Este mediodía el Minsal anunció que el uso de mascarillas será obligatorio sólo en recintos de salud. Si bien en países europeos -que lo mantienen aún para el transporte público- ya es una realidad hace meses, no es posible comprar con Chile en cuanto a niveles de hacinamiento de la población y sobre todo de comorbilidades, pues nuestro país presenta índices de malnutrición por excesos y enfermedades crónicas como obesidad, diabetes o hipertensión, entre otras, más altas del mundo, concentrada en la población más pobre, por lo que la protección es espacios cerrados es fundamental.
Por Alejandro Baeza
La nueva ministra de Salud, Ximena Aguilera, anunció que a partir del 1 de octubre, «se mantendrá la obligatoriedad del uso de mascarilla en los consultantes en los establecimiento asistenciales y será altamente recomendable en aglomeración como en el transporte público o privado».
Además, se aplicará al Programa Nacional de Vacunación (PNI) una vacuna anual bivalente para la población vulnerable a la enfermedad, por lo que ya no se utilizará el pase de movilidad y tampoco los límites de aforos.
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Si bien se trata de una medida que puede ser popular, debido al cansancio luego de años de pandemia, lo cierto es que la evidencia demuestra que el cuidado en espacios cerrados y particularmente en transporte público es fundamental para cuidar a la población más vulnerable a sufrir complicaciones o muertes producto de la Covid-19, principalmente gente pobre quienes sufren de manera desproporcionada.
Chile presenta cifras de diabetes el 10% de la población; 27,3% de hipertensión y 31,% de obesidad; comorbilidades que complican el contagio de Covid-19 de manera considerable según estudios, siendo una realidad diametralmente distinta a la de los países europeos donde se han aplicado medidas similares.
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Además, estas enfermedades crónicas concentradas en la población más pobre, también es donde se viven niveles de hacinamiento que no se encuentran en aquel continente.
El abandono de medidas de protección como el uso de mascarillas en espacios cerrados por autoridades políticas alrededor del mundo ha sido criticado por especialistas en sanidad,
«Lo que me preocupa como especialista en enfermedades infecciosas con interés en la salud pública es el abandono de la idea de que la salud pública existe para proteger a los más vulnerables» señala a The Guardian la Dra. Jeannina Smith del Hospital Clínico de la Universidad de Wisconsin.
Por su parte, un estudio recientemente publicado en The Lancet concluyó que «Los trabajadores de los sectores esenciales han seguido siendo los más afectados por la alta tasa de COVID-19 y el exceso de mortalidad durante la pandemia, en particular en los sectores de agricultura, emergencias, manufactura, instalaciones y transporte o logística».
Finalemente, en Europa todavía se mantiene el uso obligatorio en transporte público y se evalúan medidas de reposición del uso de mascarillas en espacios cerrados como centros comerciales y oficinas públicas.