[resumen.cl] El experimento piloto desarrollado en Reykjavik, capital de Islandia, entre los años 2015-19 y que involucró a 2.500 personas de 100 empresas distintas, a las cuales se le redujo la jornada semanal de trabajo a 35 y 36 horas, sin rebaja de salarios, resultó un rotundo éxito.
Según los estudios presentados por la Asociación de expertos para la Sustentabilidad y Democracia en Islandia (Alda) y la plataforma Autonomy Work los indicadores, tras cuatro años de muestras y análisis, arrojaron que la prestación de servicios y la productividad incluve no se mantuvo en sus cotas, si no que se mejoró en muchos de los casos.
Sin embargo, estos no son los únicos factores que mejoran: también se incrementaron los valores como el compromiso de las y los trabajadores con la empresa o el bienestar aumentó considerablemente según han revelado varios indicadores, además de una reducción del estrés, agotamiento e incluso la salud y la conciliación entre trabajo y vida.
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El director de Autonomy.work, Will Stronge, valoró la prueba como «la prueba más grande del mundo de recorte de la semana laboral en el sector público», y cree que ha tenido un «éxito abrumador» que puede sentar las bases de un revolucionario cambio.
Actualmente en Chile se discute una propuesta en el parlamento en tal sentido, que va aún en etapas preliminares. Sin duda la reducción de la jornada laboral será una necesidad de los sociedades modernas, altamente automatizadas y robotizadas, donde los puestos de trabajo son cada vez menos para una mayor población con condiciones de precarización.