Esperan que el la Comisión de Medio Ambiente se pronuncie sobre qué ocurrirá con vertedero de cenizas.
Por Soledad Tapia
La comunidad de Coronel se encuentra expectante sobre lo que va a ocurrir con el "vertedero de cenizas" que deja tras sus 50 años de operación, Bocamina I. Si bien consideran que el cierre de la planta es un avance, todavía queda mucho por resolver respecto a los vestigios que deja la operación de la termoeléctrica en pleno casco urbano de la ciudad.
Así lo destacaron el doctor Pedro Neira Milchio y la dirigente social de la comuna Miriam Espinoza, quienes por años han alertado de los efectos de la contaminación en las personas, sobre todo en los niños que crecieron respirando la toxicidad de las emanaciones.
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"El término de operación de Bocamina I es un paso adelante, pero los costos asociados a la operación de la termoeléctrica por medio siglo los sigue cargando el pueblo de Coronel. Hoy subsiste un vertedero de cenizas, en pleno casco urbano, el cual no ha sido regularizado por ninguna autoridad municipal, ni ambiental de la región. Los toxicólogos creemos que nadie ha dimensionado qué significa que en especial los niños estén expuestos a metales pesados. En la comuna hay muertes no explicadas por afecciones respiratorias o por cánceres, que se asocian directamente a la continua exposición al polvo industrial resultante de la operación a carbón", destacó Pedro Neira.
El médico enfatizó que una investigación parlamentaria generada desde la Comisión de Medio Ambiente aún no se pronuncia sobre el destino de este vertedero de cenizas. "Se cierra una etapa de Bocamina y aún seguimos esperando la resolución del Congreso", insistió.
Indicó también los daños colaterales asociados a la generación eléctrica a carbón están ampliamente estudiados y en el ámbito de la salud se traducen en enfermedades crónicas, pulmonares y en algunas evidencias de cánceres asociados a metales pesados arrojados por la combustión del carbón.
Por su parte la dirigente social Miriam Espinoza dijo que Coronel seguirá siendo una zona de sacrificio. "Se cierra Bocamina 1 sin hacerse cargo de los perjuicios externos que provocaron en la comunidad. Creemos que la Ley Medioambiental sigue siendo mediocre y los promotores de esta medida se la hicieron muy fácil a la empresa. Si hay reconversión, aunque sea a gas, vamos a continuar siendo una zona de sacrificio. No es posible que una planta de esa naturaleza opere a 300 metros de un hospital y al lado de poblaciones. No hay criterio, respeto ni consideración con las personas viven a diario con amenazas y distintas formas de contaminación del aire, visual, tránsito de camiones y la exposición a agentes desconocidos", concluyó.