EE.UU. va por el control de la base espacial Alcántara en Brasil

[resumen.cl] La base espacial brasileña «Centro de lanzamiento de Alcántara» posee grandes ventajas para el lanzamiento de carga al espacio y también presenta importancia geoestratégica. En los años 2000, un acuerdo de utilización estadounidense fue cancelado por Brasilia por considerarlo una pérdida de soberanía. Los ciclos de gobiernos progresistas no lograron desarrollar todo el potencial de la base debido a presiones norteamericanas y hoy, el gobierno de facto de Michel Temer negocia una pronta utilización de la base por Estados Unidos.

La base espacial de Alcántara había sido inaugurada en 1983 y ha sido administrada por la Fuerza Aérea y la Agencia Espacial Brasileña. Desde 1990 se han lanzado 28 cohetes de tamaño pequeño y mediano, con dispositivos satelitales principalmente para investigación científica y observación meteorológica. Su importancia geoestratégica está relacionada con su cercanía al ecuador, la eficiencia para posicionar carga en órbita y su constitución como segundo puerto espacial lanzador de América del Sur.

 

Base espacial Alcántara. Plataforma Mockup VLS-1. Fuente: Fuerza Aérea Brasileña / Wikimedia Commons

 

Esto, debido a que en un lanzamiento espacial, los cohetes pueden aprovechar la propia velocidad de rotación de la Tierra en el ecuador, que es mayor que en otras latitudes. Por lo tanto, los puertos espaciales situados lo más cerca del ecuador generan un ahorro de combustible, costos y se aumenta la carga transportada.

La base de Alcántara había sido concebida para reemplazar a la base Centro de Lanzamiento da Barrera del Infierno en el estado de Rio Grande do Norte. Además de Alcántara, en Sudamérica se encuentra también el puerto espacial francés de Kourou o Centro Espacial Guayanés, utilizado por la Agencia Espacial Europea, también con una muy buena posición geoestratégica y cercana al ecuador.

 

Utilización estadounidense de la base: una pérdida directa de soberanía para Brasil.

En 2000, el presidente Fernando Henrique Cardoso había formado un acuedo con EE.UU. para que el Pentágono tomara control completo de la base espacial. Un artículo publicado en Folha de S.Paulo apuntó a que el monto recibido por Brasil de 5 millones de dólares por lanzamiento tampoco podía invertirse en el programa espacial brasileño.

En 2001 la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Brasil había decidido no aprobar el acuerdo con los EE.UU. Esto debido a resistencia dentro de los propios militares brasileños que señalaron que esto ofrecía ventajas a los norteamericanos en caso que quisieran realizar una eventual ocupación de la cuenca Amazónica.

En 2003, la presidencia de Lula Da Silva dio una enfática negativa al proyecto. En agosto del mismo año, un cohete se incendió, destruyendo la base y dejando 21 víctimas fatales entre los técnicos que allí trabajaban. Pese a que nunca se pudieron establecer responsabilidades, en aquella época se apuntó a un posible sabotaje.

Para 2011, el sitio de filtraciones Wikileaks había revelado que Estados Unidos estaba estableciendo restricciones para el desarrollo del programa espacial brasileño. Una relación de cooperación con Ucrania nunca prosperó y fue sepultada definitivamente en 2014 cuando el país de Europa del este cayó en guerra civil y en la órbita de la OTAN.

 

Presidente de facto de Brasil Michel Temer y Vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence en su visita a Brasilia en junio de 2016. Fotografía: Jose Cruz, AgBr. https://riotimesonline.com/

 

En 2016, el gobierno de facto de Temer puso a un ex ministro de Cardoso, Raúl Jungmann en el Ministerio de Defensa. En abril de 2017 este ministro anunció la apertura de la base a varios países, inicialmente de forma cauta. Ahora en 2018, ya quedaba claro que los intereses de Estados Unidos presionaban con una alta prioridad para la utilización de la base para sus intereses.

La semana pasada, el secretario de Defensa de los Estados Unidos James Mattis, realizó una visita oficial a América del Sur, a Brasil, luego en Argentina y Chile. En Brasil, Mattis advirtió que no ven con buenos ojos las relaciones comerciales con las otras potencias globales, y también azuzó a Brasilia para que tome una posición más dura contra Venezuela.

 

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Según señaló Brasil de Fato una nueva negociación, esta vez por 16 años, en lo que es considerado por expertos como «un punto de inflexión» en la política externa brasileña, para realinearla a los intereses estadounidenses.

 

Fotografía principal: Centro de lanzamiento de Alcántara en el estado de Maranhão. Fuente: Agencia AFP.

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