Tras el fin del ciclo del trigo, en 1865 con la transformación del Molino Bellavista en Fábrica de Paños Bellavista, bajo la perspectiva de negocios de Guillermo Gibson Delano, Tomé comienza otro ciclo industrial ahora en el sector textil, ocupando nuevamente un importante lugar a nivel nacional.
A las industrias referidas y en menor escala, hay testimonios del desarrollo de pequeñas industrias como, jabonerías, curtiembres, vinicultura, cervecerías y bebidas gaseosas, además de pequeñas explotaciones carboníferas y elaboración de productos derivados, lo que reafirma la idea de un temprano proceso de proletarización. A lo anterior, hay que agregar que el desarrollo de la pesca artesanal y marisquería son una constante a lo largo de toda la historia de la localidad ya sea como fuente principal o como sustento esporádico en tiempos de escasez y crisis económica.
Las telas y los hombres
Paños Bellavista Tomé fue la primera Industria textil instalada en Tomé cuando ya el trigo y los Molinos decaían, fue la precursora del radical cambio que hizo del puerto triguero, de base agrícola, el primer puerto textil de Chile. Todo partió cuando el empresario Guillermo Gibson Délano, quien enriquecido por la exportación harinera y con una mentalidad distinta y empresarial, decide orientar la producción a otra actividad aprovechando la infraestructura y las condiciones sociales creadas en la industria anterior. Según la versión más aceptada, envió los últimos cargamentos de trigo a Estado Unidos, invirtiendo el dinero de esa venta en la adquisición de 24 telares y los instaló en las dependencias de lo que era el molino Bellavista, que fueron la base y el principio de la industria textil cuando corría el año 1865. De esta manera Bellavista pasa a ser una de las primeras textiles del país y la primera en su género: "hilado, tejido y acabado de género", que fue el de más importante desarrollo en la zona. Ya hacia fines del siglo XIX, la fábrica contaba con 340 empleados, entre ellos 120 mujeres y 27 niños.
También, por la complejidad de los procesos textiles, y la inexistencia de técnicos capacitados en la zona, Tomé se convirtió en centro de inmigrantes europeos. Estos técnicos extranjeros, principalmente alemanes, provenían de zonas donde la industria textil de carácter industrial era consolidada. Es probable que junto con estos operarios arribaran también a la zona las ideas sociales de debate en aquella época en Europa, que ya había conocido importantes oleadas revolucionarias.
Un hecho vital para el desarrollo de la industria, se dio con la Guerra del Pacífico: durante el conflicto el presidente Aníbal Pinto contrata con Bellavista el aprovisionamiento de géneros para vestir a las fuerzas nacionales. Desde este acontecimiento, Bellavista mantuvo las relaciones comerciales con las fuerzas armadas chilenas, las que durante bastante tiempo se convirtieron en su principal cliente.
El Año 1913 los empresarios Pablo Kraft y Marcos Serrano crearon en Tomé la sociedad de capital "Kraft y Cía" que en un primera instancia se dedicó al rubro de tejeduría, lo que la hacía dependiente del hilo importado desde Europa, lo que gatilló en su cierre durante la Primera Guerra Mundial por tres años. En 1917 la empresa se trasforma en "Sociedad Nacional de Paños Tomé", y amplió su producción lo que le dio cierta independencia de las importaciones, mediante la propia confección de hilos. Después de varios cambios directivos logra la estabilidad y solvencia.
Estando textil Bellavista Tomé en manos de Carlos Werner, pasa a denominarse Fábrica Nacional de Paños Bellavista. En este periodo, Werner comenzó a destinar recursos para la construcción de casas para el asentamiento de los trabajadores, que fue la base de las actuales poblaciones de Bellavista, como la Florentina. Los obreros debían seguir estrictas normas sociales si querían mantenerse con casa lo que generó dependencia respecto al patrón.
En 1927, de la mano de capitales italianos, surge la última de las empresas del rubro, la Industria Nacional Textil Silvio Sbárbaro y Cía. Ltda. Que luego pasó a ser Fábrica Italo Americana de Paños de Tomé S.A. (FIAP).
La industria textil no sólo generaba empleos directos, indirectamente, por todas partes se multiplicaban los sastres y modistos (as), quienes confeccionaban la elegante ropa utilizada por los trabajadores textiles, ropa hecha en base al género comprado a la empresa a precio rebajado o ganado por la lucha sindical. Además, muchas personas trabajaban en el mantenimiento de las familias textiles por lo que no era raro escuchar de gente que daba pensiones (alimentos) a los trabajadores y/o a sus hijos.
Tomé durante el Gobierno de la Unidad Popular
Apenas a un mes de asumido Salvador Allende como presidente, realizó el decreto para estatizar la Fábrica Nacional de Paños Bellavista, así, la primera textil tomecina se convierte en la primera industria expropiada por el gobierno de la UP. El motivo fue que el empresario Teófilo Yarur, dueño de la empresa, debe meses de sueldo a los trabajadores y se fue a Argentina por lo que los trabajadores desarrollaban intensas movilizaciones. Además forma parte de la familia más importante en el rubro textil, el monopolio Yarur. Dueño también de FIAP. Yarur, Fabrilaza, entre otras.
A la expropiación de Bellavista le sigue la Expropiación de FIAP en marzo de 1971 y la intervención de Industria Nacional de Paños en los meses siguientes. De esta manera Tomé se constituye como un polo de desarrollo industrial, específicamente textil, pilar en el desarrollo nacional. Durante este periodo las industrias absorben la cesantía y los trabajadores participan activamente en la gestión de la empresa transformándose en un ejemplo de cómo los trabajadores participan activamente en la Vía Chilena al Socialismo.
Dictadura y Democracia
Con el golpe fascista todo cambió, las políticas neoliberales desprotegieron la industria nacional y las textiles poco a poco sucumbieron ante las reglas de mercado, no pudiendo competir con los bajos precios de las telas de China e India. FIAP y Oveja Tomé quebraron durante la dictadura y sólo Bellavista siguió en pie. El 2003 se abre la trasnacional Crossville y Bellavista terminó quebrando el pasado 2007.
Hoy en día Tomé se ha convertido en ciudad dormitorio, miles de personas deben abandonar la comuna para buscar fuentes laborales. Esto significa que a las horas de trabajo la gente debe sumar entre 2 y 4 o más horas de viaje con lo que queda muy poco para descansar, disfrutar de la vida y organizarse. La gente sigue a la espera de la reapertura de Bellavista y desde el gobierno insisten en fomentar el turismo como gran fuente de ingresos para la comuna.