Según lo acordado entre el Gobierno y la Central Unitaria de Trabajadores, para julio de 2024 el salario mínimo llegará a los $500.000, pero, ¿tendrá relación dicho monto con la línea de la pobreza o con el alza de la Canasta Básica Universal? Desde Fundación SOL explican que no. En conversación con RESUMEN, el investigador Santiago Rosselot expresó que, «si nos ponemos en julio de 2024, con un salario de $500 mil, habría una distancia de $130.000 con la línea de la pobreza, que es un estándar básico».
Por Juan Contreras Jara
Con una inflación desatada desde el inicio de la pandemia a la fecha, que dejó en marzo pasado una nueva alza en el Índice de Precios al Consumidor, esta vez del 1,1%, artículos de primera necesidad y alimentos, siguen por las nubes. Si bien, el Índice Nominal de Remuneraciones experimentó una subida en enero de 2023, el precio de las bencinas y productos como la carne y el pan siguen al alza, por lo que la desvalorización de los salarios frente al costo de la vida continúa.
La situación es tal que algunas familias, por supuesto, las que tienen las posibilidades, están viajando a Mendoza (Argentina) por abarrotes como aceite, tallarines y arroz, encontrándose con diferencias de hasta un 200% con los precios chilenos.
Con un costo de artículos como el pan, que bordea los 2 mil pesos, y los combustibles, que este jueves suben entre $15 y $20, pensar en un salario mínimo de $460.000 para enfrentarlos resulta imposible, comentan desde Fundación SOL. Por esto, si consideramos que en 2022 la línea de la pobreza para un hogar de cuatro personas superaba los $510.000, el anuncio del Gobierno «no cumple con estándares de suficiencia», acotan.
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Considerando, por ejemplo, el costo de la Canasta Básica Universal, que está $65.046, Santiago Rosselot, investigador de Fundación SOL, comenta que, «los aumentos deben tener relación con la suficiencia, eso vemos que sigue estando ausente. Y ¿qué significa que sea insuficiente? Que hoy en día vemos que hay gente que trabaja 45 horas a la semana y que son pobres. Es muy difícil vivir en este país y esto no sólo afecta a quienes ganan el mínimo, porque los salarios en Chile se agrupan en torno a ese valor, cumple un efecto de referencia en relación a los demás salarios».
La desvalorización de los salarios v/s el aumento del costo de la vida
El camino a los 500 mil pesos de sueldo mínimo, en momentos en que ir al supermercado puede costar $100.000 para un hogar de cuatro personas o menos, partiría este 1 de mayo, con un monto de $440.00. Luego, el 1 de septiembre, alcanzará los $460 mil, para llegar al 24 de julio 2023 al tope comprometido por Boric.
Es en este transcurso que Rosselot sostiene que el costo de la vida también aumentará, por lo que no se alcanzaría a generar una equivalencia o mínima cercanía entre las alzas en los artículos de primera necesidad y los salarios. A esto hay que agregar que incluso antes del espiral inflacionario en el que nos encontramos, ya había una des conexión entre la realidad de los precios y los sueldos. «Hay un atraso salarial de base. Los sueldos están desajustados del costo de la vida, entonces hay que hacer un ajuste estructural para llevarlos a un nivel mínimo».
En cuanto a la relación entre costo de la vida y la desvalorización de los salarios, agrega que «por un lado, tenemos los precios, que se ajustan rápidamente, con flexibilidad, sobre todo en un contexto de poder oligopólico, donde hay sectores que tienen pocas empresas y concentran mucho poder y por ende mayor margen de acción, versus los salarios que se reajustan, con suerte, una vez al año. Vemos en la práctica que son pocos los trabajadores cuyos sueldos se reajustan por IPC y sobre todo, esto se da en contexto de trabajadores sindicalizados, pero fuera de ese espacio, son muy pocos los salarios que se reajustan».
Según expresa Rosselot, el Índice de Remuneraciones Real, que compara la evolución de las remuneraciones en un periodo de tiempo, con la de los precios, «muestra que en el último año, los sueldos en general han caído, la capacidad adquisitiva de los trabajadores ha caído». Esta situación se complejiza si relacionamos los sueldos con la canasta básica, donde, «aumentó casi un 24% en los últimos 12 meses, versus los salarios que aumentaron un 11,2%, o sea, en términos de los alimentos, el poder adquisitivo ha disminuido casi un 13%».
En lo concreto, según explican desde Fundación SOL, el aumento del sueldo mínimo anunciado por el Gobierno no daría respuesta ni siquiera al estándar de la línea de la pobreza. «Viendo las estimaciones de inflación, si nos ponemos en julio de 2023, con un salario de $500 mil, habría una distancia de $130.000 con la línea de la pobreza, que es un estándar básico que se construye en base a un consumo de 2.000 calorías diarias, es netamente un ítem que considera la supervivencia, no del buen vivir ni del gasto efectivo de los hogares. Si miramos las cifras, el gasto de los hogares en Chile está por sobre el millón de pesos».
En la actualidad, la agenda de los medios está volcada a las temáticas de seguridad, relegando en el olvido situaciones como la violencia de género o la precariedad laboral. Es en este punto que aspectos como la desvalorización de los salarios, el alza del costo de la vida y la respuesta del Gobierno a esta relación, pasan desapercibidos, pese a que atañe a la clase trabajadora, es decir, a la gran mayoría de la sociedad.
En esta línea, el investigador Santiago Rosselot enfatiza en que «creemos que el trabajo siempre tiene que estar en discusión, sobre la mesa, independiente de la contingencia, el mundo del trabajo es lo que permite o no subsistir a los hogares en este país. Esto, sobre todo si consideramos que, en la medida en que los salarios no alcancen para vivir, va a existir la búsqueda de alternativas para poder cubrir el costo de la vida».