Criticando a Biden en una convención del Partido Republicano, el expresidente Donald Trump, señaló abiertamente que en su gobierno estuvieron a punto de hacer colapsar a Venezuela y, textualmente, quedarse con su petróleo. Estas acciones que alcanzaron su punto más álgido en 2019 fueron secundadas por buena parte de la comunidad internacional -y particularmente en América Latina- que sirven a la política exterior estadounidense, así como sus medios de comunicación, y se tradujo en un agravamiento terrible de la crisis que sufre el país afectando a una población, que en entre otras cosas, ha tenido que emigrar por millones.
Por Alejandro Baeza
Tras ser acusado de 37 delitos federales, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, realizó su primera aparición pública durante una convención republicana de Carolina del Norte, donde emitió unas llamativas declaraciones sobre su rol para hacer caer al gobierno venezolano.
«Cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo», señaló en una tribuna el exmandatario, confesando algo que si bien era de perogrullo, en Venezuela fue calificado de «sincericidio».
Posteriormente agregó: «Hubiera sido justo. Pero ahora compramos petróleo a Venezuela. Estamos haciendo a un dictador muy rico. Pueden creerlo, nadie puede creerlo».
Aunque las declaraciones ocurrieron el 10 de junio, los grandes medios de comunicación que se han sumado con fuerza a los ataques contra el país caribeño, particularmente a partir de la autoproclamación del exdiputado Guaidó, han guardado un silencio sepulchral para no develar que nunca se trató por una preocupación sobre la calidad de la democracia o situación de los derechos humanos, sino maniobras para despojarles de su principal recurso económico.
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Aun cuando las acciones de Estado Unidos contra Venezuela comenzaron ya durante el primer gobierno de Hugo Chávez, fue partir de 2019, con la «operación Guaidó» que el estrangulamiento a la economía venezolana alcanzó su punto más alto, con una serie de sanciones, embargos, retenciones de capitales (y oro,) restricciones y persecución que han afectado principalmente al pueblo venezolano que ha visto una degradación terrible de su calidad de vida.
La autoproclamación del exdiputado Guaidó en una plaza como presidente y el reconocimiento de éste por una parte importante de la comunidad mundial que sirve a la política internacional de Estados Unidos, fue sólo el punto de partida, pues incluso el Departamento de Estado ofreció una recompensa de $15 millones de dólares por la captura de Nicolás Maduro, la que hasta ahora se mantiene vigente, e incluso ocurrió una invasión frustrada.
Es preciso señalar que la crisis que atraviesa Venezuela tiene como origen muchos factores, muchos internos de la propia gestión del gobierno, pero tratar de ignorar la presión de Estados Unidos para hacer colapsar la economía venezolana, como confesó Trump, es de una ceguera o falta de profesionalismo brutal por parte de quienes pululan de opinólogos internacionales en los medios de comunicación, que incluso apoyan estas medidas cuya principal víctima no ha sido el gobierno, sino el pueblo venezolano, que, entre otras penurias, se ha visto obligado a realizar un éxodo de millones de personas.
*Imagen: Gage Skidmore | Wikimedia