, por resolución Ministerial (N.º 1218-85).
En 1993 revalida el convenio 169 de la OIT, instruyendo a partir de ese momento una Unidad Nacional de Educación Bilingúe Intercultural (UNEBI). El 2003 el propio Congreso del Perú aprueba la Ley de Lenguas, que reconoce los derechos de los idiomas originarios.
El año 2011 el Estado peruano crea una ley relativa al uso, preservación, desarrollo y fomento del quechua (N.º 29735), a partir del cual se implementaran una serie de políticas públicas que obligan en la región del Cusco a todos los centros de salud a prestar servicios en esta lengua.
Lo ocurrido la semana pasada en el Congreso peruano, cuando la presidenta de la mesa directiva, la derechista Maricarmen Alva, cortó el discurso de presentación del primer ministro Guido Bellido, que inició su intervención en aimara y en quechua, dos de las lenguas nativas más vivas de un país donde se hablan 48 lenguas originarias, mientras se escuchaban gritos e insultos de parte de otros congresistas, es una vergüenza para el Perú que desnuda la realidad de no sólo de la oligarquía peruana, sino de otras más de la región, su apego al pasado colonial y su condición de sometidos a la metrópolis de turno que se les ponga enfrente.
Luego de la interrupción de Alva, el primer ministro Guido Bellido señaló: «Señora presidenta y señores vicepresidentes, esto es una muestra de que aún todavía nuestro país no ha entendido que hay pueblos profundos que tienen cultura, que tienen idioma (...). Cuando nosotros no hablamos el quechua y nuestros hermanos no hablan castellano y sólo hablan el quechua, estamos prácticamente dejándolos de lado. Ustedes, el día de hoy, han sentido como muchos que sólo hablan quechua y no hablan castellano. Lo único que hemos hecho es saludarle en aimara, en quechua, y ahora pasaremos a intervenir en castellano», respondió Bellido.
Un episodio similar ya se había vivido el año 2006 cuando la entonces congresista cusqueña María Sumire (2006-2011) fue víctima de discriminación lingüística al ser obligada a jurar a su cargo en castellano.