EDITORIAL| Son pencas

Este año ha sido un periodo que corona el destape de las maneras en que funciona el poder. Si bien ya teníamos antecedentes producto de casos tan connotados como los casos Penta, Caval y colusiones de diversas empresas, también es sabido que la impunidad que los cerró dejaba en evidencia a una justicia muy indolente.

Pero nunca nadie pensó que lo visto en este 2024 fuera tan sorprendentemente descarnado, gracias a las tecnologías -en estos casos los audios, videos y otros mecanismos- muy bien trabajados por la prensa de investigación (no la televisión, los diarios ni la radio por supuesto), pudimos conocer la vulgaridad de quienes mueven los hilos del poder.

Te puede interesar| OPINI"N| Esquirla del Caso Monsalve: La inteligencia policial nuevamente en jaque

Ahora ya podemos afirmar con total propiedad que nuestras clases dirigentes, en ello incluimos políticos, empresarios, militares, jueces y líderes religiosos, son extremadamente ordinarios, con muy pocas luces y que además piensan que su posición les reviste de protección ante la ley. Entonces, que no nos extrañe, son los dignos representantes de nuestro actual modelo social, económico y cultural, el neoliberalismo es vulgar, ordinario, soez y sus dirigentes no pueden ser distintos a la matriz que les entrega ideas y recursos para expresarlo.

Dicho lo anterior, también es un peligro considerar que esto es carne de memes y virales de TikTok, cuestión inevitable y hasta sana, pero considere que la corrupción es el peor crimen contra los derechos sociales y colectivos en general, porque todos ellos que cacarean por la delincuencia y exigen más recursos, deberían pedírselos a Chadwick, Hermosilla, Monsalve y a todos quienes hacen que la función pública se deteriore y en esto, incluyamos a la enorme cantidad de cargos locales que también aportan a este hoyo que carcome a la sociedad chilena.

En definitiva, tenemos dirigentes mediocres, mal preparados y que creen que por ser ellos, individuos supuestamente especiales, se merecen todo, en definitiva, son gente penca.

RESUMEN

Estas leyendo

EDITORIAL| Son pencas