Jorge Atala Atala es un fotoperiodista sirio-chileno que perdió su visión producto de la represión ejercida por carabineros durante el Estallido Social de 2019. El profesional busca justicia y reparación. A pesar de su participación en el Programa de Acompañamiento y Cuidado para Sobrevivientes de Trauma Ocular (PACTO), su experiencia se ve marcada por irregularidades y la falta de intervenciones oportunas, reflejando un problema sistémico en la atención a las víctimas de represión estatal en Chile, a lo que se suma la intimidación que ha sufrido y que lo llevó a retirar la querella por apremios ilegítimos contra los presuntos responsables de su brutal agresión.
Por Michelle Martínez
El Estallido Social chileno estuvo marcado por la represión estatal ejercida contra las y los manifestantes a lo largo de todo el país. La pérdida de visión por traumas oculares debido a la utilización contra las personas de escopetas antidisturbios, lacrimógenas y chorros directo al rostro por parte de la policía uniformada, fue uno de los hechos vulneratorios más importantes durante este periodo, dejando en evidencia la brutalidad ejercida por agentes del Estado contra los y las protagonistas de la protesta social.
Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), entre el 17 de octubre de 2019 y el 18 de marzo de 2020, se ingresaron más de 6 mil 800 denuncias por hechos vulneratorios. De estos casos, el INDH interpuso ante los tribunales de justicia 3.216 querellas. Según el organismo se registró que 220 personas sufrieron algún tipo de trauma ocular, comprometiendo la pérdida de la visión del 37,3% de las víctimas y causando el estallido ocular de un 22,7%.
Jorge Atala Atala es un fotoperiodista sirio-chileno de 43 años de edad, que fue víctima de la represión de Carabineros durante el Estallido Social. Gran parte de su carrera se dedicó a ser corresponsal de guerra, lo que lo llevó a cubrir conflictos bélicos en Irak, Afganistán, Turkmenistán y Palestina. La última vez que ejerció labores como corresponsal, se encontraba en Palestina, siendo la misma agencia que contrató sus servicios la que le dio las instrucciones de cubrir el Estallido Social en Chile.
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De acuerdo al relato compartido por Jorge Atala Atala a Resumen, el 10 de enero del 2020, se encontraba en Avenida Libertador Bernardo O'Higgins con Ramón Corvalán, en Santiago, realizando registros fotográficos de las manifestaciones junto a un colega, cuando se percataron que un carro lanzaguas se subió a la vereda en dirección a los manifestantes.
«El carro número 44 lanzó un chorro de agua amarillento por donde yo estaba, ahí agaché la cabeza pensando en que sería solo agua. Entonces, subió lentamente el carro por la vereda, yo me subí entre la sexta y séptima bandera, donde el carro me arrojó el chorro directamente a lo que fue a la máscara y al casco balístico. Y el segundo chorro ocurrió cuando tomé la cámara. Antes de poner el ojo para tomar la foto, el carro lanza un chorro y me pega entre el ojo y la cara. Yo agaché la cabeza, y cuando quise levantarla un poco, me pega entre la tierra y los pies. Ahí yo caigo al lado la acera y quedo inconsciente» explica la víctima de trauma ocular.
A esto, añade que «después me atendieron en la Brigada de Salud, me pusieron leche de magnesio y pude abrir un poco el ojo derecho. Me retiré del lugar con un amigo en un vehículo particular y fue ahí en donde se me pone la visión del ojo derecho borrosa, hasta finalmente ver negro».
Recientemente, El Ciudadano consignó que, tras tener acceso a un informe del exgeneral Mario Rozas, director de Carabineros durante el Estallido Social en 2019, se confirmó la presencia de sustancias químicas derivadas del «líquido CS» (de nombre clorobenzalmalononitrilo), siendo esta sustancia conocida por ser tóxica al contacto directo en la piel. Si bien, el uso de este líquido está permitido por el «Protocolo para el mantenimiento de orden pública».
