En 2014, Simone Kühn y Jürgen Gallinat lograron la publicación de un revolucionario estudio en el conocimiento que se tenía sobre conductas sexuales y su relación con el consumo de pornografía. El estudio examinó la asociación entre el consumo frecuente de pornografía y las alteraciones en la estructura y función del cuerpo estriado, una región cerebral implicada en la recompensa y la adicción, encontrando que su consumo interviene en la red de recompensa en el cerebro humano.
La investigación publicada en la Revista de la American Medical Asociation, señala que utilizando resonancia magnética funcional y estructural, se analizaron datos de individuos sanos para explorar cómo el volumen de materia gris y la activación funcional en diferentes regiones del cuerpo estriado estaban relacionados con el consumo de pornografía.
Los resultados revelaron una correlación negativa significativa entre el volumen de materia gris en el cuerpo estriado derecho y la cantidad de pornografía consumida. Este hallazgo sugiere que el consumo frecuente de pornografía podría estar asociado con una menor sensibilidad en el cuerpo estriado derecho, que es parte de la red de recompensa en el cerebro. Además, se observó una correlación positiva entre la cantidad de pornografía consumida y la activación funcional en el cuerpo estriado izquierdo durante la exposición a estímulos sexuales, indicando una mayor reactividad en esta región en respuesta a señales sexuales.
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Un aspecto significativo del estudio fue la identificación de una mediación entre la estructura y función del cuerpo estriado. Se encontró que la relación entre el volumen de materia gris en el cuerpo estriado derecho y el consumo de pornografía estaba mediada por la activación funcional en el cuerpo estriado izquierdo. Esto sugiere una interconexión compleja entre la estructura y la función de estas regiones cerebrales en relación con el consumo de pornografía.
El análisis de conectividad funcional también reveló una red de conectividad que incluía regiones cerebrales asociadas con el procesamiento de recompensas y adicciones. Estas regiones incluían la amígdala, el núcleo accumbens, la ínsula, el estriado ventral y el córtex prefrontal medial y dorsolateral, junto con el tronco encefálico y el cerebelo.
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Este estudio es pionero en investigar los correlatos cerebrales del consumo frecuente de pornografía en una población sana. Los resultados sugieren que el consumo de pornografía se asocia con cambios en la estructura y función del cuerpo estriado, una parte clave de la red de recompensa en el cerebro. La correlación entre la cantidad de pornografía consumida, la estructura cerebral y la reactividad a estímulos sexuales señala la importancia de investigaciones futuras para comprender mejor los mecanismos subyacentes a esta relación y sus implicaciones para la salud mental y el comportamiento.