[resumen.cl] Once militares fueron condenados por el brutal hecho conocido como «Caso Quemados» ocurrido en plena Jornada de Protesta Nacional contra la dictadura en 1986. A 35 años del crimen, la memoria continúa latente sobre el caso.
La madruga del 2 de julio de 1986 se realizaron diversas acciones en el país en el marco del paro y Jornada de Protesta Nacional convocada contra la dictadura cívico-militar. Sin embargo, el mismo escenario que impulsó a miles de personas a expresar la resistencia contra el régimen fue donde ocurrió un cruento hecho de violencia protagonizada por militares.
Un grupo de personas, entre quienes se encontraba el fotógrafo Rodrigo Rojas de Negri Carmen Gloria Quintana, que estaban camino a realizar una acción de protesta en la comuna de Estación Central, fueron interceptado por un camión militar comandado por el oficial Pedro Fernández Dittborn.
Acto seguido, los efectivos militares rociaron combustible sobre Rojas de Negri y Quintana para posteriormente encenderles fuego en vida.
El cruento hecho no quedó ahí. Los militares trasladados los cuerpos quemados, aún con vida, las afueras de Santiago y arrojados a una zanja.
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Carmen Gloria logró sobrevivir al horrible hecho de violencia estatal, mientras que Rodrigo falleció días después.
Lo cruento del hecho, respaldado por la propia dictadura, caló profundamente no solo en la Jornada de Protesta, sino que en la memoria histórica del país.
Así, como si no fuera suficiente, efectivos de Carabineros reprimieron brutalmente el funeral de Rodrigo Rojas de Negri, utilizando toda la infraestructura disponible.
Fue recién en marzo de 2019, a días de conmemorarse un nuevo Día del Joven Combatiente, que el ministro en visita extraordinaria por causas relacionadas a violación a los Derechos Humanos, Mario Carroza, condenó a once agentes del Ejército por su responsabilidad en los delitos de homicidio calificado, en el caso de Rojas, y homicidio frustrado en el caso de Quintana.
Diversas han sido las expresiones de memoria que mantienen latente en la población el crimen. A modo de ejemplo, trabajos audiovisuales como La ciudad de los fotógrafos (2006) han permitido (re)vitalizar lo que nunca debe ser olvidado, al igual que canciones como «Para seguir viviendo» de Illapu o «Rodrigo Rojas» de Quelentaro.