[resumen.cl] La votación más desastrosa para la clase política de su historia se vivió este domingo 13 de junio, pues de los 13 millones de las personas habilitadas para votar, sólo lo hicieron 2,5 millones, es decir, el 19,61% del total.
Hacia las 21:30 hrs. de este domingo, los resultados preliminares en el sitio web del Servel indicaban una participación de apenas 19,61%, la participación más baja de la que se tenga registro en la historia de Chile. La región con menos participación fue Antofagasta con apenas el 12,21%, mientras la más alta fue la Región Metropolitana de Santiago con el 25,67%, probablemente a consecuencia de la sobrecobertura mediática y por la suerte de plebiscito en que la transformaron los partidos políticos para las elecciones de noviembre.
En concreto, representa una caída de 4 millones de votos menos comparados con las elecciones del 15 y 16 de mayo, es decir, en apenas un mes. En aquel entonces se jugaba algo realmente importante, como las y los delegados a la Convención Constitucional, mientras en esta ocasión el interés era netamente partidista para los conglomerados ansiosos de sus matemáticas electorales. Además, el cargo en sí mismo tiene tan poco poder que muy probablemente haya incidido en el desinterés en participar.
En la región del Biobío se vivió un escenario particular, pues mientras la derecha política sufría una de sus mayores derrotas históricas el pasado 15 y 16 de mayo a nivel nacional, en nuestra región fueron las dos opciones más a la derecha de la papeleta, Flor Wisse y Rodrigo Díaz, quienes pasaron al balotaje, en una elección en que la izquierda local fue dividida en al menos 3 (o 4 si el concepto es más laxo) candidaturas. En la región participó un 13,6% del padrón total habilitado para votar (vs un 41,23% en primera vuelta), de estos el 71,39% fueron para Díaz y 28,61% para Weisse, así como 1,42% nulos y 0,5% blancos.
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La desastrosa participación podría graficar el poco interés de la población en este cargo con tan escaso poder político, que vio este proceso como parte del ciclo político que se acaba.
El sistema de partido está instalado en la lógica representacional, de ello no escapa la izquierda, queda muy claro que la alternativa popular se teje en la constituyente y desde ahí debiera articularse algún proyecto transformador, más allá incluso de la nueva constitución. Lo que vendrá ahora es un profundo debate acerca del sistema electoral y lo lejano que está de la pulsión popular, tanto la que se moviliza como la que se mantiene absolutamente ajena y decepcionada de la actividad política, a esos grupos ya no los convence el discurso del mal menor o del Chile posible, ya no basta con esperanzas y sueños de un país mejor, debe aparecer una izquierda o proyecto nuevo trabajador, afín a la democracia directa e impulsora de un debate permanente cuando la injusticia se impone, no debe excluirse tema alguno y revisarse toda forma de articulación política, la brecha entre el pueblo y el sistema de partidos que da vida al orden neoliberal está abierta y evidenciada como nunca antes desde el fin de la dictadura cívico militar empresarial.
Imagen principal: Locales de votación vacíos en la Región Metropolitana. Foto Agencia ATON. Extraída de https://www.elmostrador.cl