Los mundiales más vergonzosos en la historia de la FIFA

Definido por Amnistía Internacional como «El Mundial de la vergüenza», el torneo celebrado en el emirato absolutista de Catar (escrito a veces como «Qatar» por su grafía en inglés) ha estado envuelto en diversas polémicas desde que fue anunciado como sede en 2010 con acusaciones que van de corrupción y soborno, una serie de leyes y prácticas que violan los derechos humanos, hasta las condiciones laborales que habrían costado la vida de a lo menos 6.500 obreros en las faenas preparativas del torneo. Sin embargo, no es primera vez que una Copa se juega en un país a lo menos cuestionable, llenando de «vergüenza» la historia de los mundiales y de la FIFA.

Por Alejandro Baeza

Desde que fue anunciado hace más de una década que el mundial 2022 se jugaría en Catar, ha sido blanco de múltiples cuestionamientos. En primer por lugar las acusaciones de corrupción y soborno en su elección, las condiciones climáticas del país que hicieron que la competición se moviera de manera inédita a fin de año para evitar juegos en los 50 grados del desierto (afectando los torneos nacionales), el régimen absolutista de carácter teocrático donde la sharía se impone de manera brutal donde las principales víctimas las mujeres y las disidencias sexuales. así como también la represión política. la falta de grandes libertades y graves denuncias por violaciones a los derechos humanos, las que provocaron una serie de protestas simbólicas.

No obstante, estas críticas se hicieron aun más grandes cuando se comenzaron a conocer las condiciones laborales en que se estaban realizando los trabajos para habilitar al país como sede, donde la necesidad de mano de obra fue llenada con trabajadores migrantes provenientes mayoritariamente de Nepal, Bangladesh, India, Pakistán, Sri Lanka, Kenia o Filipinas, quienes fueron casi en su totalidad engañados respecto tanto a las condiciones en que trabajarían, salarios y el tipo de labores a realizar y que según estimaciones han costado 6.500 muertes.

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Y es que el fútbol, que desde que alcanzó su nivel popularidad en gran parte del planeta, ha sido utilizado para propaganda de regímenes autoritarios, control de la población, para descomprimir descontento social, de arreglos para lucrativos fines económicos, entre muchos otros aspectos. Si bien siempre han habido acusaciones de arbitrajes preparados, sorteos dudosos y resultados convenientes, a continuación una lista centrada en las copas del mundo más vergonzosas:

 

Mundial de la Italia fascista de 1934

La segunda edición de la Copa del Mundo de la FIFA causó tanta polémica en aquellos años que su eco sigue rebotando hasta ahora. Tras la exitosa Copa inaugural de Uruguay en 1930, la FIFA quiso realizar su siguiente campeonato en el continente europeo. Luego de la caída de Suiza como sede postulante y gracias a la enérgica y prolongada campaña de Benito Mussolini por hacerse del campeonato, fue finalmente en Italia quien se adjudicó la organización.

La ocasión representaba una oportunidad de oro para el gobierno de extrema derecha para poder mostrarle al mundo los supuestos logros tras 12 años de gobierno fascista, además de utilizar al equipo como instrumento de identidad y unidad nacional. Italia completa se llenó de carteles de alegoría a la nación y al fascismo, el propio dictador no perdía la oportunidad para realizar discursos engrandeciendo el evento y presionando a los jugadores con la necesidad de ganar el campeonato. Italia jugó aquel torneo con indumentaria negra, haciendo alusión al color del fascismo, representados también en su fuerza de choque, los «camisas negras» presentes en los estadios, centros de entrenamiento y hoteles de todas las selecciones, como medida de amedrentamiento.

El saludo del brazo derecho extendido precedía a cada inicio de juego y la presión a los jugadores era constante por parte del Gobierno. El delantero Vittorio Pozzo recibía constantes telegramas donde se le instaba a la victoria, mientras Luis Monti declaró a los pocos años haber sentido miedo por su vida ante las consecuencias de una posible derrota.

Historiadores aseguran que el gobierno de Mussolini intervino y presionó a los árbitros para favorecer a Italia, siendo el caso más evidente el partido de cuartos de final contra España, en que anularon dos goles de los ibéricos y validó uno italiano cometido con una falta en ataque. Tan evidente fue la ayuda, que el cuerpo referil, de nacionalidad suiza, fueron sancionados de por vida y no pudieron volver a arbitrar nunca más por esta conducta antideportiva.

Para la final, que enfrentó a los locales con Checoslovaquia en el Estadio Nacional Fascista de Roma, con el mismo Mussolini en el palco, mientras el equipo realizaba el saludo habitual, el árbitro sueco sorprendió a todos y se sumó con el mismo gesto del brazo derecho extendido. Finalmente sería Italia el campeón del mundo, el segundo de la historia, en un torneo que tiene más para avergonzarse que enorgullecerse.

 

México 1970 a pesar de la Masacre de Tlatelolco y la «guerra del fútbol»

La Masacre de Tlatelolco es uno de los episodios más sangrientos en la historia de América Latina que dejó entre 300 y 400 estudiantes muertos y otros 1000 heridos. Los hechos ocurrieron el 2 de octubre de 1968 en el contexto de protestas del movimiento estudiantil.

Los y las jóvenes concentradas en la Plaza de las Tres Culturas, ubicada en la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, en la Ciudad de México. fueron atacados por ejército y miembros de un grupo paramilitar denominado "Batallón Olimpia", conformado por miembros del Estado Mayor Presidencial, como se demostró posteriormente.

Documentos oficiales publicados desde el año 2000 sostienen que los tiradores habían sido empleados por el Gobierno.

El gobierno encabezado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, quería tener una ciudad tranquila para los Juegos Olímpicos de ese año, por lo que utilizó la brutalidad para acabar las protestas de la manera más terrible: acabando con la vida de quienes se manifestaban.

Con las calles aún teñidas de sangre se celebró la cita olímpica y dos años más tarde, el mundial de fútbol.

En otro episodio parra la historia de esta cita de la FIFA y del fútbol en general, se vivió durante las clasificatorias en la CONCACAF. Las tensiones entre Honduras y El Salvador venían en escalada desde hace tiempo, grupos paramilitares expulsaban a salvadoreños que se habían afincado en Honduras, disputas por el comercio de bananas, conflictos migratorios, disputas fronterizas y expropiaciones a propietarios. En este contexto se dio el enfrentamiento entre ambas selecciones el 27 de junio de 1969, donde con un triunfo agónico y polémico, El Salvador clasificaba a su primer mundial.

La excusa del partido de fútbol fue utilizada para declarar una guerra que ya era inminente, que se hizo efectiva cuando el 14 de julio el ejército salvadoreño invadió territorio de Honduras. La guerra, que afortunadamente duró sólo cuatro días, pese a desarrollarse con armamento obsoleto (aviones de la segunda guerra mundial) costó la vida de 10 mil personas, dejó 15 mil heridos y alrededor de 150 mil desplazados. La noticia de este conflicto entre dos naciones caribeñas dio la vuelta al mundo y desde entonces es conocida como «la guerra del fútbol».

 

El mundial de la dictadura, Argentina 78

En medio de una de las dictaduras más brutales que vivió el continente sudamericano se jugó el mundial de 1978. Un régimen de terrorismo de Estado que cobró la vida de casi 9 mil personas y que presenta alrededor de 30 mil desaparecidos organizó una copa que intentó ser boicoteada por distintas organizaciones de derechos humanos a nivel mundial, al punto que Francia y Países Bajos estuvieron a punto de restarse. Fue la intervención directa del presidente de la FIFA, João Havelange, que acalló las voces disidentes y confirmó la sede, sin embargo, no serían los últimos intentos de boicot.

La primera sorpresa fue la marginación voluntaria de la estrella de los Países Bajos, el referente de «la naranja mecánica» y la estrella del mundial anterior, Johan Cruyf, hizo caso de los llamados y se negó a ser parte del torneo.

El campeonato fue descaradamente usado para generar simpatía de la población hacia el régimen y encubrir los horribles crímenes de lesa humanidad. «No al fútbol en los campos de concentración» decía el slogan de una campaña organizada desde Francia. En Holanda el Partido Laborista instaba a no visitar Argentina, pero fue el mismo rey quien declaró que el equipo debía jugar. En Italia la campaña de boicot fue apoyada por las tres centrales sindicales, la CGIL, la CISL y la UIL. Mientras en Inglaterra, el Sindicato de Periodistas, adhiriendo a la campaña, publicó un folleto «instructivo» con frases en castellano, como «por favor, dejen de torturarme». Sin embargo, la fuerte labor y visitas realizadas por el mismo presidente de la FIFA fueron decisivas para debilitar estos llamados a boicot.

Finalmente el partido inaugural y el final se jugaron en el Monumental de River, ubicado sólo a unos metros de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los principales centros clandestinos de detención de la dictadura. El interés de los militares por utilizar la Copa y los triunfos argentinos, le llevó a realizar intervenciones directas según señalan diversos investigadores trasandinos.

La polémica más importante dentro de la cancha en este campeonato se dio en la última fecha del Grupo B de la segunda fase (como se jugaba entonces): Argentina llegaba igualada en puntaje con Brasil para jugarse el paso a la final, pero con un gol menos de diferencia. Inexplicablemente, la FIFA decidió cambiar la fecha del partido haciendo jugar en primer lugar a Brasil contra Polonia, dejando en claro cuántos goles necesitaba Argentina para llegar a la final. Brasil ganó por 3-1, por lo que el local necesitaba ganar por 4 tantos, ganando finalmente en una sorprendente goleada por 6-0 a un poderoso Perú. Posteriormente se supo que minutos antes del partido, el mismo dictador Jorge Rafael Videla visitó el vestuario peruano acompañado por el ex Secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, y les leyó a los jugadores un mensaje del dictador del Perú Francisco Morales Bermúdez, sobre la hermandad argentino-peruana. Diez días después, mediante un decreto la dictadura argentina otorgó un crédito de 50 millones de dólares no reembolsables a Perú, junto con una donación de 35 mil toneladas de grano.

