Durante la última semana distintos choques entre bandas rivales han dejado 89 muertos, además se cuantifican 16 desapariciones y 74 heridos por amas de fuego o armas blancas, según comunicó la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos.
Por Ariel Ríos Pincheira
En los barrios más empobrecidos de Haití, que se han levantado en las últimos 40 años, miles de familias deben resguardarse en sus viviendas, sin poder abastecerse de comida ni agua. La violencia ha provocado víctimas por balas perdidas, incluso al interior de sus casas hechas de láminas de metal, se suma el que las ambulancias no están autorizadas para circular por la zona.
El jefe de la misión local de Médicos Sin Fronteras, Mumuza Muhindo llamó, «a todos los beligerantes a permitir el paso de la ayuda hacia Brooklyn», zona de Cité Soleil con mayor violencia, pidiendo «perdonar las vidas a los civiles», según consignó el medio swissinfo.
La situación se agravó a partir del pasado viernes, cuando se oyeron ráfagas de armas de fuego durante todo el día en Cité Soleil, dos facciones rivales se enfrentaron ante una impotente policía, menguada de personal y equipos. Los grupos delictuales se han multiplicado desde hace más de dos años, aumentando los secuestros a personas de todo origen social y nacionalidad. el Centro de Análisis e Investigación de Derechos Humanos cuenta 155 secuestros solo durante junio.
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En esta línea, Muhindo acotó que, «a lo largo de la única carretera que lleva a Brooklyn, hemos encontrado cadáveres en descomposición o quemados», según el personero, «puede tratarse de personas asesinadas en los enfrentamientos o intentando escapar que fueron abatidas. Es un verdadero campo de batalla».
Una cuestión añadida es la inflación desatada en Haití y una gran escasez de combustible, cuestión que complica la llegada de ayuda humanitaria. En Puerto Príncipe, según informa AFP, no hay gasolina en las estaciones de servicio, disparando los precios de combustible en el mercado negro. Este miércoles grupos de colectiveros en moto han levantado barricadas en las principales carreteras de Puerto Príncipe.
Ante el panorama de crisis generalizada miles de haitianos huyen a la fronteriza República Dominicana o a Estados Unidos. Los más pobres arriesgan sus vidas internándose improvisadamente en embarcaciones precarias para llegar a Florida, muchos quedan varados en las costas cubanas o bahameñas o son detenidos por los guardacostas estadounidenses.
Solo en junio, más de 1.200 migrantes irregulares fueron devueltos a Haití, según estadísticas de la oficina nacional de migración. Estos retornados encuentran grandes dificultades para sobrevivir, empleándose informalmente en un país con una inflación anual del 20% que se arrastra hace tres años. Se estima que la inflación superaría el 30% en 2023, por el impacto de la guerra en Ucrania.
Jean-Martin Bauer, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Haití alertó este martes que, «constatamos un aumento significativo del hambre en la capital y el sur del país, siendo Puerto Príncipe la más duramente golpeada». Esta agencia de la ONU considera que la mitad de los 11 millones de la población sufren inseguridad alimentaria y 1,3 millones se enfrentan a una emergencia humanitaria asociada a la hambruna.