Guerra de los chips: la tecnología y la geopolítica mundial

La lucha por la supremacía en la construcción de los semiconductores o micro chips ha repercutido en la economía mundial. Es que son parte esencial de cualquier objeto tecnológico, desde un computador a un avión, pasando por automóviles y electrodomésticos. Hoy, la disputa comercial y geopolítica entre Estados Unidos y China, ha llevado a un bloqueo mutuo, que ha provocado su escasez y alza de precios en el mercado mundial. Para comprar diversos productos como computadores, consolas o automóviles, hoy hay que ponerse a la fila y esto es parte de las consecuencias de esta guerra de los chips.

Joaquín Pérez / resumen.cl

Los micro chips son una maravilla de la nanoingeniería, son láminas de silicio de tamaño nanométrico, más delgadas que un cabello humano, que constan de hasta 40.000 millones de componentes. En estas diminutas células de memoria de cada vez mayor densidad y capacidad, se empaquetan circuitos con cada vez más potencia de cálculo.

Los semiconductores o micro chips tienen un hoy un impacto gigantesco en la economía y el comercio mundial. Estados Unidos ha visto como en los últimos años China avanza a pasos agigantados en diversos ámbitos como la inteligencia artificial, la computación, las redes móviles y teléfonos, la industria militar, la carrera del espacio, sin embargo para continuar este desarrollo, todas estas áreas dependen de los micro chips y es ahí donde Estados Unidos pretende limitar a China.

Con EE.UU. imponiendo sanciones tecnológicas a China, la industria electrónica mundial se enfrenta a tiempos complejos. La cadena de suministro global de chips electrónicos se ha visto afectada, lo que ha provocado una escasez en varios sectores. El mayor cuello de botella se ha producido en la industria del automóvil, en parte esta situación es la que explica el alza desmedida de precios de los vehículos este últimos tiempo.

EE.UU. ha elegido la industria de los semiconductores como campo de batalla para su competencia geoestratégica con China. Cree que tiene un liderazgo tecnológico significativo y que China tiene aún un rezago en esta área. Aunque tiene una participación de mercado comparable a la de EE.UU., China todavía depende de ciertas tecnologías claves que aún controlan Washington y sus aliados: Unión Europea, Japón, Corea del Sur y por sobre todo Taiwan.

El argumento de Washington es sencillo: estamos por delante, tenemos ventaja en ciertas tecnologías críticas para la fabricación avanzada de chips; todo lo que tenemos que hacer para mantenerla es negarle a China el acceso a estas tecnologías; esto asegurará nuestro liderazgo y dominio.

EE.UU. cree haber encontrado el punto débil de la economía china. En efecto, el principal problema de China es la fabricación de chips de alta gama, que es virtualmente un monopolio global de EE.UU, que tiene el 80% del mercado en algunos procesos de fabricación y diseño de chips, como grabado, implantación de iones, deposición electroquímica y software de diseño.

La compañía taiwanesa TSMC, una de las principales del mundo, produce chips de 3 nanómetros (nm) y se espera producir chips de 2 nm en el año 2025. En comparación, la compañía estatal china SMIC, solo comenzó a producir chips de 14 nm a finales de 2019, lo que los coloca al menos una o dos generaciones por detrás. Por eso es que fue que EE.UU. prohibió a Huawei comprar los chips de 7 nm o inferior tamaño a la taiwanesa TSMC.

Todas las grandes empresas tecnológicas chinas dependen de chips estadounidenses o países bajo su órbita como Japón y Taiwan, sin embargo estas mismas empresas también dependen para su desarrollo del mercado Chino.

El mayor fabricante de máquinas de fabricación de chips de Europa, ASML de Holanda (el valor de esta empresas es superior a otras gigantes europeas como Airbus, Siemens o Volkswagen) es el proveedor exclusivo de máquinas de litografía ultravioleta extrema, la herramienta más costosa del mundo, esencial para producir los chips más avanzados. Casi una quinta parte de los componentes que ASML necesita para construir sus máquinas se fabrican en su planta de EEUU y, por tanto, están bajo el régimen de sanciones a China. Holanda también ha detenido los envíos a China de máquinas de litografía ultravioleta extrema desde 2019, fruto de la presión de EEUU.

China sabe de esta realidad y baja la cabeza, mientras en silencio desarrollan tecnología que les permita acortar las distancias en la carrera de los superconductores, pero les llevará tiempo ponerse al día, a corto plazo, las empresas chinas van a sentir el efecto.

Cuánto tardará China en disminuir la actual brecha y hacer independiente a su industria tecnológica. No lo sabemos, pero sin duda ya trazaron una línea en este sentido.

.

.

Estas leyendo

Guerra de los chips: la tecnología y la geopolítica mundial