[resumen.cl] Dos días fueron los establecidos para la paralización y Jornada de Protesta Nacional de julio de 1986 contribuyendo enormemente al término de la dictadura. Sin embargo, no solo las expresiones del pueblo marcaron la jornada, sino que también episodios cruentos como el Caso Quemados.
Iniciadas en 1983 las Jornadas de Protesta Nacional fueron parte de las diversas expresiones de resistencia a la dictadura cívico-militar donde el país se levantó explícitamente contra el régimen.
Y es que cada espacio y persona contribuyó según sus formas a la materialización de la resistencia. Desde la población, el lugar de estudio, el trabajo y la intervención en los espacios como plazas del país el pueblo comenzó a gritar cada vez más fuerte el conocido cántico de «¡Y va a caer!».
En este contexto, fue que una amplia convocatoria se realizó para el 2 y 3 de julio de 1986 llamando a la paralización general y la realización de una Jornada de Protesta Nacional en lo que se ha planteado desde diversas veredas como «el año decisivo contra la dictadura».
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De esta forma la centralidad estaría en lo presentado en el documento conocido como la «Demanda de Chile». Con un total de siete apartados, la exigencia de la democracia se tornó central previo y durante la jornada.
De esta formas, las exigencias se extendía a planos tales como la garantización de una vida digna, el restablecimiento del Estado de Derecho, el respeto de los derechos humanos e incluso una educación y cultura pluralista.
Las manifestaciones contaron con una importante cantidad de modos de protesta. A modo de ejemplo, la Asamblea de la Civilidad realizó un instructivo dirigido hacia la «desobediencia civil» previo a la fecha, conllevando la agitación necesaria para que la Jornada cumpliera con los objetivos.
Así, la masividad e intensidad de las acciones contribuyeron al avance de la resistencia contra la dictadura, además de romper el cerco permanente que secuestró a Chile durante 17 años de régimen.
En términos de movilización, indica un reportaje de Sputnik, «la movilización paralizó el 80% de los trabajadores textiles, el 85% del cuero y calzado, el 95% del comercio detallista, el 80% de los médicos y profesores, además al 70% de la locomoción colectiva y el 80% de los escolares. El paro logró un 60% de apoyo en Arica, un 80% en Antofagasta en el norte de Chile, el 90% en Valparaíso en la zona centro y el 100% en Temuco y Punta Arenas, al sur del país».
Caso Quemados
Ante la movilización del pueblo la represión no se tardó en mostrar durante la jornada del 2 y de julio, siendo unl de los episodios más cruentos y recordados el del Caso Quemados.
Fue la madrugada del 2 de julio cuando el fotógrafo Rodrigo Rojas de Negri se encontraba dando cobertura a una acción que pretendía levantar una barricada en la comuna de Estación Central de Santiago en la cual participaba Carmen Gloria Quintana.
En un horroroso e injustificable acto de violencia, efectivos de una patrulla militares comandada por el oficial Pedro Fernández Dittborn rociaron bencina a ambos jóvenes y les prendieron fuego, siendo trasladados a las afueras de Santiago y arrojados a una zanja.
Quintanta logró sobrevivir, sin embargo Rojas de Negri falleció días después en base a la gravedad de sus heridas.
Fotografía principal: Juan Carlos Cáceres