• En su visita a Concepción, en el marco del Laboratorio de Cine de No Ficción del Festival FRONTERA SUR, el destacado cineasta, Gustavo Fontán, considerado una de las voces más auténticas del cine trasandino, aprovechó para reflexionar sobre la crítica situación que se vive en su país.
Sofía Fernández Mora
Su mirada poética y honesta es un acto de resistencia en el cine actual, donde se le pide al cineasta que responda a las expectativas de la industria. Con más de una veintena de películas en las que la poesía y la potencia de las imágenes diluyen los límites entre el cine y la literatura y documental y la ficción, con títulos como La Terminal (2023), La Deuda (2019), El Árbol (2006), El día nuevo (2016) y El limonero real (2016) Gustavo Fontán es el perfecto exponente de aquello que la motosierra de Javier Milei ha prometido extinguir: el cine que no busca el éxito comercial.
Nació en Banfield, Buenos Aires, Argentina, es director, escritor y docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y en la Universidad Nacional de La Plata, otro sector que ha sido duramente golpeado por el actual gobierno Argentino. Su primer largometraje Donde cae el Sol (2003) obtuvo el Premio del Público en el Festival de Cine de Lérida y en el Festival de Cine de Toulouse, sus películas han sido programadas en focos y retrospectivas de desde México hasta Tokio, recibió el Diploma al Mérito de la Fundación Konex como uno de los 5 mejores documentalistas de la década y no es primera vez que está en Chile, pasó durante el año 2013 y 2014 por los festivales: FICVI'A, FIDOCS y Antofadocs; y estuvo antes en Concepción en la primera versión del FRONTERA SUR LAB, antes de la pandemia.
En esta 4ta versión del FS_LAB, en la que también participarán la montajista Sophie França y el cineasta Pablo Mazzolo, se hizo cargo del módulo de escritura, en una residencia de 4 días con 3 cineastas seleccionadas para desarrollar con él sus proyectos audiovisuales. Tanto en la tutoría de proyectos seleccionados, como en el conversatorio abierto a todo público, compartió su proceso de búsqueda del "favor de una imagen", mediante el merodeo y el acecho. Una metodología inspiradora, amorosa y refrescante en medio de un contexto político que busca "aplanarlo todo".
Y es que el cine argentino, otrora ejemplo mundial de diversidad e identidad, pasa por su peor momento, el gobierno actual ha desplegado una agresiva cruzada en su contra, culpándolo del hambre en el Chaco, vaciando el Instituto Nacional de Artes Audiovisuales (INCAA) e inhabilitando el Fondo de Fomento Cinematográfico. Lo cierto es que el Estado no invierte directamente en el audiovisual, ya que la Ley de cine es la principal fuente de financiamiento mediante la venta de "videogramas grabados" y la recaudación del Ente Nacional de Comunicaciones, a partir del impuesto a los canales de televisión y servicios de cable.
¿Por qué entonces las autoridades vigentes han apuntado sus dardos con tanto énfasis hacia el cine? "Porque la cultura audiovisual influye mucho en la percepción de las personas" dice Fontán, "en las formas de pensar el mundo de maneras plurales, porque el cine me viene a contar algo que quizás yo no podría haber pensado. Si todo lo que se dice es cliché, si sólo nos divierte la repetición de ese cliché, la percepción sufre y entonces es más fácil saquear (..) Eso es lo que ellos buscan saquearlo todo" explica el cineasta.
EN RAM"N VÁSQUEZ NADIE COBRA
– Cuéntame un poco el proceso en el que estás con tu última película
Cuando decimos mi última película, estamos hablando de tres. Es decir, una película que se llama "Los Ríos" que hice el año pasado y que fue a distintos festivales y ahora se estrena en Buenos Aires, en la sala Leopoldo Lugones, el próximo 24 de abril. Luego, estoy en un proceso de dos películas, un documental, que se llama Hospital Británico, que co-dirigimos con Gloria Peirano, basado en un libro de poemas Hospital Británico de un escritor argentino increíble, que siempre nos impactó mucho, Héctor Viel Temperley. Recoge su experiencia cuando le sacan un cáncer del cerebro y después de ser operado, escribe en estado de trance, el libro es de una potencia maravillosa. Esa película la tenemos filmada y vamos a empezar en un mes la edición. Y luego, además, estoy filmando una ficción que está en etapa de rodaje.
– ¿Ramón Vásquez?
Sí, Ramón Vásquez. Estamos rodando esta película que decidimos hacer a pesar de que es una locura hacer una película sin recursos. Es una ficción con un actor muy importante que se llama Marcelo Subioto (La Deuda, Puán, División Palermo). La estamos haciendo como si filmáramos un documental con un equipo muy pequeño, de cuatro personas. Es decir, como nadie cobra nada, no filmamos toda la película junta, sino que empezamos en agosto del año pasado y esperamos tenerla filmada en julio de este año. Será un año de rodaje más o menos, es lo que estimamos, estoy muy feliz con esto, ese es nuestro acto de resistencia.
