El bailoteo y completada con la que celebró la clase política chilena la promulgación de la reforma del sistema de pensiones omite el verdadero nudo: la continuidad y profundización de un modelo que entrega pensiones de miseria a costa del esfuerzo de millones de trabajadoras y trabajadores. En contacto con RESUMEN, Marco Kremerman Strajilevich, investigador de Fundación SOL, aborda el panorama actual.
¿Cómo la reforma a las pensiones fortalece el sistema de AFP?
La reforma promulgada recientemente fortalece absolutamente el sistema de cuentas individuales, que es un sistema que existe en muy pocos países del mundo como existe en Chile, donde el pilar contributivo está basado exclusivamente en cuentas individuales.
Y, en particular, también fortalece a las gestoras, a las administradoras que administran estas cuentas individuales que son las AFP, porque ya no solo van a poder administrar un 10% de los ahorros de los trabajadores y trabajadoras, sino que, en un corto plazo, un 14,5% y en un mediano plazo un 16%, dado que es un bono que se va a ocupar como préstamo de las cotizaciones que van a hacer los empleadores para aumentar las pensiones de los actuales jubilados.
Posteriormente, después de 20 años de aplicada esta reforma, por ahí por el 2045, va a ir transitando hacia las cuentas individuales de manera directa y en 10 años se va a convertir íntegramente en mayor aporte a las cuentas individuales.
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En el corto plazo ese préstamo de todas maneras también se va a traducir en un bono que, también en el futuro, va a ir a las cuentas individuales de los trabajadores.
Eso significa que un sistema que estaba completamente quebrado socialmente, que entrega pésimas pensiones autofinanciadas. Recordemos que quienes cotizan casi 40 años -la mitad de las personas que jubilaron en 2023, que son los últimos datos disponibles- sacaron menos de un tercio del salario que ganaban en sus últimos 10 años. Entonces, es un sistema que no funciona, incluso no va a funcionar con mayor nivel de cotización, porque las rentabilidades vienen bajando.
Entonces, lo que aquí sucede es que el Estado pasa a ocupar un rol más importante para parchar o subsidiar el sistema vía PGU y vía otros subsidios, invisibilizando de alguna manera aún más el problema de las cuentas individuales. Entonces, es ganancia por todos lados para la AFP; se mantienen como el actor central del sistema, a pesar de que aportan muy poco para las pensiones que pagan y entregan muy bajas pensiones y a pesar de que en las propuestas de los gobiernos anteriores, tanto Bachelet 2 como Piñera 2, la cotización adicional que iba a ir a cuentas individuales no podía ser administrada por las AFP, sino por otros gestores, como las compañías de seguro u otras entidades. Aquí van a poder seguir administrando no solo el 10%, sino en un mediano plazo un 16%.
Por tanto, no era de extrañar que rápidamente, cuando se aprueba la reforma, el precio de las acciones de las AFP, es decir, el patrimonio para los dueños de las AFP, aumenta de manera considerable. Las acciones de la mayoría de las AFP aumentan de manera muy brusca en poco tiempo y se ha valorizado su patrimonio.
Su patrimonio ha sido valorizado en más de 2.000, casi 3.000 millones de dólares en muy poco tiempo, a pesar de que las pensiones que pagan son muy bajas. Es un perfecto correlato, vale decir, el mercado financiero hace la lectura que la reforma aprobada fortalece y hace crecer el negocio de las cuentas individuales administrada por las AFP, y por ello el patrimonio y la valorización del negocio de las AFP crece de manera importante.
¿Qué opinión tienen respecto a la propuesta de que se potencie el IPS y que cotizantes puedan afiliarse?
No sé si se refiere a lo que en la reforma aparece, que es que pueda de alguna manera, ser la puerta de entrada para las cotizaciones que realicen las personas, y para el Seguro Social y el Fondo Autónomo de Previsión, sin embargo pasa a ser un mero ente de recaudación y de gestión central de los fondos, pero no está cambiando la lógica del sistema de cuentas individuales.
Distinto sería que existiera realmente competencia real en el sistema, y las personas pudieran decidir si es que su cotización íntegra va a un sistema privado de cuentas individuales, o va a un sistema público, no de cuentas individuales, no de una AFP estatal, sino un sistema público que tenga una lógica de solidaridad intergeneracional y de reparto, que pudiera ser administrado por el IPS, o una figura parecida que cumpliera un rol público.
Entonces, dependiendo de lo que estamos discutiendo, el fortalecimiento del IPS pudiera ser positivo o puede ser básicamente más bien algo más cosmético, de recaudación, de centralización y de administración de un seguro social que es bastante escuálido y que va desapareciendo en el tiempo, y que finalmente queda reducido a la administración del monto tabla para compensar los graves problemas de discriminación que tiene el sistema de cuentas individuales para las mujeres. Entonces, más que seguro social, ese 1% termina siendo una compensación a los problemas más extremos de las cuentas individuales en términos de discriminación.
