[resumen.cl] La reciente encuesta de Corporación Miles, organización que se dedica a observar los derechos sexuales y reproductivos, evidenció hallazgos sobre la percepción de madres, padres y cuidadores en torno a la educación sexual integral de sus hijos/as en las primeras infancias.
Para apoyar con evidencia a la discusión sobre educación sexual integral, Corporación Miles y Fundación Chile Positivo quisieron visibilizar qué piensan madres, padres y/o cuidadores de niños, niñas y adolescentes sobre educar en sexualidad.
La encuesta contabilizó 925 madres, padres y cuidadores de todo Chile y se realizaron paralelamente cuatro sesiones grupales de discusión para profundizar en las experiencias.
La investigación titulada "Educar en Sexualidad: Percepciones y conocimientos de madres, padres y cuidadores en Chile" (2020) buscaba aportar al conocimiento en una etapa crucial normativa y de cambios políticos en el país. Considerando que, se aprobó en el pleno de la Convención Constitucional, el proyecto que incluye la educación sexual integral en la nueva constitución.
La importancia de estudiar las percepciones se origina en el hecho que hablar de educación sexual integral en los colegios ha sido un tema controversial constante en Chile, por ser considerado desde sectores más conservadores como un tabú. Sobre todo si se trata de entregar información desde la primera etapa escolar.
Campañas como "A mis hijos los educo yo" han hecho la contraparte a proyectos que han impulsado la educación sexual integral cómo un pilar fundamental a la hora de prevenir embarazos no deseados, enfermedades, infecciones, abusos y/o maltratos en relaciones.
A pesar de lo anterior, desde Corporación Miles, comentan que cada vez existe una mayor relevancia y consciencia sobre lo que significa educar en esta área, no solo desde un plano sexual enfocado en lo reproductivo, sino considerando temas como el conocimiento del cuerpo, la afectividad entre pares, etc.
En ese sentido, la Coordinadora del área de Investigación de la corporación, Stephanie Otth, comentó que: "Tradicionalmente se ha reducido la educación sexual integral, a la información, datos, o nociones biológicas, enfocados al acto sexual. Dejando de lado todo un abanico sobre lo que tiene que ver con la educación sexual integral"
Dado lo anterior, el proyecto pretende tener varias dimensiones, buscando entrar a un campo educativo que abra espacios de comunicación y reflexión sobre las dinámicas, relaciones, y afectos, comenta la investigadora.
"Supone cotidianizar una forma de conversar, de nuestras relaciones, preguntarnos ¿qué pasa cuando interactuamos? establecer una relación mucho más sincera, auténtica, con nuestra existencia, corporalidad y sentimientos" enfatiza.
De los más de 900 padres, madres y cuidadores encuestados, un 90% comenta estar de acuerdo con: la necesidad de hablar sobre sexualidad con las/os niños desde pequeños, que educar en sexualidad no priva a niños/as de su inocencia ni adelanta el inicio de su actividad sexual, que la educación sexual no está en contra de sus creencias personales y que se debe integrar contenidos amplios y que no se reduzcan exclusivamente a la anticoncepción y/o prevención de las ITS.
Asimismo, una amplía mayoría (83%) declara que pese a sentirse preparados para conversar con adolescentes e infantes, no poseen las herramientas o no saben cómo hacerlo.
"Cuando conversamos con los padres, evidenciamos que hay un prejuicio histórico sobre que los padres, madres, no quieren que se les eduque a los hijos/as. Nos dimos cuenta que no es tan así"expresa la investigadora de Corporación Miles
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Además, el no pensar que esta es una conversación que debe reducirse a un hito de crecimiento en los adolescentes, sino que sea algo cotidiano, a través de las inquietudes: "Tratar de no adultizar la conversación, interpretar el mundo desde las formas de los niños/as es muy importante a la hora de conversar", comenta y agrega que, es importante que esté en los programas, pero también que se vuelva recurrente en nuestras prácticas.
La misma investigación reveló que la familia es la quinta fuente de conocimiento sobre sexualidad. Le anteceden las redes sociales, amistades y la pornografía.
En ese sentido, una encuesta desde el Instituto de la Juventud, evidenció que el 83% de jóvenes chilenos acceden a información de sexualidad a través de redes sociales, un 71% de estos niños, niñas y adolescentes lo hace por medio de páginas de internet.
Por ello, se hace relevante que se creen espacios de educación dentro y fuera de las escuelas, tener conversaciones sobre 'nuestra dimensión sexual y afectiva', en las que las y los estudiantes reciban información pertinente y libre de cualquier juicio y discriminaciones.
"Es importante darnos cuenta de que la educación en sexualidad incluye, pero no se limita, a la actividad sexual y reproductiva, y que debe darle espacio a reflexionar sobre la dimensión afectiva e identitaria (qué sentimos, cómo nos identificamos, qué deseamos en un/a otro/a), cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás", explica Otth.
El no saber cómo sigue siendo una gran barrera. Gran parte de los consultados confiesa que, a pesar de querer romper con su propia historia familiar y hacer las cosas de otra manera, conversar sobre sexualidad es algo poco frecuente.
Una de las mujeres que respondió la consulta, señaló que "como una no tuvo educación sexual, una también está redescubriendo y aprendiendo, es ahí donde surge la duda de cómo hablarlo y plantearlo sin sesgos".
La Asociación Chilena de Protección de la Familia (Aprofa) considera que la Educación Sexual Integral, debe valerse como un derecho transversal, sustentado en un proceso de enseñanza-aprendizaje que abarque varias dimensiones: emocionales, cognitivos, físicos y sociales.
Además, mencionan que la falta de esta, pone en riesgo la vida de niños/as: "La falta de educación sexual integral sustenta las relaciones patriarcales violentas, estereotipadas, racistas y homofóbicas", comentan desde la asociación.
En ese sentido, según cifras del estudio "Mira que te Miro" sobre Población y Desarrollo, desarrollado por el Consenso de Montevideo, comentan que Chile cumple solo un 31% en ámbitos asociados a esta educación, con plenas ausencias en capacitación, marco programático, campañas de difusión y recursos.
La falta de Educación Sexual Integral tiene variadas consecuencias en la población adolescente. Según la 9ena Encuesta Nacional de la Juventud (INJUV) actualmente 2 de cada 10 mujeres, de entre 15 y 24 años, reconocen haber atravesado un embarazo no deseado.
"Lo que se busca es prevenir la violencia y el abuso" comenta la investigadora de Corporación Miles, haciendo hincapié que su incorporación traerá beneficios transversales.
Por otro lado, la identidad de género y orientación sexoafectiva son la tercera y cuarta razón de discriminación hacia jóvenes. Todas estas dimensiones serían abordadas desde la mirada de la Educación Sexual Integral.
En otros países donde se ha implementado esta educación, como Holanda, las investigaciones realizadas luego de la implementación de las políticas demuestran que se evidenciaba un comportamiento sexual más consciente, reflexivo y maduro. También que los/las jóvenes utilizaban métodos anticonceptivos de manera más regular, disfrutando más su experiencia sexual e iniciando su vida sexual de manera más tardía.