En 2007 el periodista argentino Ezequiel Fernández Moores aseguró mediante una investigación y entrevistas, que militares argentinos y funcionarios peruanos se reunieron en Lima dos días antes del partido acorando el resultado del encuentro. Allí se se abría acordado el crédito, la donación de trigo y pagar sobornos a algunos los jugadores y dirigentes peruanos.

En 2018 dos jugadores titulares del equipo peruano, José «Patrón» Velásquez y Germán Leguía, confirmaron la visita del dictador argentino acompañado de Kissinger, además que sabían que varios dirigentes y seis jugadores peruanos fueron sobornados para dejarse ganar, mencionando entre ellos a Rodulfo Manzo, Raúl Gorriti, Juan José Muñante y Ramón Quiroga (el portero nacionalizado peruano de origen argentino).

Con este resultado Brasil debió conformarse con jugar por el tercer lugar, mientras Argentina jugó la final contra Países Bajos, quedándose con el título luego de una gran actuación de Mario Kempes.

«Nos usaron para tapar las 30 mil desapariciones. Me siento engañado y asumo mi responsabilidad individual: yo era un boludo que no veía más allá de la pelota.» declaró años después la figura del equipo, Ricardo Villa.

 

Catar 2022, el mundial injustificable

A las acusaciones de corrupción y soborno en su elección, las condiciones climáticas del país que hicieron que la competición se moviera de manera inédita a fin de año para evitar juegos en los 50 grados del desierto (afectando los torneos nacionales), el régimen absolutista de carácter teocrático donde la sharía se impone de manera brutal donde las principales víctimas las mujeres y las disidencias sexuales. así como también la represión política. la falta de grandes libertades y graves denuncias por violaciones a los derechos humanos, se suman las condiciones laborales en que se estaban realizando los trabajos para habilitar al país como sede.

«Normalmente, los trabajadores soportan condiciones de hacinamiento y de falta de higiene y seguridad en sus alojamientos. Vimos a hombres durmiendo en literas en habitaciones para ocho o más personas. Sin embargo, el derecho qatarí y las Normas para la Protección de los Trabajadores permiten como máximo cuatro camas por habitación y prohíben el uso compartido de camas y el uso de literas» consigna Amnistía Internacional, uno de los tantos organismos denunciantes al régimen catarí.

A esto se agregan las cientos de denuncias de retraso del pago de salarios durante meses, la imposibilidad de renunciar o abandonar el país por la retención de pasaportes, amenazas de muerte, violencia física e incluso casos de abuso sexual y violación para mujeres que realizan trabajos domésticos.

Las condiciones de semiesclavitud (y a veces derechamente de esclavitud) en que se trabajaron en faenas en días donde la temperatura superaba los 50° centígrados, sin descanso y bajo todas las condiciones descritas anteriormente, provocaron muchos trabajadores murieran.

El periódico británico The Guardian realizó un cálculo de los trabajadores migrantes fallecidos en Catar desde 2010 a 2020 solicitando información a los países de origen que manejan estadísticas (India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka, sin considerar Estados que no tienen esta información como Filipinas), llegando a una suma total de 6.751 muertos.

Ante esta denuncia, el ministerio de Información catarí dijo que la cifra estaba «dentro de un rango esperado para una población de este tamaño y demografía».

Por su parte, la FIFA y el Comité de la Copa Mundial de Catar sostienen que solo tres personas murieron en relación directa con su labor en la construcción de estadios y otras 37 muertes no necesariamente relacionadas con el Mundial.

En este sentido The Guardian señala que los médicos cataríes daban como «causa natural de muerte» un paro cardiaco o respiratorio repentino en cerca del 70 por ciento de las muertes de trabajadores. Según especialistas, es difícil calificar aquello como causas de muerte natural, menos todavía en personas entre los 18 y los 60 años de edad.

DW consigna que «según la serie documental de la cadena alemana ARD «El Mundial de la vergüenza», los médicos cataríes dijeron haber sido presionados para rellenar los certificados de defunción de esta manera. Ya en 2014, el despacho legal internacional DLA Piper había denunciado esta práctica en un informe independiente encargado por el gobierno catarí».

De esta forma, si consideramos los 90 minutos de los 64 encuentros de la cita mundialista para dividir la cifra total de muertos, da el escalofriante número de cerca de un obrero muerto para minuto de juego de la Copa Mundial.

Así, Catar 2022 se suma a la lista de los mundiales más infames de la historia del fútbol y una vergüenza imborrable para la FIFA.

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