[resumen.cl] En 1993 agentes de la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros asesinaron a Norma Vergara Cáceres tras una redada a una escuadra de las Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro (FRPL). A 28 años del hecho, la conocida como «Chiquitita ojos de luna» perdura en la memoria del pueblo.
Lejos de lo que se ha buscado obviar, durante la postdictadura chilena han existido diversos casos de violencia policial y políticas dirigidas a la desarticulación de grupos que impulsan modificaciones estructurales al modelo heredado de la dictadura cívico-militar.
Durante los primeros años de la Concertación, bajo el gobierno liderado por Patricio Aylwin, la «inestabilidad de la democracia» formó parte de los argumentos para desplegar una batería de operaciones cuya expresión se materializó en persecuciones, encarcelamiento y asesinatos.
Tal fue el caso de Norma Vergara Cáceres, militante del Movimiento Juvenil Lautaro (MJL) que fue asesinada por agentes de la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros (Dipolcar) en una operación realizada contra una escuadra de las Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro (FRPL) el 26 de marzo de 1993.
Conocida como la «Chiquitita ojos de luna», Norma Vergara tenía 27 años cuando fue asesinada por los efectivos policiales en las inmediaciones de San Diego con Victoria, tras recibir un disparo en su pecho.
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Tras su activa participación en la resistencia a la dictadura cívico-militar, Vergara formó parte de ese grupo de personas que impulsó la lucha por la libertad de las y los presos políticos durante los primeros años de la Concertación.
A 28 años de su asesinato a manos de los efectivos policiales, en un contexto de focalizada represión y violencia estatal, Norma continúa en la memoria de un pueblo que se niega a olvidar.