De vulneraciones y falta de protocolos en el Colegio República de Brasil de Concepción

– Amanda ¿qué pasó?
– Papá, papá, papá el profesor me levanto la casaca con la falda en clases
– Amanda ¿estás segura?
– El profesor siempre nos mira las piernas cuando subimos la escalera - dijo la amiga.

Por Camila Espinosa Escobar

Ninguna familia ha recibido una llamada por parte de los directivos o funcionarios del Colegio para preguntar por la salud emocional de sus hijos e hijas. Al parecer es todo lo contrario, a unos los dejaron de saludar y a otra mamá le insinuaron no tener la educación suficiente para comprender los protocolos que tenía la institución.

El Colegio República del Brasil es uno de los establecimientos municipales más importantes de la provincia de Concepción, por eso es que asombra muchísimo la falta de prolijidad que ha tenido el mismo municipio y las demás instituciones para trabajar las temáticas de maltrato y abuso. En la actualidad existe un sumario administrativo al ex encargado de convivencia escolar, José Alfonso Pérez, por no aplicar los protocolos existentes en casos de maltrato de adultos hacia menores, violencia entre compañeros, abuso.

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Caso 1° básico

Nos reunimos en el Parque Ecuador, Rocío llega junto con su mamá, Josefa, y lo primero que pide es ir a jugar con su hermana mayor. La madre me comenta que ambas son muy cercanas y que inclusive fue ella quien se dio cuenta que la pequeña de seis años estaba siendo violentada por la profesora asistente. «Ella me comentaba que iba a buscar a su hermanita y que la asistente no la dejaba salir, los dejaba encerrados en la sala y que los tomaba muy fuerte del brazo».

Los días siguieron pasando y las advertencias de la hija mayor junto con la insistencia de Rocío por quedarse en casa, hasta que una mamá preguntó por el grupo de Whatsapp si había otro niño que no quisiera asistir a clases.

– Yo le dije a la Rocío cuéntame, yo soy tu mamá y si no me cuentas no te puedo ayudar. Ahí la Rocío explotó en llanto. Hubo compañeros que se hicieron deposiciones y no fueron auxiliados a tiempo, provocando heridas, todos llegaban con las colaciones de vuelta. Y yo le preguntaba a Rocío por qué no se había comido la colación y me decía "no tuve tiempo o no podía" pero siempre pensé que era porque se entusiasmaba jugando, pero no. De hecho no dejaban ir al almuerzo a los niños que tienen el beneficio, llegaban muertos de hambre a las casas.

Según el PADEM, Plan anual de Desarrollo Educativo Municipal, el Colegio República del Brasil es quien tiene más alumnos prioritarios, es decir, son niños y niñas provenientes de hogares de escasos recursos que confiaban en que sus hijos serían alimentados por la institución.

Luego de que Rocío y más compañeros confesaran lo que estaban viviendo a sus padres, éstos fueron a conversar con el director Manuel González, quien se comprometió a intervenir y a realizar una investigación. Proceso indagatorio que nunca fue detallado sino hasta que finalizó con la intención de reincorporar a la profesora, ya que según los datos recopilados por medio de entrevistas a sus propios colegas, no habría datos suficientes para sancionarla. Ninguna apoderada o apoderado fue citado a declarar, sin embargo, más adelante descubriría que su hija de seis años sí fue entrevistada y obligada a firmar una declaración.

Al ver los cambios de personalidad y la incontinencia urinaria en su hija, solicitó una evaluación psicológica de forma particular. La profesional emitió un documento acreditando la veracidad del relato de la menor y solicitando que la profesora sea alejada del aula de clases. Al ser expuesto este diagnóstico al colegio, el encargado de convivencia escolar, José Alfonso Pérez, comienza cuestionar la veracidad y expertise de la psicóloga. Finalmente, le muestra la declaración firmada de Rocío.

– Se aferraron a cosas que le habían pasado a Rocío anteriormente, pero ella no era la única que presentaba esos síntomas. La psicóloga ventiló episodios personales que yo le había confesado. Todo para proteger el accionar de las profesoras.

Las entrevistas psicológicas que Josefa había tenido con la psicóloga eran confidenciales y, por ende, ella confiaba en que la información entregada quedaría bajo secreto profesional. No obstante, al ser increpada por la documentación se percató que todo el equipo de convivencia escolar estaba al tanto de esos datos. Esto debido a que habrían sido utilizados en la entrevista que mantuvieron con la menor, sin importar algún tipo de revictimización o retroceso en la terapia.

