Sin duda es una buena señal que una de las primeras actividades que realiza la recién asumida ministra del Interior sea visitar una comunidad mapuche. Estábamos acostumbrados a que las autoridades primero se reúnan con los grandes empresarios y latifundistas en el territorio del Wallmapu. Sin embargo, la forma en que Izkia Siches intentó ingresar a Temucuicui fue todo un fracaso. Porque intentar entrar con carabineros a una comunidad que ha sido históricamente reprimida por las fuerzas policiales es a todas luces una provocación y una torpeza. Más aún cuando el propio padre de Catrillanca expresó que la visita se anunció muy tarde y de forma apresurada.
Por Vicente Lagos Isla
Salir literalmente arrancando de Temucuicui no fue una buena jugada de la ministra Siches. Demuestra la poca experiencia política de ella y el Gobierno para enfrentar el conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche. Esto ya se evidenció en las criticas que recibió el gabinete de Boric, que no presentó elementos de los pueblos originarios en su conformación.
El bochorno en Temucuicui también demuestra que el nuevo gobierno no se ha percatado que existen diversos grupos que aún dudan de su real capacidad para hacer cambios transformadores en el país, y que aún no son bienvenidos en cualquier lugar. Sin duda, el mundo mapuche movilizado, en particular los grupos que operan mediante el boicot contra grandes forestales y latifundistas, son el ejemplo más claro y duro de esta realidad. Situación comprensible cuando van siglos de dominación colonial.
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Si bien la ministra expresó que su acción fue para fomentar el «diálogo», la verdad es que desde hace tiempo se sabe que las comunidades mapuche en recuperación están agotadas de esto, y lo único que necesitan es la restitución de sus tierras. Si bien la «performance» de algunas autoridades que se pasean como verdaderos «rockstar» puede funcionar en Santiago y otros lugares, en el caso mapuche no se puede «embolinar la perdiz», el tema está claro, el dilema central es quién tiene la propiedad de la tierra.
Está por verse si el gobierno de Boric es capaz de hacer lo que es necesario a todas luces en el Wallmapu: devolver las tierras a las comunidades. Está por verse también si se sigue protegiendo a los Matte (CMPC) y Angelini (Arauco) que cuentan con millones de hectáreas en el centro sur del país, o se hace un acto de justicia y se desconcentra la propiedad de la tierra en favor de las comunidades. Siendo justos, claramente, esto va más allá del rol de Siches, e involucra a todo el gabinete.
Ya en 1673, Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, escribió en su celebre obra Cautiverio Feliz que «La mayor de las veces el atrevimiento sin sagaz consejo solo sirve para precipitarse en Arauco. A grandes daños y conocidos riesgos se pone el superior que no admite pareceres ni solicita consejos».
Esperemos que las nuevas autoridades puedan recibir buenos concejos para mejorar la situación actual en el Wallmapu, y dimensionar la complejidad de un conflicto histórico, más allá de crear instancias de «diálogo» y medidas superficiales que no atacan el problema de fondo: la propiedad de la tierra en Chile y Wallmapu.