"Hey Arnold": De la pieza soñada a la depredación inmobiliaria

Diversas son las representaciones que la reconocida serie norteamericana «Hey Arnold» abordó en casi 10 años de transmisión, contexto donde la ciudad de Hillwood se presentó como un espacio cruzado por conflictos cotidianos y a gran escala. Ejemplo de aquello: la defensa de los barrios ante la devastación que traía consigo el negocio inmobiliario.

Por Javier Arroyo Olea

Los contextos en los que ocurren las historias juegan un papel central al momento en que estas son contadas. Quizá este es uno de los pilares a considerar al momento de volver a ver la conocida serie estadounidense Hey Arnold, la cual acompañó a una generación en la década de los noventa y los primeros años de los 2000 que, a la fecha, continúa considerando aprendizajes, mensajes y reflexiones que dejó en nuestras memorias.

Y es que Hillwood, uno de los territorios centrales en la serie, se instaló como un espacio donde la vida individual y colectiva de personajes, familias y amistades arrastraba consigo una serie de conflictos que se plasmaban intensamente en la ciudad.

Los barrios, los almacenes a la vuelta de la esquina, la escuela, el pulmón del parque central como también aquella isla misteriosa formaban parte de ese entramado que nos daba a conocer las aventuras cotidianas de las y los niños -como también de adultos-, estableciendo una relación de pertenencia con el territorio.

Hillwood | Fotografía: Pinterest

Los colores, los sonidos, las construcciones instaladas y las que estaban por realizarse; todo aquello formaba parte de las historias que compartían grupos de niñas, niños, jóvenes, adultos y abuelas/os y, a la vez, arrastraba un cariño que se transmitía con sus imágenes.

Cómo no recordar aquel lugar que muchas y muchos soñamos con tener en algún momento: la conocida pieza del propio Arnold con un enorme tragaluz -sobre el cual ahora reflexiono lo sofocante que sería- acompañada de una suave base de jazz, imagen que ahora acompaña bases de LoFi en YouTube intentando impregnar ese sentimiento de relajo que alguna vez se sintió.

Fotografía: Pinterest

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Sin embargo, es esa misma relación que se establecía con el territorio la que se enfrentaba a conflictos representados, entre otras cosas, por el negocio inmobiliario.

El avance del discurso del desarrollo y el progreso, como motor de la sociedad, fue uno de las tantos fenómenos trabajados en la serie, el cual fue el centro de la primera película de la serie estrenada en 2002, donde el conflicto se argumentó en el proyecto liderado por el empresario Sr. Scheck para instalar un centro comercial conllevando la devastación de los barrios.

Ante esta situación, la población se organizó en defensa del territorio. Incluso el conocido demoledor de edificios, Ernie Potts, habitante de la conocida Casa de Huéspedes, facilitó sus conocimientos y artefactos para frenar el avance de la depredación.

Y es que este fenómeno marca un punto relevante que se extrapola a diversas luchas que se sostienen actualmente en distintos lugares del mundo, pero que comparten el habitar de las comunidades: los barrios, las poblaciones y los ecosistemas defendidos por la población ante la presencia de proyectos que pretenden barrer con su historia.

Por eso es más que interesante el cómo se trabaja la depredación inmobiliaria no solo en la película de inicios de los 2000, sino en los cerca de 10 años de duración de la serie, al igual que cómo se desarrollan temáticas relacionadas a la forma en que las y los habitantes de los barrios modificaban los espacios colectivos y abandonados por la administración estatal.

Reconocido es, a modo de ejemplo, el capítulo donde las y los niños se toman un terreno para levantar un campo de béisbol y que, posteriormente, es disputado por la propia población adulta, generándose un conflicto respecto a la apropiación y utilidad del lugar.

Fotografía: Pinterest

El énfasis está, reitero, en cómo los espacios, los territorios son protagonistas de las historias que se construyen a lo largo de esta reconocida serie; y cómo dichas problemáticas se arrastran y mantienen latentes en la actualidad.

Más allá de la pieza que muchas y muchos soñamos, pareciera ser que lo más cercano es que siempre vivimos la amenaza en la que los barrios pueden ser devastados por proyectos inmobiliarios o de otro rubro justificado por el empresariado bajo la idea de «desarrollo».

Ante esto, la historia es sabia en darnos orientaciones y enseñanzas a considerar. Tal es el caso del final de la película estrenada en 2002: solo la organización que nace desde el seno de las poblaciones permitirá una defensa real de los territorios.

Fotografía: redes

 

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