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Tras esto, Atala asistió en distintas instancias a servicios médicos. Fue el 15 de enero del 2020 en donde, a través de un examen físico realizado en el Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico de Chile, indicaron que el fotoperiodista sufrió la pérdida del 80% de la visión de su ojo izquierdo y un 90% de la visión del ojo derecho, siendo esto respaldado posteriormente, en la querella realizada por la víctima junto al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
Intervención en el caso del INDH y el Programa de Acompañamiento y Cuidado Para Sobrevivientes de Trauma Ocular (PACTO)
Desde que ocurrieron los hechos, Atala ha asistido a diversos espacios en búsqueda de reparación. En primera instancia, participó en el Programa de Acompañamiento y Cuidado para Sobrevivientes de Trauma Ocular (PACTO), conocido anteriormente como el Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO) en el Hospital El Salvador, además de ser apoyado en la interposición de la querella por el INDH de Santiago, siendo en esta instancia en donde se buscó calificar lo sucedido como delito de apremios ilegítimos.
En declaraciones a Resumen, Beatriz Contreras, jefa del INDH de la Región Metropolitana, explica que Jorge Atala «en su calidad de querellante Institucional, el día 6 de julio del año 2020, interpuso querella criminal ante el 7°Juzgado de Garantía de Santiago, por los hechos acaecidos a la víctima, don Jorge Atala, con fecha 10 de enero del año 2020. Mientras la investigación se encontraba en curso, específicamente el día 30 de junio del año 2022, desde la Fiscalía de Alta Complejidad nos informaron que don Jorge Atala habría presentado un escrito formal ante el Ministerio Público solicitando el desistimiento de la querella».
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Respecto al desistimiento de la querella, el fotoperiodista explica al medio que «tuve que hacerlo porque estaba recibiendo amedrentamientos. Hace un tiempo mi mamá murió, ella trabajaba en Carabineros de Chile y me tenían ubicado. Se me han acercado muchas personas en varios intentos, yo sé que son uniformados porque he escuchado a gente que se ha acercado a mi domicilio, o me ha pillado en la calle y me ha intentado atacar, diciéndome que tengo que bajar la querella contra 'sus carabineros' o van a dejarme ciego».
El fotoperiodista ha sido partícipe del programa PACTO, del que indica que ha funcionado de manera irregular en sus atenciones: «A principios de este año, en febrero, me habían citado de PACTO para operarme. Yo estaba feliz, estaba ilusionado, pero cuando llegué al centro, me dijeron '¿No le avisaron?', '¿Qué cosa?', les dije yo, 'Que la doctora que lo iba a operar se fue a Europa de vacaciones dos meses'. Después de todo este tiempo, hace tres semanas me llamaron para operarme, pero la doctora volvió a estar de vacaciones. La verdad es que quiero desistir (del programa), porque ya ha pasado mucho tiempo y no quiero seguir yendo para que no me atiendan, aunque eso signifique perder lo que me queda de vista» señala.
Sobre estos dichos, Resumen solicitó una declaración a PACTO de la zona oriente de la región Metropolitana, pero hasta el cierre de esta nota, no emitieron declaraciones.
La experiencia vivida por Atala con el programa coincide con uno de los estudios realizados por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales (UDP) publicado en noviembre de 2022, en el que especifican que el funcionamiento del programa PIRO (el actual PACTO) no ha realizado una correcta intervención en sus pacientes: «las víctimas han reclamado la falta de profesionales con formación en derechos humanos, dificultades en el acceso a medicamentos, demoras en la atención, maltratos por parte de ciertos médicos tratantes y de personal administrativo, entre otros aspectos deficientes».
En la actualidad, el profesional detalla a Resumen que, «tras todo lo ocurrido por el ataque de los agentes del Estado, me he visto afectado en mi diario vivir y no he podido retomar mis labores como fotoperiodista, ya que la casi total disminución de mi visión me impide trabajar con normalidad. Viendo lo ineficiente que es el PACTO, he tenido que gestionar mis visitas médicas por mi cuenta y con apoyo de la Coordinadora de Víctimas de Traumas Oculares» finaliza.