En un momento crítico para el planeta, la crisis climática y ambiental exige acciones urgentes para preservar los ecosistemas vulnerables. Aunque hay numerosas iniciativas para restaurar ecosistemas terrestres como bosques nativos y humedales, en Chile, con más de 80 mil km de costa, muchos ecosistemas costeros, como los bosques de macroalgas, permanecen desconocidos.
Estos bosques marinos son cruciales para la salud del océano y el equilibrio climático, manteniendo una rica biodiversidad que sustenta importantes recursos pesqueros. Además, protegen las costas de eventos extremos, oxigenan el agua, y ofrecen alimento y recursos para la producción de compuestos farmacéuticos y cosméticos. También son capaces de limpiar aguas contaminadas y capturar dióxido de carbono, un gas clave en el cambio climático. La protección y restauración de estos ecosistemas es por lo tanto, esencial para un futuro sostenible.
Los bosques de macroalgas enfrentan un grave problema: su invisibilidad. Esta falta de visibilidad ha conducido a una carencia de conciencia sobre su deterioro. Como resultado, en los últimos 50 años, las áreas cubiertas por estos ecosistemas han disminuido globalmente entre un 40% y un 60%. Esta reducción tiene serias implicaciones socioeconómicas, incluyendo el colapso de pesquerías, debido a los múltiples servicios que estos ecosistemas proporcionan.
Te puede interesar: ¿Otra hidroeléctrica en el río Biobío?: Plan de Reconversión del gobierno empuja construcción de Central Rucalhue
Los cambios globales, como el cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales, ejercen una presión significativa sobre los bosques marinos. Chile, como uno de los principales productores de macroalgas silvestres, destaca por especies formadoras de bosques, como el Huiro palo (Lessonia trabeculata), Huiro negro (Lessonia berteorana/ spicata), Huiro flotador (Macrocystis pyrifera) y Cochayuyo (Durvillea sp). Por ello, es crucial visibilizar la importancia de estas algas y establecer regulaciones más estrictas sobre su extracción, así como promover la protección de estos bosques a lo largo de la costa. La conservación de estos ecosistemas es esencial no solo para la biodiversidad marina, sino también para la sostenibilidad de las comunidades que dependen de ellos.
Un grupo de habitantes de Coliumo, junto a científicas, impulsaron un proyecto piloto para restaurar los bosques de Huiro flotador que habían desaparecido de la bahía por causas aún desconocidas. Este proyecto se centró en un enfoque comunitario, buscando involucrar a las personas que interactúan con estos bosques y que desean protegerlos.
Con el apoyo financiero de la Fundación David y Lucile Packard, se llevó a cabo un diagnóstico socioecológico, capacitaciones y una prueba piloto de restauración mediante el trasplante de Huiro flotador. Durante casi dos años, el equipo aprendió que la clave para replicar iniciativas similares radica en construir lazos sólidos y duraderos con la comunidad. Sin embargo, se enfrentaron a la problemática de la sobreexplotación de macroalgas, evidenciando la falta de normativas que regulen esta extracción en la región del Biobío. Por ello, una de las prioridades es buscar formas de proteger estos ecosistemas, lo cual es complicado debido a su invisibilidad y falta de conciencia social sobre su importancia. La estrategia debería incluir un enfoque transdisciplinario que combine conocimientos científicos y saberes locales, para encontrar maneras efectivas de proteger y usar de manera sustentable estos valiosos ecosistemas marinos.
Uno de los logros más relevantes del proyecto piloto, fue la conformación de un grupo de personas motivadas con la tarea de visibilizar y proteger los bosques de macroalgas, quienes comienzan a organizarse y conforman recientemente la "Corporación Bosque Submarino". Como actividad inaugural de este colectivo, realizaremos el lanzamiento de la Guía de restauración participativa de bosques de Huiro que sistematiza la experiencia del proyecto, donde a la vez presentaremos el cortometraje documental Bosque Submarino, dirigido por Mario Benavente y la productora Húmedo.
Este evento se realizará el viernes 04 de octubre en el Centro cultural de Tomé y en esta ocasión además se inaugurará la exposición "Bosques invisibles" que pone en el centro de la conversación la urgente necesidad de restaurar y conservar los bosques de macroalgas.
La exposición incluye piezas cerámicas de estudiantes que combinan arte y ciencia, así como fotografías submarinas que muestran la rica biodiversidad de estos bosques. También se presentan xilografías que reflejan las amenazas a las costas, destacando la relación entre el arte y las tradiciones locales.
Te invitamos a acompañarnos en este viaje artístico, científico y educativo. Sumérgete en la problemática que enfrentan nuestras costas y descubre cómo todos podemos colaborar para proteger y revitalizar los bosques submarinos, que son la base de nuestros ecosistemas costeros y una pieza fundamental para la vida en la tierra.