Ella es Cristina es reseñada como una película de una mujer sobre los 30 años que se pelea con su mejor amiga en un momento de crisis, pero en realidad debería ser reseñada o incluso titulada como Ellos son los innombrables, hombres sobre los 30 años haciendo una manifestación de su ego y de su nula capacidad para la empatía. Ella es Cristina es dirigida, por cierto, por un hombre.
Daniela Paz / resumen.cl
Está en blanco y negro, y su trama hace recordar un poco a Frances Ha, del director Noah Baumbach (quien dirigió Historia de un matrimonio, ¡qué grande esa!). Y está rodada en el Santiago cool y hipster, el Sanhattan (Frances Ha en New York). Cristina es dibujante, recientemente separada de otro dibujante interpretado por Néstor Cantillana, personaje que incluso recuerda al de Adam Driver en Frances Ha. ¿Es esto acaso la adaptación de ese film? ¿O la copia marca chancho? En realidad ninguna de las anteriores, pero sí se parecen, y ambas son entretenidas.
Cristina (Mariana Derderián) tiene una mejor amiga, Susana, interpretada por la comediante Paloma Salas, se nota que se quieren y se apoyan, pero en un episodio con el ser humano número 1 (Néstor Cantillana), se pelean. Desde ahí en adelante, la película las muestra a ambas en esa búsqueda que parece una tónica de las mujeres en los treintas, de encontrar las personas, las actividades, las misiones que den algo de "sentido" e "inspiración" en la vida. Mientras tanto aparecen en escena ser humano número 2 (interpretado por Roberto Farías), nuevo pinche de Cristina, y ser humano número 3 (Alejandro Goic), el padre de Susana. Es aquí cuando yo, una mujer en sus treintas, se pregunta ¿en serio, pero en serio, tan perdidas/necesitadas nos sentimos las mujeres que les creemos a semejantes seres humanos? o.... espera un segundo ¿es esto una vez más la representación cultural de la mujer que tanto gusta mostrar (principalmente por directores y guionistas hombres) y que tanto aprendimos a consumir? Me hace recordar la olvidable teleserie Soltera otra vez, cuyo personaje principal también se llama Cristina, y que deambulaba entre diferentes "pasteles" (sobran pasteles faltan bombones era el slogan de la teleserie). Ambas, representaciones de mujeres un tanto inseguras, un tanto infantiles e ingenuas, dispuestas a soportar situaciones absurdas e irrespetuosas sin hacer mayor ruido.
A estas alturas, la película entretiene y hace reír (aunque, qué subjetivo es el humor ¿no? Pero a los seguidores del stand-up de seguro les va a parecer graciosa). Los personajes están bien caricaturizados y exageran esos rasgos que debemos confrontar. Otro punto a favor es la música, aunque como fan de la canción 2022 de Fother Muckers y de Alex Andwandter, mi opinión es demasiado parcial.
La película remata de una manera digna. Punto. Es un final que transmite cariño, amor y sororidad, pero directores de cine, de eso tenemos harto. Lo que no tenemos son finales de mujeres que confrontan y que sacan la voz, que no temen y no se reprimen en expresar lo que realmente sienten. Guionistas y directores de cine, creo que podrían darse unas vacaciones y observar lo que las mujeres realmente somos y demandamos. En estos momentos, la mejor contribución que pueden hacer como realizadores es instalar personajes femeninos que retraten y refuercen la autonomía y no la sumisión ni el machismo.