La presidenta del Consejo Constitucional, Beatriz Hevia, representante de una clase social aspiracional que anhela con convertirse en elite, ha emitido una serie de comentarios en que relativiza, justifica o derechamente defiende a la dictadura. Estas palabras van en la línea de un sector político que trata de lamentar los crímenes de lesa humanidad, pero agradeciendo el sistema económico que estos consiguieron instaurar.
Por Alejandro Baeza
Beatriz Isabel Hevia Willer es un perfil muy representativo de un sector social tremendamente aspiracional que realiza grandes esfuerzos por convertirse en elite, adoptando además posturas políticas radicales para aquello. Estudió Derecho en la Universidad de Los Andes, propiedad del Opus Dei, grupo de ultraderecha de carácter sectario ligado a las dictaduras en América Latina y España, que fue degradado por el Papa Francisco el año pasado.
Tras cursar un diplomado en «Libre competencia» en la PUC, se convirtió en una persona cercana al dos veces candidato del pinochetismo y exdiputado, José Antonio Kast y también en una activista en contra de derechos individuales, particularmente, de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres.
Te puede interesar: Partido Republicano dejó subrepresentada a la región del Biobío en Consejo Constitucional
Si bien sus dichos tras asumir como presidenta del Consejo Constitucional causaron polémica asegurando que Chile vive una supuesta «crisis moral» para una persona formada en el Opus Dei, también ha realizado una serie de declaraciones en donde ha relativizado, justificado o derechamente defendido a la dictadura militar-empresarial que encabezó Augusto Pinochet.
En noviembre de 2018, Hevia señalaba que reconocer los "logros" del "Gobierno de Pinochet" no implicaba necesariamente negar las violaciones a los derechos humanos, una postura que comenzó en la década del 2.000 cuando ya era insostenible para la derecha seguir justificando a la dictadura, pero que nunca terminó de prender. Y es que en muy pocos lugares del mundo se pretende rescatar un aspecto de una dictadura a pesar de los muchos otros criminales. Sería inimaginable a un alemán criticando el holocausto, pero agradeciendo el fuerte impulso que tuvo la industria nacional y el aumento del empleo durante el régimen nazi.
Considerando además que todos los economistas serios desmienten aquel supuesto «milagro económico» que se ha intentado vender, cuando a principios de los ochenta Chile sufrió una de las crisis económicas más grandes de su historia, el sólo hecho de defender aunque sea una parte de una dictadura te convierte en simpatizante, en este caso, Hevia puede ser catalogada de pinochetista.
Asimismo, intenta crear la falacia que el gobierno de Allende y la dictadura de Pinochet se pueden empatar como igualmente condenables, como si en los tres años de Unidad Popular hubiese ocurrido algún crimen de lesa humanidad como los que caracterizaron los 17 años de dictadura. Un argumento históricamente insostenible bajo ningún punto de vista.
Revisa los comentarios a continuación: