Por estos días, un temporal de lluvia y viento afecta la zona centro y sur del país. Como ya es habitual, se reportan diversos daños en la infraestructura pública y también en una cantidad no precisada de hogares en que sus habitantes sufren la filtración de agua, la inundación o el exceso de humedad en su interior, situaciones normalizadas por un amplio segmento de la población que no las visibiliza y menos las aborda como un problema político.
Aniceto Hevia
Hace algunas semanas, una vecina del Barrio Maestranza Ukamau, en la comuna de Estación Central, difundió un video en que se refiere a la calidad de la construcción de sus departamentos, la cual permitía la tranquilidad de ella y sus pares mientras llovía copiosamente sobre la región Metropolitana. «En este barrio, la lluvia no significa tristeza, como para la mayoría de los pobres de este país… es por esto que luchamos, para que esto no sea un privilegio, sino que sea un derecho para todas nosotras», afirmó.
El Barrio Maestranza Ukamau implicó un proceso de trabajo y lucha colectiva de unos diez años de parte de pobladores/as que habitaban en tomas de terreno o estaban en condición de allegadas. Bregaron por conseguir el terreno que antes pertenecía a la desmantelada Empresa de Ferrocarriles del Estado, se sobrepusieron a la intención de autoridades de entregar el terreno para otras iniciativas, pudiendo conseguir el financiamiento para la construcción de los 424 departamentos que componen el barrio. Cada una de estas unidades consta de 62 metros cuadrados, es decir, una dimensión superior al común de las viviendas sociales, así como de espacios comunes y están insertos en un centro urbano, con múltiples servicios cerca.
Su entrega tuvo lugar entre octubre y noviembre de 2020, demostrando la posibilidad de materializar un proyecto habitacional de carácter participativo en cuanto a su diseño y planificación constructiva. El arquitecto Fernando Castillo Velasco comenzó el trabajo junto con familias organizadas en el Movimiento Social y Popular Ukamau, para ser continuado por su hijo Cristián Castillo, recientemente reconocido con el Premio Nacional de Arquitectura, junto a Elías Becerra y Pamela González, también arquitectos.
Según consigna La Tercera, Cristián Castillo, afirmaba al momento de la entrega que «este es un proyecto de 427 arquitectos", aludiendo a la 424 familias, junto a ellos tres, se reunían tres veces a la semana para discutir respecto a la ideoneidad del barrio y sus viviendas, concluyendo que "esto logró que las familias se empoderaran del proyecto, porque lo que hicimos fue dibujar sus sueños, interpretando lo que entendían como una vivienda [...] "Peleamos al lado de ellos. Si el proyecto dejaba de avanzar, ellos tomaban las riendas y resolvían con el ministro y los directores […] Fue un aprendizaje enorme caminar junto a ellos".
En un artículo redactado por Ukamau y esta oficina de arquitectos, señalan que:
«Desde el golpe de Estado que en Chile no se realizaba un conjunto de vivienda social originado en la demanda. Hasta este proyecto, el Estado se conformaba con ofrecer soluciones a las familias más vulnerables a través de empresas privadas. Maestranza logró cambiar este paradigma enmarcándose en el «DS 49», que cuenta con un subsidio de aproximadamente US$ 38.000 por familia para comprar el terreno y construir».
[…]
«La iniciativa fue dirigida por familias agrupadas en la organización Ukamau, antiguos habitantes de la comuna que vivieron en tomas de terrenos o en condiciones de hacinamiento durante décadas. Las familias organizaron un comité de vivienda con el objetivo de lograr una casa digna. Encontraron un terreno disponible y se apoyaron en un equipo técnico dispuesto a acompañarlos en el proceso, llevando adelante el desarrollo del proyecto de arquitectura e ingeniera estructural de manera gratuita hasta los niveles que el SERVIU Metropolitano exigía para darle factibilidad.
La idea era disruptiva y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo se resistió a implementar una modalidad de trabajo participativa. Sin embargo, luego de años de presión por parte de los pobladores, el Estado permitió el desarrollo del proyecto, financiando su construcción. Después de un proceso de cerca de 10 años, en noviembre de 2020 se inauguró Maestranza en presencia de las familias y las autoridades del Estado.
El modelo participativo desarrollado a partir de esta experiencia ha sido un referente para otros casos, reforzando la importancia de la organización de las familias 'sin casa' en comités de vivienda para buscar soluciones. Actualmente, más de 20 proyectos de vivienda buscan llevarse a cabo inspirados en este modelo.»
En los sucesivos gobiernos se ha empleado el concepto de «solución habitacional» para referirse a la entrega de viviendas sociales. Lamentablemente, esto que pareciera la resolución definitiva a un problema, dista de serlo. La ausencia de una planificación urbana que dote de condiciones de habitabilidad adecuadas a crecientes grupos de la población se suma a la implementación del modelo de Estado subsidiario en la construcción de viviendas sociales, sin garantizar la calidad de estas, y convirtiéndola en un vil negocio a costa del erario público y el menoscabo de la población más empobrecida del país.
Imagen principal extraída de https://ukamau.cl