En el año en que se conmemoran los 50 años del Golpe de Estado, la Corte Suprema confirmó la sentencia que condenó al exoficial de Ejército, Donato Alejandro López Almarza, a la pena de 15 años y un día de presidio, en calidad de autor de los delitos de homicidio calificado cometidos en contra de siete pobladores, más el secuestro calificado de un poblador y el homicidio frustrado de otro, todos vecinos de la población Nueva Matucana de la comuna de Renca, crímenes ocurridos en septiembre de 1973.
Por Darío Núñez
En fallo unánime (causa rol 50.334-2020), la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Juan Manuel Muñoz, la ministra María Loreto Gutiérrez y la abogada (i) Leonor Etcheberry- rechazó los recursos de casación en el fondo interpuestos en contra de la sentencia que condenó al exoficial de Ejército por su responsabilidad en los homicidios calificados de Álvaro Acuña Torres, Miguel Moreno Caviedes, Guillermo Arriagada Saldías, Sergio Aguilar Núñez, Carlos León Morales, José Machuca Espinoza y Domingo Gutiérrez Aravena; más el secuestro calificado de José Alfredo Vidal Molina y el homicidio calificado frustrado de Osvaldo Cancino Muñoz; todos los delitos fueron cometidos el 23 de septiembre de 1973, en Santiago.
Otro criminal uniformado, el exoficial de Ejército, Jorge Armando Turres Mery, que también había sido condenado como cómplice en primera instancia, falleció en el curso del proceso.
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En la investigación judicial queda probado que en horas de la madrugada del 23 de septiembre de 1973, personal de Carabineros y contingente militar del Regimiento Yungay de San Felipe, conformado por las compañías Andina y Mortero, dirigidas en dicha oportunidad por los entonces capitanes Mario Caraves Silva y Jorge Turres Mery, asentadas en la ciudad de Santiago, y bajo el mando superior del entonces mayor Donato López Almarza, realizaron un masivo operativo en la población Nueva Matucana de la comuna de Renca.
Como resultado del operativo, los agentes uniformados detuvieron a varios pobladores y los trasladaron en camiones tolva hasta dependencias del Internado Nacional Barros Arana (INBA), lugar donde se mantenía apostado el personal del Regimiento Yungay desde el día 11 de septiembre de 1973.
En dicho lugar se mantuvo encerrados en condición de prisioneros a los pobladores menores de edad Domingo Ramón Gutiérrez Aravena, de 15 años de edad, estudiante, y Miguel Hernán Moreno Caviedes, de 17 años, obrero, Guillermo Arriagada Saldías, de 20 años, obrero (menor de edad a la época de los hechos), junto a los trabajadores Álvaro Javier Acuña Torres, de 25 años, comerciante ambulante, Sergio Emilio Aguilar Núñez, de 27 años, comerciante ambulante, Carlos René León Morales, de 32 años, zapatero, José Oscar Machuca Espinoza, de 27 años, obrero, José Alfredo Vidal Molina, de 27 años, obrero agrícola, y a Osvaldo Cancino Muñoz, todos ellos provenientes de la población Nueva Matucana y sin ningún antecedente de militancia política conocida.
En horas de la noche del mismo día, este grupo de nueve pobladores detenidos, por órdenes de los mandos superiores, son retirados del lugar en un camión tolva y llevados por personal militar hasta las inmediaciones del puente Bulnes, junto al río Mapocho, en esa oportunidad dirigidos por el capitán Mario Caraves Silva (actualmente fallecido), comandante de la Compañía Andina, quien era acompañado por el capitán de la Compañía Mortero, Jorge Turres Mery (también fallecido).
Una vez en el lugar, ubicado en la ribera del río Mapocho, a los detenidos se les ordena bajar y colocarse en fila para ser ejecutados. Acto seguido los uniformados de tropa de la aludida compañía, siguiendo las órdenes de los oficiales mencionados, proceden a abrir fuego disparándole a los prisioneros para ejecutarlos.
A raíz de ello resultan asesinados Álvaro Acuña Torres, Sergio Aguilar Núñez, Guillermo Arriagada Saldías, Domingo Gutiérrez Aravena, Carlos León Morales, José Machuca Espinoza y Miguel Moreno Caviedes, y así lo corroboran los respectivos informes de autopsia pues los cuerpos de las víctimas fueron posteriormente recogidos por personal de salud y trasladados al servicio médico legal. Al mismo tiempo, se constata la desaparición del cuerpo de José Alfredo Vidal Molina, presumiblemente arrastrado por las aguas.
En el caso de Osvaldo Cancino Muñoz tuvo un desenlace distinto. Este poblador, al recibir los disparos cae a las aguas del río Mapocho y queda con vida. Luego, por sus propios medios, logra salir del río, llegar hasta su domicilio en la población Nueva Matucana y relatar todo lo acontecido.