– Nunca me voy a olvidar, porque él (Alfonso Pérez) me sacaba en cara que era profesional y que tenía más estudios. Cuando lo encaré por el proceder que habían tenido lo hizo de nuevo y le dije que no me importaba tener menos estudios que él, porque soy mucho más consciente con los niños.

Para la psicoterapeuta en narrativa infanto-juvenil del proyecto Mundanas, Carla Galaz Sousa, esta situación se puede catalogar como una vulneración de derecho, ya que ésta se basa en una relación de poder. «Ocurre con quienes debieran estar garantizando tus derechos, o sea con personas adultas, con quienes hay una diferencia de poder. Si no es una situación de conflicto de convivencia, cuando hablamos en el contexto escolar, porque ningún niño es garante de derecho del otro, es decir, no es responsable el uno por el otro. A diferencia de los adultos del recinto que sí son responsables del bienestar de los menores.»

Luego de golpear muchas puertas fue Ana Arce, presidenta del Centro General de Padres y Madres del colegio, quien la acompañó a interponer una denuncia en la Superintendencia de Educación. Organismo que en acta de denuncia describe y resuelve algo completamente alejado de la investigación interna:

«Establecimiento Educacional, habría incurrido en presunta infracción a la normativa educacional vigente y habría vulnerado los derechos de los alumnos al no actuar oportunamente frente a la sospecha de posible maltrato ejercido por parte de adultos miembros de la comunidad educativa. Junto con ello, Establecimiento Educacional no habría efectuado un justo proceso, en cuanto no habría considerado como parte del proceso investigativo el testimonio de niños afectados y de los demás niños miembros del curso.»

Para finalizar con el hallazgo: «Establecimiento vulnera y/o no cumple deberes para con los miembros de la comunidad educativa.»

Doctrina del shock y primera acogida

Mamá pasó algo terrible, hice algo terrible - entre sollozos-
– Marcos cuéntame ¿qué pasó?
– Es lo peor que me ha pasado en la vida. Otra vez la profe de matemáticas.

Para la mamá de Marcos era común escuchar comentarios de la profesora de matemáticas «hoy la profe le dijo tonta a una compañera», «que no sabía a qué iba al colegio» entre otras tantas oraciones que habían quedado grabadas en todos los niños del sexto año básico.

– La situación fue que la profe preguntó algo muy sencillo como 2+2 y el Marcos le respondió algo nada que ver.

Marcos estaba consciente de que no debió responder algo fuera de lugar, pero tampoco le pareció algo tan grave y lo olvidó rápidamente con las demás clases del día.

– Pasaron como dos bloques y a Marcos lo van a buscar a la sala. La inspectora lo manda a convivencia escolar en donde lo estaban esperando seis adultos: Don Alfonso, la inspectora Marilú, inspectora de piso que lo llevó, la profesora de matemáticas y la psicóloga.

La preadolescencia en la que está inmerso Marcos es un periodo de transición que está altamente cargado de extremos, ya que recién están comprendiendo las normativas del mundo adulto, pero aún no han dejado de ser niños. En estos años se recomienda que las indicaciones sean claras y que, al igual que en toda la infancia, se tenga un resguardo especial en la estabilidad emocional.

El estado en el que llegó el menor a su casa fue de extrema angustia, su madre, Gabriela, agradece que no haya atentado contra su vida, ya que no podía olvidar las palabras de los profesionales.

– Apenas entró a la sala se puso a llorar, porque se sintió acorralado. Él reconoció su error y pidió las disculpas pertinentes, pero no fueron suficientes.

El niño de 11 años fue enjuiciado por cada uno de los presentes en la oficina, sin importar el estado de vulnerabilidad emocional debido a la crisis de angustia ocasionada por los retos. Al finalizar la reunión el encargado de convivencia escolar le dice que es el momento para que pueda decir qué le molesta, ya que estaban las condiciones dadas para enfrentarse con la profesora de matemáticas.

Marcos no abrió su boca, las palabras nunca se pudieron pronunciar, porque estaban «atoradas en su garganta» como le contó a Gabriela más tarde. Le quería decir que le molestaba que los tratara de tontos y que se burlara cuando no podían resolver los ejercicios, pero nada de eso se verbalizó.

