Cine| Entre combos, balazos y patadas: la revolución de “John Wick”

Por años, especialmente en los 80 y 90′, el Cine de Acción se tomó la conciencia colectiva de quienes disfrutaban de las explosiones, disparos, persecuciones y balazos por doquier. Duro de matar, Arma mortal, Mentiras Verdaderas, y Rambo entre otras decenas de películas, tuvieron un público cautivo durante un largo tiempo. Incluso en los 2000 en nuestro país, hay quienes crecimos viendo en franjas como «Best Seller» de TVN estas cintas, volviendo a revivir las historias de Steven Seagal, Schwarzenegger o Bruce Willis.

Diego Rodríguez Urra / resumen.cl

Eso sí, en los últimos 20 años la fórmula se había agotado. Ya era más difícil convencer al público con sus héroes intactos tras cada escena, con sus finales predecibles, las patrullas en una última toma, mientras la cámara se aleja con el protagonista y «su chica» abrazados en la parte trasera de una ambulancia, que le cura el único rasguño en el brazo; nada vital obviamente. Hubo intentos de algunas cintas por darle aire fresco al género, aunque terminaron siendo intentos infructuosos a pesar de la buena factura de sus entregas. Una de ellas es El transportador, protagonizada por un joven Jason Statham, que daba un salto en su carrera debido a esta saga, y que a la postre significaría su consolidación como héroe de acción. Esta, por su producción francesa -liderada por el gran Luc Besson-, tenía un tono distinto a lo que estábamos viendo en Hollywood, aunque esto no alcanzara para generar una revolución de dicho cine.

La llegada de John Wick

Sin embargo, un filme da un quiebre que resucita al género, y demuestra al público que la renovación ha comenzado con John Wick 2, dirigida por Chad Stahelski y protagonizada por el gran Keanu Reeves, del año 2017. Quienes vieron la primera entrega del 2014, pueden pensar que no se podía hacer más con la trama, que ya le habían matado a su perro, y que asesinó a todos los villanos posibles, pero la acción no se detiene ahí y John va por más. Los creadores, forman un universo tan propio, donde la violencia aumenta y tiene cabida un mundo subalterno de asesinos a sueldo, que tienen su propio dinero y sus propias redes. También las escenas de disputa sufren cambios respecto a la primera de la saga, ya que las tomas se estilizan, los golpes se toman de manera más amplia para darle credibilidad a las peleas con estas agresivas coreografías, que dan a notar que Keanu es quien las realiza. Sin duda no es un metraje con complejidades de guión, que es una característica del género, pero es muy entretenida a la vista.

Y lo que provoca el cambio es eso, el tener peleas reales, en donde no hay censura ni atajos para matar a cada rival. Un lápiz enterrado en un ojo es tan válido como un balazo en la sien o un cuello quebrado. También la atmósfera, en la que oscurece el ambiente, dando la sensación de que la ciudad o el mundo les pertenece, que mientras cae la noche se libran las peleas más brutales. A la llegada de la tercera película de esta saga de John Wick, parecía más aún que la fórmula se gastaría tal como lo hizo alguna vez sucedió con Duro de Matar o con Rápido y furioso, pero Chad Stahelski toma la idea y la exprime con toda confianza.

El ejemplo más claro de lo que se ha dicho, es analizar la actualidad de la carrera de Keanu Reeves, que tomó un vuelo inusitado, teniendo apariciones en juegos como Cyberpunk 2077, películas animadas como Toy Story 4 o Bob Esponja e incluso siendo buscado y codiciado por las compañías de comic que lideran las taquillas hoy en día, como lo son Marvel y Dc Comics, para personificar a algún superhéroe en la pantalla grande. Él mismo es parte vital de la fuerza de estas películas, por las demostraciones públicas de humildad y amabilidad, que provoca en el público un apoyo a sus apariciones, incluso a pesar de lo invencible de su personaje, mostrándose vulnerable en cada secuencia. En síntesis, ver lo que hoy representa para el mundo es mérito de la saga.

Si en los años 80' el cine de acción se vio beneficiado por la aparición masiva de cintas de artes marciales, lideradas por Bruce Lee en la década anterior, hoy en día vuelve a ser el cine asiático el que rescata a Hollywood, o si queremos plantearlo de manera distinta, es Hollywood el que se apropia de la frescura que ofrece Indonesia y en especial Corea del Sur, más aún con al auge de este último en el ámbito cultural sobre occidente. La redada es una de esas películas que muestran a los orientales trabajar en los aspectos ocupados hoy por los norteamericanos, sobretodo en el tema de la toma amplia y la violencia explícita. Si la fantasía, la aventura y el cine de superhéroes agarraron la posta de la popularidad en las últimas dos décadas, el Género de acción viene a reclamar el trono que ostentó antaño.

El riesgo está en ocupar los lugares comunes del cine de acción, y reconstruirlos en un mejor producto, no explotándolo sino que usándolos, ya que en nuestra película en análisis, están todos los elementos de la acción, pero los parodia de tal manera que el espectador ríe y disfruta de la exacerbación expresada. Una noche para sobrevivir con Liam Nesson, Baby el aprendiz del crimen, Noche de Venganza con Jamie Foxx o incluso Kingsman, son solo algunos ejemplos de que cuando se toman elementos que el 2014 John Wick presentó, se pueden volver a llenar salas y/o cumplir expectativas.

john wick

Afiche de John Wick

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