[resumen.cl] La segunda vuelta para la gobernación regional dio por ganador en el Biobío a Rodrigo Díaz. Sin embargo, uno de los elementos más destacables es la tremendamente baja participación, pues solamente participó un 13,5% del padrón total habilitado para votar en la región (vs un 41,23% en primera vuelta), de estos el 71,39% fueron para Díaz y 28,61% para Weisse, así como 1,42% nulos y 0,5% blancos.
Un Sui Generis escenario se vivió en la región del Biobío, pues mientras la derecha política sufría una de sus mayores derrotas históricas el pasado 15 y 16 de mayo, en la región fueron las dos opciones más a la derecha de la papeleta, Flor Wisse y Rodrigo Díaz, quienes pasaron al balotaje, en una elección en que la izquierda local fue dividida en al menos 3 (o 4 si el concepto es más laxo) candidaturas.
Con una apoyo transversal de prácticamente toda la clase política, Rodrigo Díaz se impuso el día de hoy con el 71,39% de los votos contra el 28,61% de la representante de la UDI, en un escenario caracterizado por la muy escaza participación, la que llegó apenas al 13,5%, el número más bajo en la región.
Esta segunda vuelta representa una disminución en cerca de 370 mil votos, lo que demuestra el poco interés de la población en este cargo con tan escaso poder político, que vio este proceso -pese a la sobrecobertura mediática- como parte del ciclo político que se acaba.
¿Quién es Rodrigo Díaz?
Díaz inició su carrera política -como militante del ala más a la derecha de la DC- en la gobernación provincial de Concepción en 2004, para luego asumir como Seremi de Gobierno en 2007.
El segundo gobierno de Michelle Bachelet lo designó como intendente del Biobío. Su gestión en ese cargo se caracterizó, entre otras cosas, por su apoyo incondicional en cada votación a grandes proyectos de intervención energética de tremendos impactos socioambientales y que generaban el rechazo de la población de los territorios donde pretendían ser instalados, como el controvertido «Proyecto Octopus», que incluía plantas de gas en la Bahía de Concepción (GNL Talcahuano y GNL Penco-Lirquén, así como la planta termoeléctrica «El Campesino» en la rural comuna de Bulnes).
Asimismo, apoyó la instalación de los proyectos de minería de biolantánidos en Penco, de gigantescos costos socioambientales, intervino a favor de la instalación del embalse Punilla y la central «Hidroñuble» en el Río ‘uble, proyectos rechazados por la comunidad que se tradujo en varios viajes a Concepción para denunciar colusión entre el entonces intendente y el empresariado, y luego pasó a trabajar en la sanitaria privada Essbio.
Díaz quebró por la derecha con la Democracia Cristiana y así lo denunciaron incluso desde su expartido por los vínculos empresariales de éste con el entonces vicepresidente de Evópoli, Javier Álvarez, pues el exintendente trabajaba al momento de anunciar su candidatura de gobernador como gerente de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Buses Hualpén, empresa propiedad de la familia de Álvarez.
Incluso el mismo Felipe Kast, fundador de Evópoli, lo barajó públicamente como una posibilidad de candidatura a la gobernación del Biobío, sin embargo, Díaz fue lo bastante hábil como para darse cuenta la importancia de la palabra «independiente» en el nuevo ciclo político abierto tras el Estallido Social y decidió no militar.
Es así que históricos DC locales como el fracasado aspirante al sillón regional Eric Aedo y el exintendente y exministro de Educación, Martín Zilic, calificaron durante la campaña directamente a Díaz como un candidato de derecha, sin embargo, para esta segunda vuelta toda la ex Concertación y el Partido Comunista decidieron brindarle su apoyo, incluso sectores del oficialismo, por lo que prácticamente tenía el apoyo de toda la clase política, lo que se vio reflejado en su votación.