El rector de la Universidad de Concepción, Carlos Saavedra, lleva adelante un proceso para trasformar el club de fútbol en una sociedad anónima deportiva, uno de los pocos equipos profesionales que no se han sumado al modelo que ha llevado a un enorme retraso al balompié nacional. No obstante, un grupo de la hinchada ha logrado impedir mediante una serie de acciones, judiciales e institucionales, para impedir esta venta que catalogan llena de irregularidades, como eventuales inscripciones de «palos blancos» como socios para una votación favorable a privatización.
Por Alejandro Baeza
La Universidad de Concepción, en medio de su crisis, quiere enajenarse del club de fútbol, uno de los más importantes del Biobío en las últimas décadas. Desde que el actual rector, Carlos Saavedra, asumió el cargo, se ha planteado la idea de disolver la Corporación Club Deportivo Universidad de Concepción, quedando solo en ideas y especulaciones durante su primer mandato, de hecho, ya en la memoria anual de la Universidad 2021 estaba consagrado el proceso de privatización del club.
No obstante, ha sido durante su segundo periodo en que estas gestiones se han intensificado. Tras su reelección, reforzó su mandato hacia una dirigencia designada por él mismo, pues el club tiene nueve directores, de los cuales cinco son designados por él y cuatro por una asamblea.
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Si bien la planificación daba para un rápido proceso, fueron los propios hinchas quienes lo han logrado impedir hasta ahora.
Según este grupo, la dirigencia del club habría dificultado el acceso a nuevos socios para sabotear que pudieran ser parte de la votación.
Por ello es que presentó un recurso de protección ante tribunales, el cual ganaron. Luego, en junio, se realizó la primera asamblea de socios en años, en la que no se profundizo mucho sobre el proceso de privatización, aún no existían mayores certezas al respecto.
No obstante, en el último trimestre el directorio empezó a comunicar públicamente el inicio formal del proceso de venta del club, convocando una asamblea para el pasado 3 de diciembre, donde se decidiría la suerte de la corporación, no obstante, fue el espacio en que los socios aprovecharon para dar a conocer públicamente las irregularidades en el proceso de inscripción de socios, tanto en las dificultades descritas, como también lo que acusan de misteriosos nuevos socios que catalogan de «palos blancos». «La mayoría no cumplía con los requisitos que los estatus exigen, como por ejemplo 361 sin certificados de antecedentes, agravantes como 309 socios inscritos sólo en un día y a última hora o el pago de 225 cuotas realizado sólo por cinco personas, todas vinculadas a empresas de Lotería o a la gerencia del club, que evidenciaban mecanismos antidemocráticos llevados adelantes por la gente mandatada por Saavedra» comentó uno de los hinchas.
El momento fue registrado por Campanil Media y subido a sus plataformas:
Estos reclamos lograron postergar la asamblea y salvar al club de una privatización más que segura.
RESUMEN conversó con Alfonso Bustamante, coordinador de la barra «Los del Foro» y socio del club, quien consultado sobre el motivo principal para oponerse a la privatización, señaló que «una sociedad anónima que apunte al mercadeo de valores (personas, jugadores y sus familias, hinchas) no tiene ninguna cercanía a lo que como club deportivo se debería reflejar, un sentido territorial de comunidad. Somos el club de la Universidad de Concepción, que rescata valores importantes que no se pueden obviar, pero por sobre todo que tiene una historia, que da cuenta de lo distintivo de esta casa de estudios y sus colores. A este club y a la universidad misma le debiera importar esta historia, rebelde, desde su misma creación con Molina y Gómez, se debiera levantar con más fuerzas la vinculación con el territorio penquista y del Biobío, no a través de grandes empresas o familias ‘importantes’ sino con sus comunidades, fábricas, campos, escuelas, como hace décadas ya la misma UdeC hacía…»
«El directorio está preparando nuevas jugadas y la hinchada se organiza permanentemente para manifestar su descontento» comenta el hincha.
«En ese sentido de apertura universitaria al territorio y sus comunidades es que nos hace mayor sentido el club, los colores, la historia que representa y que al sentirnos herederos no dejaremos fácilmente que sepulten.
Un club deportivo es su gente, y el de la universidad pues debieran ser sus funcionarios, profesores, hinchas, territorios. ¿No es acaso en la Universidad de Concepción, con toda su historia uno de los mejores lugares con que la idea del ‘Club’ tenga sentido?» agregó.
Durante las últimas dos décadas se han impuesto aplastantemente las sociedades anónimas deportivas en el fútbol nacional con el supuesto beneficio de regular instituciones deportivas, lograr altos rendimientos deportivos y éxitos futbolísticos, un desregulado interés privado por lograr rentabilidad inmediata o de corto plazo, que concentra a empresarios, inversionistas, representantes de jugadores, asesores deportivos, gerentes de finanzas, e incluso, directores técnicos.
Este modelo ha traído resultados bastante cuestionables, pues desde que se aplicó los clubes chilenos prácticamente han desaparecido del escenario internacional, salvo las excepciones de dos finales de sudamericanas, una perdida y otra ganada, por Colo Colo y la U respectivamente. Es uno de los responsables del triste estado del fútbol chileno (no el único), pues cuando los resultados dentro de la cancha no favorecen, el negocio no se hace rentable, por lo que accionistas buscan la manera de recuperar su inversión, sacándola de donde sea, incluso si eso implica una quiebra, desafiliaciones o despojar al club de su identidad.
«No nos sorprende que se quiera eliminar la historia de la UdeC vinculada a la comunidad penquista por parte de esta administración, así como de la anterior, siguiendo los mismos modos de operar que fueron impuestos en dictadura y que van de la mano de una visión mercantil del deporte» concluye Bustamante.