Mucho se ha cuestionado el retiro de dinero de las AFP ¿Qué tanto impactó a las AFP?
Desde mi punto de vista eso fue un problema político, en una situación gravísima como la pandemia, donde muchas familias por varios meses quedaron sin ingresos, y se pensaba que probablemente solo un 10 o un 15% de las familias chilenas tenían problemas de pobreza, y eran muchas más. Se llegó muy tarde con las ayudas, y las ayudas que llegaron en una primera etapa, en el 2020, fueron muy escuálidas. El IFE recién aparece cerca de la mitad del año siguiente, en el 2021.
Entonces, lamentablemente, el sistema político no pudo resolver esa situación, y vino la presión por la sobrevivencia, y se llegó al primer retiro, y después esto se transformó en una seguidilla de retiros donde políticos de distintas líneas y distintos partidos de distintos sectores se sumaron a esta campaña. Y creo que fue contraproducente, en términos ideológicos, una medida de sobrevivencia. A muchas personas no les quedó otra para poder llegar al fin de mes, sobre todo en el 2020.
Sin embargo, las AFP se terminaron fortaleciendo, porque se pudo comprobar que los recursos sí existían, lo cual era una crítica que venía de un sector y que no tenía mucho asidero, porque efectivamente una cosa es que los recursos se inviertan en el mercado capital, nacional e internacional, lo cual esa es la crítica central, de que en el fondo los principales beneficiados son las propias AFP, y los grupos económicos donde se invierten, pero las pensiones son muy bajas. Y otra crítica, totalmente fuera de lugar, es que los fondos no existan. Entonces, finalmente eso pudo haber generado que las AFP se terminaran fortaleciendo, en el sentido de que la plata sí está.
Otra cosa es dónde está, que es la discusión de fondo.
Actualmente ¿Es viable un sistema de pensiones de reparto? ¿Qué alternativas se pueden construir ante la implementación de esta reforma?
Por supuesto. Esto es al revés, lamentablemente en Chile el debate no es un debate que se base en evidencia empírica, en lo que se está discutiendo a nivel académico, sino que es un debate donde está completamente influenciado y financiado por quienes se han beneficiado del negocio de las AFP.
Desde el mercado capitales, y todos sus representantes, se esbozan argumentaciones que lamentablemente están al contrario de lo que se debate a nivel académico, incluso a nivel político más serio. Y por tanto, uno revisa los sistemas de pensiones en el mundo y el grueso, más del 90%, tiene un componente contributivo que es de reparto. Y en aquellos lugares donde no está, o se revirtió, o se acabó, o se cercenó, existen planes ocupacionales que son negociados por sindicatos, que negocian por sector económico, por rama, con los empleadores, que es lo que sucede en Dinamarca y en Holanda.
Pero la gran mayoría de los países capitalistas, ingreso medio, ingreso medio alto, ingreso alto, tienen un pilar contributivo de reparto y en algunos pocos casos ese pilar convive o existe con un pilar de cuentas individuales privados. En algunos casos de la cotización total, en general, cuando hay un sistema mixto, más del 70% de la cotización va al reparto y el remanente va a cuentas individuales. Y en otros casos, cuando el sistema público con el sistema privado compiten, si es que en Chile existiera la posibilidad de que los afiliados dejaran su dinero en el IPS, por ejemplo, que funcionara como sistema solidario intergeneracional, uno puede elegir si la cotización va a un nivel o al otro, a un sistema o al otro.
En cambio, en Chile no tenemos un sistema de solidaridad intergeneracional en el pilar contributivo. Recién con esta reforma se crea una cosa bastante extraña, que es un micro o un mini sistema mixto donde vamos a tener un componente minoritario de seguro social que va a financiar en el cortísimo plazo el bono por años cotizados y el bono tabla, pero que en el mediano plazo el bono por años cotizados deja de existir. Y pasa a las cuentas individuales y quedamos con un seguro social que en estricto rigor es una compensación, como decía anteriormente, para los peores resultados o externalidades del sistema de cuentas individuales en su discriminación a las mujeres.
Entonces finalmente es al revés, en general no se puede prescindir de un pilar de reparto en los sistemas de pensiones, porque la lógica de un sistema de seguridad social es que existan certezas, que exista una construcción colectiva con reglas claras y muy bien administradas para que las personas sepan si cotizan, por ejemplo, 20 años, 30 años, 35 años, van a tener derecho a un porcentaje de lo que ganan. A mayor tasa de reemplazo, más alta mientras más años cotizaron, pero hay certezas y hay pisos mínimos para que nadie quede con una pensión baja o que haya cotizado toda su vida y termine sacando menos de un tercio de lo que ganaba, como pasa con el sistema de cuentas individuales en Chile.
