El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, informó esta semana la donación de 458.000 dosis de vacunas Soberana 02 contra la pandemia de la Covid-19 -desarrollada y producida en la isla- a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) para su uso en población pediátrica en un gesto de solidaridad internacional hacia un pueblo que está siendo víctima de una arremetida internacional de Marruecos y España en su contra.
Por Alejandro Baeza
Desde la cancillería cubana indicaron que las dosis arribaron la mañana de este martes 5 de abril al Aeropuerto Internacional Houari Boumedienne de Argelia para su posterior traslado a la RASD.
El donativo fue recibido por el embajador de Cuba en Argelia, Armando Vergara Bueno, y el encargado de Negocios de la RASD en este país, Cheikh M´Hamed.
"Esta modesta contribución de Cuba es expresión de históricas relaciones de hermandad y solidaridad que unen a nuestros pueblos y gobiernos", indico el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
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En una línea similar el embajador de Cuba en Argelia destacó que "esta donación representa un regalo de Cuba al Estado Saharaui y su pueblo luchador, como muestra de la fuertes relaciones de hermandad y solidaridad".
La vacuna Soberana 02, según el Instituto Finlay de vacunas, tiene un 91,2 por ciento de eficacia ante la enfermedad sintomática, un 100 por ciento contra la enfermedad sintomática y el fallecimiento, así como un 75,7 por ciento frente a la infección.
Cabe señalar que la estrategia de soberanía sanitaria de Cuba al fabricar sus propias vacunas, tienen a la isla como el país latinoamericano con mayor cantidad de población vacunada y el tercero a nivel mundial, seguido de Chile como el segundo en el continente y el cuarto del mundo, de acuerdo a las cifras entregadas por el sitio de estadísticas de la Universidad de Oxford.
El asedio de Marruecos y España contra el pueblo saharaui
El pueblo saharaui está viviendo un complejo escenario en su reivindicación internacional por su derecho a existir luego que el pasado viernes 18 de marzo el presidente del gobierno del Estado español, Pedro Sánchez, realizó un arbitrario cambio en la posición del reino de España en este conflicto, señalando en uno comunicado que «España considera que la iniciativa de autonomía es la base más seria, realista y creíble para solucionar el conflicto entre Marruecos y la RASD, adoptando así las exigencias de Rabat de que el Sáhara Occidental se convierta en una región autónoma dentro de Marruecos».
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Hasta ahora la potencia colonial del territorio había respaldado las determinaciones de la ONU para la realización del referéndum, postergado por 30 décadas mientras Marruecos intenta cambiar la configuración demográfica en la zona para acomodar un resultado favorable a su postura.
Esta decisión del PSOE ha sido criticada por gran parte de la prensa ibérica y ha causado molestia tanto en sus aliados de Unidas Podemos, como en la oposición del PP, que teme que el aliado más importante de la RASD en la zona, Argelia, deje de venderle gas, lo que complicaría aún más su situación energética a raíz de las sanciones contra Rusia por su invasión a Ucrania.
Por su parte, el vocero de la Organización de Naciones Unidas, Stephane Dujarric, fue enfático en señalar que el conflicto del Sahara Occidental debe solucionarse con un compromiso pleno de las partes con el proceso político facilitado por la ONU en el marco del derecho internacional que implica la libre determinación del pueblo saharaui.
No obstante, esta movida de Sánchez se suma una ignominiosa lista de traiciones por parte del reino de España al pueblo saharaui, la primera de ellas fue la entrega del territorio por medio de un acuerdo pactado por los reyes Juan Carlos I de España y Hasán II de Marruecos.
La segunda fue el giro que realizó el también socialista Felipe González, que tras la muerte de Franco en 1976 fue hasta la RASD y en un discurso señaló que «nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final», sin embargo, González como presidente decidió respaldar a la posición de la OTAN (a la que España acababa de unirse) y tuvo un giro radical en su postura, pasando a apoyar la ocupación de Marruecos al ser éste aliado de Estados Unidos, manteniendo desde entonces muy buenas relaciones con la monarquía marroquí, hasta el punto de haberse construido una mansión avaluada en 2,5 millones de euros en la playa Jbila, en la ciudad marroquí de Tánger, colindante con el balneario personal del Rey Mohhamed VI y el palacio de veraneo de la familia real de Arabia Saudita en el mediterráneo.
Aunque claro, la traición más importante de España es el haber dejado a su suerte a cientos de miles de personas que el mismo Estado consideraba como ciudadanos españoles, desentenderse de las obligaciones que les impone el derecho internacional y el compromiso ético con los derechos humanos y la democracia, y por su puesto, no hacer todo lo que esté a su alcance para realizar aquel postergado plebiscito de manera justa y sin intervención marroquí, garantizando al fin la soberanía de un pueblo que tiene derecho a existir.