[resumen.cl] El 2 de mayo de 2016 comenzó una serie de masivas protestas que serían denominadas posteriormente como el «mayo chilote». Este estallido social local fue producto de una marea roja que afectó las costas del archipiélago e hizo rechazar el impacto socioambiental de la actividad extractivista de la salmonicultura que transformó a Chiloé en una «Zona de Sacrificio».
Fueron alrededor de tres semanas de movilizaciones las que marcaron mayo de 2016 en las distintas comunidades de casi todas las islas del archipiélago de Chiloé. Lo que partió a raíz de una tremenda marea roja, se transformó en manifestaciones contra la industria salmonera y la depredación socioambiental, así como a las políticas neoliberales en general que se tradujeron una postergación del territorio.
Un periodo no solamente marcado por las protestas, cortes de camino y enfrentamientos con las Fuerzas Especiales de Carabineros, sino también de organización, formación de tejido social y empoderamiento popular del territorio, una gran experiencia de aprendizaje para lo que sería octubre de 2019.
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Profesores, estudiantes, pescadores artesanales, funcionarios de la salud y la población en general ocupó masivamente las calles y lograron instalar la idea que Chiloé se había transformado en una Zona de Sacrificio.
Si bien en algunos grupos se instaló la idea que esta marea roja se produjo por un vertimiento de material orgánico en las cosas, ésta se produjo en realidad por décadas de sobrexplotación de las granjas de salmones que ya venía siendo cuestionada a nivel internacional.
Los pescadores se tomaron accesos en las 10 comunas de la isla grande mientras aumentaban los petitorios. Luego de 18 días de intensas movilizaciones, comienza la división interna y la negociación en paralelo para los distintos grupos, que terminaron por quebrar el movimiento, una de las especialidades de la Concertación (o para entonces Nueva Mayoría) para quebrar movimientos sociales.
Sin embargo, no todo fue derrota. La experiencia aprendida fue de vital importancia, pues el tejido social rápidamente se activó para el Estallido Social, esta vez a nivel nacional, a partir de octubre de 2019, donde se hizo ocupación del territorio, las asambleas barriales, se activaron las ollas comunes, se sabía qué caminos cortar, cómo enfrentarse a la represión, la ayuda mutua y un largo etcétera.
Asimismo, durante el proceso constituyente se ha construido una serie de demandas y propuestas vinculadas al territorio, que probablemente puedan entrar a la Convención Constitucional.