Entonces, como alternativa a la promulgación de esta ley, yo creo que no hay que esperar los resultados de esta ley, porque claro, va a haber en el corto plazo una reparación a un grupo de los actuales jubilados, porque para mí eso es el objetivo de la reforma actual.
El costo de esta reparación a un grupo de los actuales jubilados es hipotecar, teóricamente, el futuro del sistema de pensiones, privatizándolo completamente y haciendo crecer las cuentas individuales. Pero creo que rápidamente, por las caídas en las tasas de rentabilidad y por lo exiguo que las pensiones que entregan la AFP y las compañías de seguro, las autofinanciadas, van a seguir mostrándose, va a seguir la demanda por cambiar un sistema de pensiones y tener un componente importante de seguridad social.
No vamos a tener que esperar 30, 35, 40 años, como lo que pasó actualmente, para verificar que la promesa de José Piñera no se cumplió y está completamente alejada de la realidad, y por tanto la promesa que ahora nos hace el sistema político y el actual gobierno no se va a cumplir.
Matemáticamente es imposible que se cumpla que las pensiones de 20 o 30 años más sean mucho mejores que las actuales. Va a suceder lo contrario, por las caídas en las tasas de rentabilidad y porque los componentes sociales se van a ir diluyendo. Entonces, creo que sería mucho más responsable mirar y analizar esta reforma, que básicamente fue una necesidad política del gobierno para tener un logro, hipotecando el sistema actual, y generar una propuesta nueva.
Creo que parece difícil, pero si es que van a haber candidaturas presidenciales prontamente que van a tener esos programas, sería importante ver cuál va a ser el sistema de pensiones que proponen. Si no, esto va a estallar a los pocos años de funcionamiento del próximo gobierno, porque la solución y el problema de la crisis previsional va a tener una mejora parcial para el grupo de los actuales jubilados, pero quienes están próximamente a jubilar, o quienes se van a jubilar en algunas décadas más, mirando sus cartolas van a ver que el problema sigue existiendo.
Finalmente, por eso es tan importante analizar propuestas como lo que hace la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras No+AFP, que hizo su actualización en el año 2021 y que puede ser nuevamente actualizada en los próximos años, que justamente es un sistema de reparto moderno que cuenta con reservas técnicas, que también se invierten con una lógica distinta de manera colectiva y por tanto también tiene un colchón para hacer frente a los desafíos tanto demográficos como económicos del futuro.
Los cambios demográficos afectan tanto un sistema de cuentas individuales como de reparto. La diferencia es que un sistema de cuentas individuales cada persona lo padece en soledad, teniendo que recibir una pensión más baja, teniendo que postergar su edad de jubilación, tres, cuatro, cinco, ocho años o más.
En cambio, en un sistema colectivo se van cambiando los parámetros y de esa manera se van enfrentando los cambios demográficos. Entonces, los sistemas modernos de reparto que tienen un pilar contributivo de reparto justamente prevén esas situaciones y van dejando un colchón de reservas que también se invierten y pueden tener criterios distintos en términos de fomentar la economía real y el funcionamiento de las empresas de distintos tamaños, y con esas reservas se pueden enfrentar las alteraciones tanto de la economía que van sucediendo cada cierto tiempo a nivel mundial y nacional, y también los cambios demográficos que efectivamente hacen que en un país tengamos menos cotizantes en algún momento y muchos más pensionados, pero los niveles de productividad van aumentando.
Por tanto, lo que producen pocos cotizantes en el futuro puede terminar siendo mayor de lo que han producido muchos más cotizantes en el presente o hace varios años más por el aumento de productividad.
La propuesta de la Coordinadora No+AFP justamente se hace cargo de todos esos elementos, imita los mejores esquemas y parámetros de los sistemas de reparto modernos estableciendo que, incluso, las personas que han cotizado pocos años tengan derecho a una tasa de reemplazo, aunque sea más baja, que le permita cierta certeza y con pisos mínimos también contributivos y no contributivos, y haciéndose cargo también que la pensión más baja no puede ser equivalente a una línea de la pobreza, porque esa es la línea de la sobrevivencia.
Nadie vive y satisface todas sus necesidades con esta línea de la sobrevivencia, que es el equivalente actual de la PGU, que llegaría prontamente a $250 por grupo etario, de aquí a dos años y medio más. Entonces, también se hace cargo de establecer una ruta para que la pensión más baja que se pague en Chile se acerque más bien al salario mínimo, que es el doble que la línea de la pobreza actual, aproximadamente.