– Cuando termina de contarme todo eso con una angustia que yo jamás en la vida le había visto a mi hijo voy a hablar al colegio junto con su papá. La respuesta del encargado de convivencia escolar es que ese es el protocolo que tiene el colegio para cuando un menor comete un error hacía uno de los adultos.

El rápido accionar frente a esta broma está bastante alejado de lo que tuvo que pasar Antonio de séptimo básico, quien sufrió una agresión física por parte de una compañera. Lo que pudo ser un conflicto entre pares se agravó cuando el menor junto a sus compañeros fue a contar lo sucedido y a pedir auxilio por los dolores en sus encías, ya que el golpe más los brackets le habían provocado una contusión. La docente reaccionó agresivamente gritándoles y cuestionando el por qué no había avisado con anterioridad, además de decir que no quería saber nada más del caso.

Antonio nunca tuvo una primera acogida amorosa, sino más bien hubo un castigo por contar que había sufrido una agresión. Y peor aún, nunca fue derivado a la enfermería del colegio. Galaz explica que la primera acogida es fundamental para evitar agravar el daño «ya es algo difícil contar y ponerlo en duda puede llevar a una revictimización, es decir, un segundo proceso de ser víctima y a que se agraven los mensajes».

Los padres enviaron una carta el 11 de diciembre de 2018 pidiendo explicaciones por el mal proceder que tuvo la funcionaria del establecimiento. Sin embargo, no fue hasta que interpuso una denuncia en la Superintendencia de Educación que el colegio respondió.

La indagatoria estuvo respaldada por un video que una de las estudiantes alcanzó a registrar, ya que es costumbre que no se les crea a los menores cuando han ocurrido casos similares. Inclusive existiendo ese respaldo, la profesora denunciada desconocía el hecho. No obstante, el proceso concluyó a favor del menor y la sra. J.B.B fue amonestada por escrito por el Departamento de Recursos Humanos del DAEM. Además se exigió un compromiso para el cumplimiento de los protocolos y reglamentos.

¿Ay qué le pasó ahora a la Amanda?

«Amanda limítrofe» ese era el apelativo que la profesora jefa (6°básico) había otorgado a Amanda, una niña diagnosticada con Inteligencia Limítrofe. Las burlas dentro de la sala de clase y las humillaciones por no seguir el ritmo de sus compañeros se hicieron cotidianas y el llanto en el hogar tras salir del colegio también.

– Cuando yo me acercaba a hablarle me decía «ah la mamá de Amanda limítrofe». Nosotros como papás seguimos todo el conducto regular, pero no nos ofrecieron ninguna ayuda. La única solución fue que la profesora quedó embarazada y se fue.

Ni siquiera cuando le dijeron al director de ese tiempo, Manuel González, que irían a interponer una denuncia hizo algo, sino que les pidió que guardaran silencio, porque la profesora tenía contactos importantes dentro del área educacional. Respuesta similar a todos los casos antes mencionados. En la actualidad, González no está bajo ningún proceso administrativo, ya que fue solicitado por el alcalde Henry Campos (UDI) para que presidiera el Departamento de Educación Municipal de Talcahuano (DAEM).

Pasaron los meses y el diagnóstico de Amanda se agudizó y cambió a deficiencia mental leve. Fue en ese entonces cuando comenzó a sufrir el acoso de un compañero de curso. Al tener una edad mental inferior a la de sus compañeros tardó en percatarse que el juego de pololear estaba tomando ribetes sexuales.

– Este niño le subía la falda y la tocaba. Por suerte mi hija tiene una primita en el mismo colegio y fue ella quien alertó de la situación. Comentó Bárbara, mamá.

Después de bastante tiempo se logró establecer un acuerdo firmado con el colegio. Éste último se comprometía a cambiar de curso al agresor y a fiscalizar que no tuvieran contacto. No obstante este acuerdo fue rápidamente olvidado y al año siguiente lo reincorporan aún con las peticiones de Amanda y su familia.

-Me dice «mamá van a poner al Javier en mi curso y no quiero que sea así, porque ya me está molestando y subiendo la falda». Ahí nuevamente fuimos a hablar con Don Alfonso Pérez y no se acordaba del acuerdo que habíamos realizado. No nos tomó en cuenta, lo ingresó nuevamente al curso y nos dijo que estaba cansado de estos temas, porque siempre terminaban en fiscalía.

