[resumen.cl] Un estudio evaluó el efecto de la posición socioeconómica de la niñez según el enfoque educativo en las enfermedades crónicas de adultos en Chile. Los objetivos del estudio eran estimar los roles de la posición socioeconómica de la infancia y logros educacionales en las enfermedades crónicas en adultos chilenos. El estudio concluyó que bajos roles de la posición socioeconómica de la infancia ejercen un efecto directo en enfermedades crónicas posteriores, modestamente mediadas por el factor educación. La investigación postula que el fortalecimiento de las actuales políticas de desarrollo y educación de los niños y niñas, particularmente en aspectos de género puede reducir las desigualdades sociales y las enfermedades crónicas en Chile.
Hoy las enfermedades no transmisibles (ENT) son desafíos globales, que afectan de forma desproporcionada, principalmente a países de bajos y medianos ingresos. Algunas de estas enfermedades son: cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes. Además, están las enfermedades derivadas del tabaquismo, alimentación no saludable, inactividad física, alcoholismo y drogadicción, entre otras.
Muchos estudios, principalmente en Europa y Estados Unidos han mostrado que las tasas de enfermedades no transmisibles y los factores de riesgo están relacionados a la desigualdad social.
También puedes ver: Desigualdad social acorta la vida más que el alcoholismo, obesidad o hipertensión, así lo revela estudio
Estudios previos constatan que sin importar las actuales condiciones socioecónomicas, las circunstancias adversas en la niñez son asociadas con alta mortalidad y enfermedades en la adultez. Además, tempranas circunstancias socioeconómicas influencian trayectorias posteriores, experiencias y oportunidades a través de diferentes tendencias, las cuales inciden en la salud.
El estudio publicado en 2017 en la revista International Journal of Public Health abordó el caso de Chile, destacando que el país ha experimentado profundos cambios demográficos, socioeconómicos, políticos, y ambientales desde la década de 1980, los que transformaron el perfil epidemiológico nacional, el que ahora está caracterizado por un envejecimiento de la población y la predominancia de enfermedades no transmisibles, representando un 84% de la carga de enfermedades.
El estudio apunta al hecho que a pesar del crecimiento económico y las políticas sociales, Chile es el país de la OECD con el más alto nivel de desigualdad de ingresos. Según datos de 2014, un coeficiente de Gini de 0,50 significativamente mayor que el promedio de la OECD de 0,31.
La investigación analizó una muestra nacional de 14.788 adultos a partir del año 2009 estimando efectos directos controlados y efectos naturales de los roles de la posición socioeconómica de la infancia y educación en número de enfermedades crónicas.
Los resultados indicaron que los efectos directos de la posición socioeconómica de la infancia con educación de 12 años mostraron un 12% de incremento de enfermedades, con 4% de efectos indirectos.
Los hallazgos del estudio confirmaron una robusta asociación ente la niñez y la posición socioeconómica adulta con enfermedades crónicas de la adultez en Chile, incluso después de considerar el sesgo potencial.
Estos hallazgos soportan la necesidad de políticas sociales enfocadas en desarrollo temprano de los niños y niñas y la educación gratuita y de calidad como componentes críticos de las políticas universales para enfrentar los desafíos de las enfermedades no transmisibles.
También puedes ver: 1 de cada 4 mujeres reportan coerción sobre sus vidas reproductivas, señala estudio hecho en EE.UU.
Los efectos de la educación y los patrones de ingresos para mujeres sugieren que las normas de género, relaciones y roles reflejan una baja participación femenina en la fuerza de trabajo, salarios más bajos y menos autonomía, factores que pueden jugar un importante rol en el incremento de las enfermedades crónicas para mujeres.
El estudio concluyó que las políticas de transformación de estas brechas de género, y el fortalecimiento de los aspectos de las actuales políticas en desarrollo temprano en la niñez y educación podrían aumentar la posibilidad de tener una vida más saludable y con mayor bienestar para la población chilena.
Fotografía principal: CIPER