[resumen.cl] Varias decenas de familias se establecieron a finales de enero en el fundo Mundo Nuevo en la comuna de Curanilahue para recuperar los terrenos que les pertenecieron. Las familias fueron expulsadas por carabineros, efectivos militares y personal de Forestal Arauco (Grupo Angelini) en la década de 1970 en pleno periodo dictatorial. Hoy, luego de la brutal destrucción del bosque nativo de la Cordillera de Nahuelbuta y el cruel despojo de la comunidad campesina de la zona, pretenden regresar para volver a cultivar la tierra y subsistir.
Este 20 de enero pasado, en el sector de Fundo Mundo Nuevo, en los cerros hacia el oriente de la ciudad de Curanilahue, agrupaciones de familias expulsadas del fundo establecieron un campamento con el objetivo de construir sus casas y recuperar territorio para cultivar y desarrollar actividades productivas de subsistencia. Son cerca de 36 familias originarias que componían el grupo de expulsados, y ahora los sobrevivientes, sus hijos, nietos y bisnietos superan con creces las 200 personas.
En conversación con Resumen, los vecinos que participan en la recuperación territorial contaron la historia del despojo que durante décadas debieron sufrir, los problemas de sus antepasados para regularizar los terrenos donde vivían y los abusos que sufrieron durante la expulsión realizada por la dictadura en conjunto con el personal de Forestal Arauco, que ha mantenido por décadas los cerros de la zona repletos con monocultivos.
Miguel Castillo Maldonado, Presidente del Sindicato de Campesinos y Descendientes de Fundo Mundo Nuevo, señaló que «este fundo lo pagaron los antiguos, mis abuelos y los parientes de ellos, Forestal Arauco lamentablemente usurpó esta tierras». Miguel relata que en los años 40, sus abuelos llegaron arrendando una parcela al igual que cada familia, y en 1961 varios de estos fundos pasaron a remate, como los fundos Cabrera y Espigado. Los integrantes de la recuperación recuerdan que incluso tenían una escuela funcionando, a la que asistían hasta niños del cercano fundo Cabrera. También contaban con molinos y bancos de aserraderos con los que suministraban material a mineras de carbón en Curanilahue y Lebu.
«Este fundo fue rematado con los campesinos viviendo allí del año 40 al 61, ellos tienen la primera opción de quedarse con las tierras por todo lo que habían pagado, llegan estas personas y rematan la tierra y luego ellos no pagan por lo que habían transado que eran 65.000 escudos y en el año 1969 el Servicio de Salud le hace una demanda a estas personas y les hace un juicio. En esa época los campesinos dicen que la mejor solución que pueden tener es comprar los derechos litigiosos de esta tierra. Los campesinos pagaron pero lamentablemente llegó el Golpe de Estado» señala Miguel.
Carabineros, militares y personal de Forestal Arauco expulsan a los campesinos.
La dictadura decidió entonces quienes serían los dueños del fundo y quienes tenían que irse. Entre los latifundistas implicados estaban Gutierrez, Varela y Neira, que posteriormente pasaron sus tierras a la forestal. Miguel Castillo relata que a los campesinos los intimidan, en el puente Mundo Nuevo donde empieza el fundo, les ofrecen bala señalándoles que el "río era ancho" para quienes se resistieran. "En conjunto con Hernán Mozo, un Juez de la República traído desde Santa Juana, les dicen a la gente que se tiene que ir… En este instante entra Forestal Arauco acá intimidando a la gente, primero los fusiles y después, hicieron lo que quisieron, quemaron, rozaron y botaron a campesinos" señaló.
Los y las integrantes de la recuperación territorial indicaron que fueron despojados cruelmente por efectivos de carabineros y tropas militares que llegaron a amenazar a toda persona. "Posterior a eso, quedaron solamente dos vecinos que están viviendo en su casa pero completamente rodeados de pinos» relató Miguel.
Juana de Dios Guzmán Lagos, otra de las participantes de la recuperación territorial, rememora la quema de su vivienda cuando fue expulsada del fundo: «vinimos a dejar unos trastes porque ya íbamos a hacer abandono del fundo y en lo que nosotros vinimos encontramos la casa quemada» comentó.