– ¿Y cómo fue ese proceso de decidir -como equipo- trabajar sin recursos?
Tenía escrito un guión pensado para hacer en el sistema tradicional. Es decir, apelar a los fondos INCAA, que nunca eran muchos, pero permitían hacer una película. Ahora, el INCAA no ha sido cerrado, porque no lo pueden cerrar, sino que lo han dejado inoperante, no cumple la función que debería cumplir. Ante la situación terrible, me acuerdo que se acerca Diego Poleri (Felices los 6, Las Acacias, El Árbol) que es director de fotografía con el que trabajé e hice muchas películas y me dice "bueno, que esto nos agarre haciendo cosas, ofrezco mis equipos filmemos como filmábamos en los 90".
Dudé un instante, dudé un tiempito y luego pensé en una reescritura que hicimos con Gloria de ese guión de Ramón Vázquez. Es hermoso porque vamos tres o cuatro, con un actor increíble y después se suman otros actores, pues también está Luis Ziembrowski (Los Villanos, Los Sonámbulos). Y lo vamos grabando en orden cronológico, porque es el viaje de un personaje y una o dos jornadas por mes. Entonces eso nos permite ir observando el material, ajustando. Ahora empezamos a editar y vamos editando lo que hemos filmado. Hay un sonidista que aporta sus cosas, el montajista aporta sus equipos, su trabajo, todos sabemos que el video se hace sin dinero, por lo tanto, nadie cobra.
– Un cine de guerrilla ¿Hay algo especial que emerge de estas situaciones?
Es que la potencia de la película no es que se hace sin dinero, sino en la convicción e intimidad de quienes la hacen, en la potencia que surge de la intimidad de un grupo absolutamente convencido de ir a buscar algo detrás de eso, que nunca es la imitación del sistema industrial. Si uno quiere imitar, sin recursos, el sistema industrial se va a pérdida, no pérdida económica, sino que la potencia está en otro lado, entonces hay un grupo atento a encontrar la potencia en la intimidad del trabajo con el actor, en la elección cuidadosa de los lugares, lo que aportan los lugares, en los parroquianos de una parrilla, la elección de esos parroquianos que son personas reales, es decir, como todo eso real va alimentando la ficción.
– Iñárritu cuenta en una entrevista, las diferencias de presupuestos con las que ha trabajado. Termina diciendo que no hay presupuesto que alcance, como si las películas absorbieran todo el dinero.
Absolutamente. A veces la exigencia de los presupuestos es tener muchas más personas de las que se necesitan. No sé, digamos que el dinero pone sus exigencias. Pero tampoco habría que idealizar la ausencia de dinero. No la quiero idealizar porque tiene un gran problema: es que nadie cobra y que ese sistema a la larga no se puede sostener. No pienso en el director, pienso en el sonidista, el que vive de eso. Los directores no vivimos de nuestras películas, en cambio el montajista no puede hacer películas sin cobrar. Entonces, para nosotros es un acto de resistencia en la transición hasta que consigamos que se vayan los que gobiernan y recuperemos el Estado, el Estado tal como pensamos el Estado y tal como el estado actuó hasta que empezó a gobernar este señor que nos gobierna hoy.
EL GOBIERNO CONTRA FONTÁN
– Manuel Adorni, vocero de gobierno señaló textualmente que ellos están en contra de los "fracasos comerciales». Por otro lado, tú partes el conversatorio planteándote en contra de las expectativas externas que presionan a los directores para buscar el éxito comercial. O sea, es como si apuntaran directamente contra ti.
Por supuesto, por supuesto que hablan en contra de mí, yo siento que no solo de mí, sino en contra de una forma de pensar el cine. Nuestra Ley de cine dice que el INCAA "apoyará proyectos de valor industrial o cultural». Y que los valores culturales no coinciden siempre con el éxito. Ver el cine como un negocio que tiene que entretener es una forma muy estrecha de pensar el cine, no hay un criterio artístico. Quienes hacemos cine, entendemos que el cine es un acto plural y se puede hacer una película para entretener y hacer otras que no entretienen, que la ve mucha menos gente, pero que son las mejores películas o son películas que nos impactan, películas necesarias que abren los ojos, que tienen miradas diferentes, plurales. Porque pensamos el cine como un hecho plural, no como un hecho uniforme, unívoco sujeto a las leyes del mercado. Vamos, si empezamos a pensar todo de acuerdo a las leyes del mercado y eso se lo trasladamos al arte, uff, desaparece la vida.
– Los cineastas independientes en Argentina dijeron que las medidas implementadas por el gobierno son un atentado contra la memoria del país. ¿Tú crees que les quieren borrar la memoria?
