Hace décadas la explotación de monocultivo de eucalipto y pino está generando impactos negativos en los ecosistemas del País Vasco. Conversamos con Aitziber Sarobe, Bióloga de la agrupación Naturkon que reune a diversas organizaciones ambientales de Euskal Herria. La experta pone énfasis en el sistema de extracción mediante tala rasa o mata rasa, la cual consiste en arrasar grandes extensiones de terreno para extraer madera.
Por Nicolás Salazar Maleras
En el norte de la península ibérica, al igual que en países como Chile, Brasil o Uruguay, se generan plantaciones de pino y eucalipto para explotación intensiva. Sin bien las superficies de monocultivo son menores en Europa que en América Latina, igualmente generan impactos negativos en el suelo, los ecosistemas y el agua.
La tala rasa o mata rasa es una técnica de extracción de madera en donde se eliminan todos los árboles de una zona al mismo tiempo. Este método es el más atractivo desde el punto de vista comercial para las empresas forestales, sin embargo, está altamente cuestionado desde el punto de vista socio-ambiental.
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Para ahondar en la materia conservamos con la bióloga Aitziber Sarobe, la cual se encuentra investigando esta problemática hace años en el País Vasco.
La Tala Rasa, una práctica sumamente extendida y dañina para el medio ambiente
Las plantaciones de monocultivo de especies de rápido crecimiento, principalmente pinos insignis y eucaliptos en Gipuzkoa, dominan el panorama forestal del País Vasco. Esta práctica, impulsada por la industria maderera, está generando graves consecuencias para el medio ambiente, tal y como advierte la experta en temas ambientales Aitziber Sarobe.
«Se prioriza el monocultivo y la tala rasa (mata rasa), sin medir el impacto en el suelo», denuncia Aitziber Sarobe. La erosión, visible a simple vista en las laderas, se intensifica por las lluvias y termina en los ríos y el mar.
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«Las toneladas de tierra que arrastran los riachuelos son un indicador alarmante. La tala rasa ni siquiera lo hacen siguiendo los pisos climáticos, de manera horizontal, lo hacen de manera vertical y eso genera una erosión en el suelo bastante impactante«, señala.
La deforestación y la erosión impactan directamente en la calidad y cantidad del agua. «Los bosques son vitales para limpiar el agua y garantizar su potabilidad», explicó la bióloga. La sedimentación de los embalses por la erosión del suelo pone en riesgo este suministro para los habitantes.
«La tala rasa junto a los ríos, prohibida por ley, es una práctica común, pero es una barbaridad», denuncia la experta. Las maquinarias pesadas destruyen cauces y riberas, alterando el ecosistema fluvial, muestra la experta en terreno.
Alternativas viables ante la problemática
«Existen técnicas forestales sostenibles que no implican tala rasa», afirma Aitziber Sarobe. «Entresacas, selección de maderas de calidad y manejo adecuado del suelo son alternativas que protegen el medio ambiente».
Muchas empresas forestales afirman que sus prácticas luchan contra el cambio climático, sin embargo, existe cuestionamiento de este relato. «Las plantaciones de rápido crecimiento no son sumideros de carbono a largo plazo», aclara la bióloga. «El CO2 secuestrado durante el crecimiento se libera de nuevo al talar y procesar la madera».
«Es urgente replantear el modelo forestal hacia uno sostenible que respete el suelo, el agua y la biodiversidad», concluye Aitziber Sarobe. «El futuro de nuestros ecosistemas y el bienestar de las comunidades dependen de ello».
Es necesario un cambio radical en la gestión forestal del País Vasco. La tala rasa, la erosión y la destrucción de ecosistemas fluviales deben cesar. Un modelo forestal sostenible, que priorice la conservación del medio ambiente y el uso responsable de los recursos, es la única vía para un futuro próspero y resiliente, asegura la Bióloga.
Realidad en América Latina
Actualmente, Brasil concentra cerca de 10 millones de hectáreas plantadas de monocultivo forestal de Pino y Eucalipto, mientras en Chile existen aproximadamente 3 millones de hectáreas de monocultivo forestal de estas mismas especies. Países como Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia están aumentando de forma preocupante sus superficies de monocultivo forestal.
Algunas de las empresas más grandes en Latinoamérica son Suzano, de origen Brasileño, la cual es considerada la empresa forestal más grande del Mundo y pretende masificar variedades de eucalipto transgénico. Las multinacionales de origen chileno, Bosques Arauco y CMPC, actualmente tienen una política agresiva de expansión en América Latina y otros continentes. Todas estas empresas se beneficiaron durante las dictaduras militares de Chile y Brasil. Hoy concentran sin número de conflictos con comunidades campesinas, urbanas y de pueblos originarios.
Entre los mayores impactos negativos de estas multinacionales, se cuentan la extensión de enormes superficies de monocultivo forestal que sirven para propagar grandes incendios forestales, la erosión del suelo por la tala rasa, el impacto en los sistemas hídricos por el alto consumo de agua, la disminución de la biodiversidad y la concentración de las tierras en pocas manos.
Aquí puedes ver en video un extracto de la entrevista a la bióloga Aitziber Sarobe