Por su parte, Andrés Maldonado Bastías, un campesino nacido y criado en el fundo y despojado en 1976 nos cuenta que «cuando llegó el golpe militar, los que tomaron el fundo llegaron a mi casa y me dijeron que tenía que salirme, yo les dije por qué si compré este terreno por medio de la cooperativa de la sociedad y me dijeron ahora tienes que irte no te dejamos trabajar aquí, te ofrecemos trabajo indefinido y me dijeron que no me iban a dejar trabajar y yo no me quería ir» Andrés señala que pensó en su familia y aceptó la oferta ya que no podía mantener a sus hijos, el trabajo que le dieron era deforestar, actividad que sólo duró dos años y que finalmente fue despedido de todas formas.
Con la contrarevolución neoliberal de la dictadura cívico-militar, masivas entregas de tierras fueron realizadas por diversos medios incluyendo fraudes a empresas forestales mediante la CONAF liderada por el yerno del dictador Pinochet y actual controlador y presidente de SQM, Julio Ponce Lerou.
Despojo a campesinos chilenos y mapuche
En la misma época, intereses empresariales avanzaron atropellando los derechos de comunidades mapuche en toda la provincia de Arauco. En Tirúa, las integrantes de la comunidad María Colipi Viuda de Maril que recuperaron sus tierras durante el gobierno de la Unidad Popular, son arrebatadas en 1973 y años posteriores, recalcan la destrucción del bosque nativo y su reemplazo por monocultivos forestales de pino en medio del descontento y la impotencia de la comunidad.
En toda la provincia se realizaron ventas a bajísimos precios por parte de la CONAF a empresas forestales, ejecutadas con documentos legales pero ilegítimos. Además la comunidad María Colipi Viuda de Maril denuncia los procesos que habrían acreditado el cambio de uso de suelo, donde se habría falseado información sobre una supuesta mala calidad de éste, para convencer a autoridades en Santiago sobre la "aptitud forestal" de la zona, y arrasar bosques nativos y tierras cultivables, instalando el modelo de monocultivos forestales para exportación.
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Intentos anteriores de retomar el fundo Mundo Nuevo por los campesinos expulsados han terminado en hechos de violencia. Lorenzo Fonseca, otro participante de la acción reivindicativa, señala que «fuimos a Carampangue y vinimos a hacer posesión de los terrenos ahí abajo en el puente y en el día llegó Forestal Arauco y nos pidió los documentos y ahí estuvimos todo el día con ellos, y nosotros también le pedimos los documentos a ellos, y entonces Forestal Arauco nunca presentó los documentos y después en la noche Forestal Arauco se fue para abajo y después volvieron con 5 camionetas, serían unas 20 personas con hachas, combos, motosierras y al final destruyeron todo lo que habíamos construido nosotros» denunció.
Por su parte Miguel Castillo agrega apuntando a la responsabilidad del Estado a través de los sucesivos gobiernos civiles «este no es un problema de la Forestal, el Gobierno de Chile de la época se prestó para esto, traer la fuerza pública, a un juez de Santa Juana, un juez de la república, el problema es del gobierno de Chile que permitió esto».
Impactos socioambientales del negocio forestal en la provincia de Arauco
La vegetación natural en la Cordillera de Nahuelbuta estaba compuesta por matorrales arborescentes y bosques de Roble Pellín (Nothofagus oblicua), Olivillo (Aextoxicon punctatum), Laurel (Laurelia sempervirens) y Lingue (Persea lingue). Durante siglos, el bosque nativo estuvo sometido a una alta presión por tala y quemas extensas. Durante el final del siglo XIX, en la zona se generan monocultivos de trigo cuyo principal destino era la exportación
A partir de la década de 1970 y especialmente con posterioridad al decreto dictatorial DL701 de 1974, la superficie de bosque nativo y tierras agrícolas se redujo enormemente en un proceso poco documentado donde la zona experimentó una extensiva pérdida de biodiversidad y radical anulación de alternativas productivas para la población local.