Yo creo que lo que se busca es desplegar un conjunto de estrategias para aplanar la percepción, volver la percepción de la gente más torpe, porque un pueblo con la percepción más restringida, es más fácil de saquear. El cine, la cultura audiovisual influye mucho en la percepción de las personas en las formas de pensar el mundo de maneras plurales, donde hay otras miradas con las que yo no coincido, pero que me viene a decir algo que yo no podría haber pensado. Si todo lo que se dice es cliché y sólo me divierte la repetición del cliché, la percepción sufre y es más fácil saquear.
– ¿Por qué están tan obsesionados estos líderes actuales con el éxito comercial?
La ambición. En principio, trasladar una lógica de mercado, cuanto más ganancia es mejor y que las cosas valen por su ganancia. Esto es horrible para la vida, ¡que vida horrible promete esa forma de pensar!. Si lo pensás bien, uno entra en un estado desmedido, qué significa ganar más, si ya ganan mucho, cada vez ganan más y más, van a destruir el mundo en muy poco tiempo, porque la ambición es infinita. Y si se lo traslada al cine o al arte, estamos perdidos. Es como una especie de derrota muy fuerte.
– EL CINE EN LA FRONTERA SUR
¿Es más fácil que se traslade esta visión al cine que a otras artes? ¿Por qué se le exige al cine este rendimiento económico?
Pues fíjate que esto ya pasó como estrategia hace mucho, en los '50. Hollywood cambió sus estrategias de comunicación. Las grandes empresas decidieron que lo que primero se iba a comunicar de una película iban a ser tres datos: cuánto se gastó, cuánto se ganó y cuántos espectadores la vieron. Y transformaron esos datos en la cualidad de una película. Pasando esto mismo, cuanto más se gastó, cuanto más se ganó, cuantos más vieron la película es mejor; lo que es una torpeza intelectual. Se confunde una cualidad con la cantidad, como si fuera medible la calidad y esto está exacerbado al infinito. Se las valora, no por lo que son, no por cómo nos conmueven, no por cómo nos afectan, sino por su rédito comercial y esto reduce la capacidad de poética del cine, la capacidad plural del cine, etcétera, etc.
– ¿Cómo se evalúa una buena película?
No tengo el parámetro ni quisiera tenerlo. Yo puedo decir qué es una buena película para mí, una película que me impacta. Lo que sí, creo que deberíamos valorar es la pluralidad. Que se haga la película industrial, que se haga un ensayo audiovisual, que se haga una película más poética que otras, que se hagan documentales sin restringir los temas. Se entiende, es decir que para mí, el valor no está en que sea de esta manera, sino que sea plural, a mí estas películas me pueden no gustar, pero me encanta que exista eso y esto. A mí me encantaría que todas las películas de Chile sean de (Ignacio) Agüero, pero se entiende que eso no puede pasar.
– ¿Cómo se trabaja la búsqueda de ese valor en esta tutoría que realizaste en FRONTERA SUR LAB?
En principio el festival propone una mirada sobre el cine por fuera de los parámetros industriales y de la valoración del mercado, en su selección de los proyectos para el laboratorio. Luego, lo que uno trata de proponer en el trabajo, es el mayor rigor del lenguaje para desplegar una mirada personal, pero no biográfica, no para hablar de su vida, sino una mirada personal sobre el mundo que puede tener alguien, que puede que no tenga yo ni otra persona, que viene a contar que vienen a mostrarnos algo que puede no ver otra persona. No hay respuestas unívocas a los problemas de escritura o a los problemas de realización. Lo que hay son múltiples soluciones, para cada problema del trabajo artístico y lo que hay que encontrar es la solución adecuada a ese problema. ¿Qué solución reclama ese proyecto? Entonces, acompañar en ese proceso de búsqueda de solución singular, aportando cuerpos teóricos, reflexiones.
– No es tu primera vez en FRONTERA SUR, con todo lo que está pasando en Argentina y el mundo, cómo ves ahora la realidad de nuestro país y particularmente de este espacio que ofrece el festival.
Me parece que FRONTERA SUR ha conseguido posicionarse, en la defensa de esto, de que el cine no puede ser una respuesta a los modelos industriales porque ya hay mucho de eso. Para mí, es muy valioso que FRONTERA SUR resguarde esto que las películas son frágiles, que las películas obedecen una mirada singular, que las películas encuentran sus propias respuestas, que las películas no sabemos si van a ser exitosas, pero esto no se hace sin rigor, esto se hace con un rigor absoluto, pero sin tener por delante ese imperativo, de una película exitosa, porque ese imperativo es mortal.
– ¿Cuál debería ser el imperativo en una película entonces?
Para mí, hacer la película con el mayor rigor, la película más honesta que puede hacer cada uno.
Fotografía principal: Daniel Regla @_danrf