El ambicioso plan de expansión forestal que amenaza Chile: 1 millón más de hectáreas de pino y eucalipto

Las grandes empresas forestales, lideradas por Arauco y CMPC, están proyectando una ambiciosa expansión del monocultivo forestal en Chile. La meta, anunciada por la Corporación Chilena de la Madera (CORMA) en 2024, es agregar un millón de hectáreas adicionales de pino y eucalipto para el año 2049. Este crecimiento aumentaría las posibilidades de propagación de mega incendios, escasez hídrica, concentración de la propiedad de la tierra y disminución de la biodiversidad, entre otros muchos impactos.

Por Nicolás Salazar

Este plan busca aumentar la superficie de plantaciones en un 30% en solo 24 años. La iniciativa cuenta con el respaldo del gobierno de Boric a través del «Plan de Fortalecimiento Industrial del Biobío», que ofrece apoyo estatal a las empresas para generar empleo tras el cierre de la siderúrgica Huachipato. Este crecimiento también se justifica por la reciente ampliación de la planta Celulosa Horcones-Arauco, una de las más grandes del mundo, que triplicó su capacidad de producción, y por tanto necesita mayor cantidad de monocultivo forestal para producir celulosa y sus derivados.

Sin embargo, esta expansión plantea serias preguntas sobre las estrategias que usarán las empresas para superar los desafíos del cambio climático, la escasez de agua y los mega-incendios. Expertos y organizaciones como Global Justice Ecology Project advierten que la introducción de nuevas variedades de árboles genéticamente modificados para hacer frente a estos desafíos podría tener impactos no estudiados en los ecosistemas y las comunidades locales.

El híbrido GloNi de Arauco: Un caso de estudio de la modificación genética

Forestal Arauco, una de las principales empresas del sector, ha estado a la vanguardia de la modificación genética de árboles en Chile. Durante 17 años de investigación, la compañía desarrolló un híbrido llamado GloNi, resultado de la mezcla de los eucaliptos globulus y nitens. Este híbrido, liberado en 2014, ha demostrado ser más tolerante al frío y tener una fibra de alta calidad, lo que lo hace ideal para la producción de celulosa.

Gracias a la Ley de Transparencia, se ha revelado que ya existen 13.000 hectáreas de GloNi plantadas en siete regiones del país, principalmente en el Biobío y Los Ríos. Según fuentes confidenciales, Arauco está produciendo clones de GloNi a gran escala en sus viveros, lo que sugiere una expansión masiva de esta variedad.

Aunque GloNi es solo un híbrido y no un árbol transgénico, su éxito y rápida expansión demuestran el interés de las empresas en la biotecnología para aumentar la productividad y superar las limitaciones ambientales. Sin embargo, la naturaleza invasiva del eucalipto y la posible dispersión incontrolada de este híbrido podrían agravar problemas existentes como la escasez hídrica y la pérdida de biodiversidad.

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La nueva frontera de la biotecnología forestal: Transgénicos y edición genética (CRISPR)

Si bien en Chile no se han liberado árboles transgénicos debido a la falta de un marco normativo que lo permita, las grandes empresas forestales están explorando otras tecnologías. El informe de 2018 del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) confirmó que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) no ha recibido solicitudes para importar o cultivar especies forestales transgénicas. Sin embargo, en otros países como Brasil, donde Arauco y CMPC han invertido significativamente, ya se están plantando eucaliptos transgénicos.

En este contexto, la tecnología de edición genética CRISPR se ha convertido en la nueva apuesta de la industria. A diferencia de la transgénesis, que introduce ADN de otra especie, CRISPR edita el ADN propio del organismo. Arauco demostró su interés al comprar en 2023 la empresa estadounidense TreeCoo, especializada en el desarrollo forestal con CRISPR, por $49 millones.

Los defensores de CRISPR argumentan que no produce organismos transgénicos, sino «mutaciones inducidas». La preocupación principal radica en que esta tecnología carece de una regulación clara en Chile, lo que podría permitir a las empresas introducir eucaliptos editados genéticamente a gran escala sin supervisión. Los organismos públicos como el SAG y la Corporación Nacional Forestal (CONAF) han admitido no tener información sobre la existencia de estos árboles, lo que subraya un vacío normativo peligroso. La falta de control podría acelerar la expansión del monocultivo a zonas de bosque nativo, exacerbando la crisis ambiental.

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