El primer día de clases en que volvieron a compartir sala, Amanda sufrió un nuevo ataque. El establecimiento no reaccionó, sino que la mamá de Javier decidió retirarlo del colegio.

Luego de este episodio a Bárbara le llega un Whatsapp diciendo «el profesor nuevo que llegó me estaba mirando la falda y el poto.» Ella estaba trabajando así que el papá, Fernando, fue quien corrió a auxiliar a su hija.

– Amanda ¿qué pasó?
– Papá, papá, papá el profesor me levantó la casaca con la falda en clases
– Amanda ¿estás segura?
– El profesor siempre nos mira las piernas cuando subimos la escalera - dijo la amiga.

Fernando consternado, creyendo el testimonio de tres amigas de su hija, se acercó a la inspectora de básica para contarle lo sucedido. Ella se compromete a tener una solución al otro día a primera hora, porque en ese momento ya se había retirado gran parte del personal.

– En la mañana (del segundo día) estaba Alfonso Pérez, la inspectora y la psicóloga. Los tres bajándole el perfil a lo sucedido y diciéndome que no pueden hacer nada, porque era estudiante en práctica y que, además, había dicho que todo era mentira. Me estaban diciendo que mi hija mentía. Y ahí el encargado de convivencia escolar, José Alfonso Pérez, me dijo que si yo seguía con el proceso para él sería una pérdida de tiempo, porque yo no sabía lo que significaba que le llegara una citación y todo el tiempo que tenía que perder.

Sin el apoyo del colegio estaba finalizando la entrevista, la que por estatutos debe ser registrada y detallada. El acta que se tomó por parte del colegio fue «Papá de Amanda presenta reclamo contra el profesor de educación física».

– Ahí yo dije que no firmaría esa hoja, porque necesitaba que se detallara y él (José Alfonso Pérez) se echa para atrás y me dice «¿me estai’ hueviando?».

Tras visitar al jefe de carrera de Pedagogía en Educación Física de la UCSC y recibir su apoyo exigió al Colegio Bicentenario República del Brasil interponer la denuncia. En la actualidad el abusador perdió su carrera y aún está en proceso de investigación.

– ¿Tú crees que del colegio nos han llamado para preguntar cómo está la Amanda o cómo va el proceso? Nada. La actitud de ellos cambió radicalmente, ahora cuando llamamos nos dicen ¿qué le pasó ahora a la Amanda?

La especialista de Casa Mundanas afirma que «cuando un adulto escucha o recibe un develación, o sea un relato, de que un niño sufrió abuso sexual, físico, psicológico, está obligado a denunciar en las instancias existentes y a hacer funcionar a activar los protocolos que están asociados a esas situaciones». No es una situación antojadiza o de voluntad, sino que los adultos que conforman la institución escolar son los responsables, garante de derecho, del bienestar emocional y físico de todas y todos los estudiantes del establecimiento.

Al obviar estos procesos no sólo se está incumpliendo su labor, sino también, está infringiendo los Derechos del niño y la niña al que nuestro país está adscrito.

«Hemos solicitado ayuda a todos los organismos»

Desde 2015 en adelante que el Centro General de Padres y Apoderados (CGPA) del Colegio República del Brasil ha recibido diversas denuncias, que son asistidas mediante el acompañamiento del conducto regular. Sin embargo, desde el 2017 la resolución de conflicto y la no aplicación de protocolos se vieron agudizadas, el año pasado ya casi no funcionaban.

La importancia del funcionamiento de los protocolos responde a que éstos documentos orientan el accionar frente a situaciones determinadas. «Tienen el propósito de garantizar que las acciones que se generen estén acorde con los Tratados Internacionales. Además, debiesen decir siempre quién va a ser el responsable y al aplicarlo asegurar el respeto, los derechos y la dignidad de las niñas y niños».

El CGPA al evidenciar que las denuncias efectuadas en 2017 persistían en 2018, comenzó a solicitar ayuda a los diversos organismos municipales. «Se pide ayuda al DAEM y se solicita audiencia con el alcalde Álvaro Ortiz, quien no nos ha recibido, siempre nos deriva al DAEM quienes tampoco nos han dado una ayuda satisfactoria» afirma Arce.

