Por Joaquín Pérez
Cuando la crisis de la COVID-19 recién se iniciaba, LATAM consiguió en horario estelar del noticiero central de Chilevisión/CNN Chile una entrevista a su máximo gerente, implorando ayudas estatales el sector aeronáutico. Una muestra de descaro tanto del empresariado como del periodismo de nuestro país, vendido a los intereses económicos.
A las pocas horas de la prohibición de vuelos internacionales, la misma aerolínea logró imponer a los sindicatos importantes descuentos salariales para todo este periodo de excepción, que incluso redujeron los sueldos en un 50%.
El gobierno chileno anunció una serie de medidas subsidiarias, en su gran mayoría para la banca privada destinadas principalmente a las empresas. Pero para dejar más claro aun esta declaración ideológica, en un gesto sin precedentes la Dirección del Trabajo, realizó un dictamen que permitía a empresarios no pagar salarios durante las cuarentenas, ademas de garantizar el despido libre que existe en Chile desde la dictadura y que ninguna reforma laboral ha tocado.
Hoy, mientras muchas naciones realizan potentes inversiones estatales de forma directa y preparan la nacionalización de varias empresas estratégicas, Chile pretende subsidiar al gran empresariado durante la crisis, mientras los trabajadores y la pequeña y micro empresa sufrirá una crisis sin precedentes.
Las líneas aéreas que por años registraron fabulosas ganancias, con un sistema de subsidios y que además las exime de una serie de tributos (entre ellos el impuesto específico a los combustibles), durante esta pandemia se permitieron lucrar con los chilenos varados en el extranjero a los que se les cobraron verdaderas fortunas por pasajes de repatriación, mismas empresas que jamás se han preocupado de su reducción de emisiones contaminantes y su contribución al calentamiento global (cerca del 8%).
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Quienes necesitan apoyos económicos hoy son los trabajadores, formales e informales, para realizar cuarentenas efectivas en sus casas, garantizando su puesto de trabajo. La medida más efectiva para la contención de la coronavirus según dicen todos los expertos y organismos internacionales.
Sin embargo, ya sabemos, los buitres del gran empresariado y la banca ven esta tragedia como una oportunidad de negocios, como una forma de apropiarse de nuevas y lucrativas ganancias, no podemos dejar que los grandes grupos económicos, propietarios de estas mismas empresas aeronáuticas se salgan con la suya.
Nuevamente se intenta mantener privadas las ganancias, pero nacionalizadas las pérdidas en acciones que van contra el pueblo. Las empresas aeronáuticas deben ser nacionalizadas, el Estado debe desarrollar un plan que permita su actividad no sólo pensando en las utilidades sino también en el respeto al medio ambiente y coordinarlo con un el impulso del sistema de ferrocarriles, medio de transporte mucho más masivo y que permitirá además disminuir considerablemente los niveles de contaminación.