Un estudio de 2015 concluyó que los procesos neoliberales y de cambios ambientales han afectado profundamente a las comunidades campesinas en la región del Biobío. Las plantaciones forestales se establecieron sobre terrenos agrícolas, matorrales y bosques nativos, siendo la principal explicación para la disminución de tierras de cultivo.
Desde la década de 1980, el cierre de las minas de carbón comenzó a trastornar la economía de la provincia, mientras se mantuvo la minería de pirquineros a baja escala y frecuentemente con deplorables condiciones laborales.
En 2007, según el Censo forestal y agropecuario de la propia CONAF un 82% de la superficie total de la comuna de Curanilahue (100.572 hectáreas) 82.056 hectáreas corresponden a plantaciones de monocultivos forestales.
Según concluyó un informe publicado en mayo de 2015, en la provincia de Arauco, la actividad de la industria de monocultivos forestales de pino y eucalipto, y producción de pulpa de celulosa y papel para exportaciones, contribuye directamente en la escasez hídrica que se sufre en la mayor parte de la provincia.
El informe señala que la principal cobertura de suelo en la provincia de Arauco corresponde a plantaciones de monocultivos forestales, con una superficie de 315.331 hectáreas según el censo forestal y agropecuario de 2007. En 2008, se reportó que la especie más representada en la provincia era el Pinus radiata, con un 63% de la superficie total de plantaciones, siendo lo demás Eucalyptus globulus (33%), Eucalyptus nitens (3%) y otras (0,8%). Además, se indica que en el periodo 1998-2008 la superficie de plantaciones forestales aumentó en 36.824 hectáreas, mientras que la de bosque nativo habría aumentado sólo 300 hectáreas. La pérdida de bosque nativo y biodiversidad en la región ha generado además, trastornos en el hábitat de felinos en peligro, tales como el Puma. «Ya no queda nada de nativo, porque ellos lo han destruido todo, si bien generan trabajo pero también destrucción» señalaron en la Recuperación de Mundo Nuevo.
Delfina Fonseca Martínez, integrante de Mundo Nuevo, recalca sus motivaciones personales detrás de la acción de recuperación territorial «queremos recuperar la parcela que era de mi papá para vivir ahí y criar animales o sembrar huerta que es lo que me gusta a mí, entonces para eso yo la quiero [la tierra], para mis hijos, mis nietos en el futuro, para eso la quiero recuperar, que es de mi familia».
Las recuperaciones productivas del territorio que se encuentran realizando mapuche, campesinos y campesinas en tierras anteriormente arrebatadas por empresas forestales muestran una posibilidad de transformación en el territorio altamente degradado por la actividad empresarial. Los modos de vida que proyectan estas comunidades podrían contribuir a reducir considerablemente la presión ambiental que el sector empresarial mantiene en la provincia de Arauco, amenazada por la escasez hídrica, los incendios forestales y la degradación de su suelo y biodiversidad.
La recuperación territorial llevada a cabo por el sindicato de Mundo Nuevo constituye un hecho histórico considerando que existen pocas acciones de este tipo cuyo objetivo es reparar las injusticias de la erradicación campesina de las últimas décadas. Tras el proceso de la Reforma Agraria y con la Unidad Popular el campesinado pudo conseguir tierras para sus integrantes, pero la dictadura se las arrebató. Luego con la llegada de los gobiernos civiles, se legitimó la usurpación territorial a favor de las empresas privadas.
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De tener éxito, Mundo Nuevo podría motivar a la población al cuestionamiento generalizado acerca de la propiedad de la tierra y el uso que se le da. Ante las urgentes necesidades de la población y frente a la dependencia cada vez mayor de esta al mercado dominado por grandes grupos económicos, las recuperaciones territoriales podrían constituirse como una alternativa para continuar aquel inacabado y truncado proceso histórico de la Reforma Agraria. De esta forma, la lucha y organización comunitaria podrían ganarle espacio al negocio forestal, en función de colectivizar el territorio para actividades ligadas a necesidades concretas de la población como la producción de alimentos sanos y la restauración de los ambientes degradados.