– Dentro de las instituciones que nos ha prestado apoyo es, únicamente, la OPD (Oficina de Protección de Derecho a la infancia) que al revisar los casos ha corroborado lo delicado del asunto y nos ha invitado a participar de la Red de Infancia comunal. Esto para orientarnos en la construcción de planes y protocolos de convivencia con un enfoque de derecho. Sin embargo, los demás espacios institucionales han retardado las intervenciones con su burocracia.

Otra de las críticas que se le realiza al sistema indagatorio que tiene la Superintendencia de Educación es que el levantamiento de datos se realiza mediante una comparación de relatos, y muchas veces no involucran a más actores que presenciaron la situación.

«Se toman muy en cuenta los Derechos de los Niños»

El profesor denunciado está adscrito al Colegio de Profesores comunal Concepción, quienes accedieron a ser entrevistados para conversar respecto a la convivencia escolar. El presidente del gremio, Oscar San Martín, recalca en la invitación a construir un ambiente agradable entre todos los que componen la comunidad educativa. De igual forma, asevera que las problemáticas existentes en los colegios se deben al poco protagonismo que están teniendo los profesores, a diferencia de los grupos psicosociales.

Al ser preguntado por el caso en específico del Sr. José Alfonso Pérez y el proceder en el caso denominado 1°básico menciona que:

– No corresponde andar haciendo este tipo de consulta que tú nos estás haciendo, porque no tenemos información oficial. (...) No podemos sancionar casos que se ventilen por debajo de la puerta.

Además, reiteran que no tienen la facultad para congelar o sancionar el actuar de alguno de sus colegiados, ya que el código de ética existente, en donde se exige un actuar proderecho no es respetado ni legitimado en la actualidad. Apelan a empatizar con los profesores, ya que según cifras que supuestamente les fueron entregadas por el Departamento de Educación de Concepción, DAEM, las acusaciones de maltrato, abuso y acoso tienen un alto porcentaje de falsedad.

Lamentablemente, el director del DAEM Jorge Riffo no quiso dar declaraciones al respecto. Sin embargo, la psicoterapeuta Galaz menciona que la cifra de denuncias falsas equivale a un 2% y aconseja a contener, acoger el relato y garantizarle al menor que se harán acciones para interrumpir la vulneración.

Rodolfo Sánchez, integrante del Colegio de Profesores, se suma a las palabras de presidente y recalca que «Se toman muy en cuenta los Derechos de los Niños, pero ¿qué pasa con los derechos de los demás? Aunque no negamos que la centralidad de la educación está en ellos, pero también debemos velar por quienes nos exponemos».

Para finalizar, aseguraron facilitar asesoría legal para la defensa.

Miguel Peña, tesorero del Centro General de Padres y Apoderados, comenta que es necesaria la intervención del colegio por instituciones con mayor conocimiento en el área, de esta forma construir una comunidad escolar que tenga especial énfasis en el resguardo de las y los estudiantes.

Las familias del colegio esperan participar del sumario administrativo y que se puedan esclarecer los hechos, exigen a los colegas de los denunciados que puedan actuar éticamente y que prime el bienestar de los niños por sobre el encubrimiento entre profesores.

«Hacemos un llamado a los apoderados y estudiantes que se sientan o se hayan sentido vulnerados a acercarse a nuestra organización, para activar de la mejor forma posible las redes que hemos ido construyendo en estos años. Asimismo, invitamos a otras organizaciones de padres a escribirnos y poder compartir documentación e información» finalizó Peña.

Los espacios de socialización de los niños y niñas cada día se han ido limitando a sitios mediados como redes sociales y al colegio. Éste último a cargo de adultos que trabajan como mediadores de la sociedad, que junto a la entrega de conocimientos también les brindan una forma de ver el mundo, de darle sentido y, por ende, de cohabitarla. La única forma de tener cambios sustantivos en la forma en la que nos relacionamos es atender a las nuevas formas pedagógicas que escapen de un autoritarismo.

Si tus hijos, hijas o niños que tienes a tu alrededor se han sentido vulnerados no dudes en denunciar y recuerda no poner en duda su relato.

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*Manuel González, José Alfonso Pérez, Colegio Bicentenario de Brasil no respondieron a las invitaciones a participar.
*Jorge Riffo, DAEM, responde que no dará declaraciones al respecto.
* Los nombres de los niños, niñas y padres fueron cambiados por temas de seguridad.
*Cabe mencionar que todavía se está en proceso de investigación, por ende aún no hay sanciones personificadas.

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