El joven infante de marina de 19 años, Luis Villegas, desapareció el 9 de octubre de 1975 en la Base Naval de Talcahuano, tiempo después la Armada informó a la familia que habían encontrado su cuerpo ahorcado. Sin embargo, la incertidumbre por las contradicciones en el caso y el estado de sus restos acompaña a los familiares hasta hoy.
Por Diego Chacano
Luis nació en Coronel, en el seno de una familia con grandes problemas económicos en la que todos los hijos debían trabajar desde temprana edad. Es por eso que el día 1 de octubre de 1975 fue especialmente feliz para Villegas porque finalmente había logrado ingresar a la Infantería Marina, en donde cumpliría su servicio militar. "Ya no nos faltará comida", decía Luis a su hermana menor, "porque voy a ser marino".
Con esfuerzo y ayuda de algunos familiares pudo comprar algunos artículos y ropas que le pedían, por lo que finalmente -y luego de agradecer y despedirse cariñosamente de su familia- partió a la Base Naval de Talcahuano.
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Sin embargo, todos los sueños de Villegas comenzarían a derrumbarse y ser despojados el día 9 de octubre, cuando una camioneta de la Segunda Zona Naval fue a visitar a la madre de Luis para informarle que su hijo había desertado.
Desde el primer segundo Consuelo Meza, mamá de Luis Villegas, se sentía extrañada y confusa, pues sabía que el mayor sueño de su hijo era el de ser infante de marina por lo que no hallaba razón para su presunta deserción. Al siguiente día viajó hasta Talcahuano para exigir información, pero sólo le señalaron que Luis había huido.
Durante días, Consuelo le guardaba comida en una olla pequeña a su hijo por si es que volvía. "Puede llegar con mucha hambre", decía.
Pasado un tiempo volvieron a citar a la madre de Luis, esta vez al fuerte Borgoño donde pudo tener una entrevista con su instructor, quien le mostraría el casillero de su hijo en donde se encontraban algunas de sus pertenencias: trs cinturones, ropa de civil y un gorro militar.
Consuelo siguió esperando a su hijo desaparecido cada día, hasta que, luego de un año, decidió escribir una carta a Lucia Hiriart, esposa del entonces dictador, comentándole el caso y esperando por algún tipo de intervención a su favor. La carta fue respondida indicando que se les había comentado a los servicios de inteligencia respecto al caso.
Un mes más tarde, la familia de Luis volvió a ser visitada por personal de la Armada, quienes llevaron a Consuelo hasta los alrededores del patio del fuerte Borgoño. Indicaron un árbol y le dijeron que ahí se había colgado su hijo.
La hermana menor de Luis, Nelida Villegas Meza, nos menciona lo contradictorio y sospechoso del hecho que durante un año, no se dieran cuenta en ningún momento del cuerpo colgado de su hermano en las cercanías del recinto.
Además, el cinturón con el que presuntamente se había colgado Luis al árbol, era el mismo que tiempo atrás había sido encontrado en su casillero y del que su madre ya había recibido constancia.
El caso se tornó aún más oscuro y sospechoso el año 2001 cuando, luego de años de intranquilidad y búsqueda de justicia por parte de sus familiares, el ministro Juan Guzmán ordenara la exhumación del cuerpo de Luis del cementerio de Coronel para salir de toda duda del parentesco con la víctima.
La sorpresa para sus familiares fue que, si bien las pruebas de ADN confirmaban que el cuerpo era de Luis Villegas, dentro del nicho sólo se encontraba una caja de municiones que albergaba en su interior "resto de partes de su cuerpo, dos fémur, dos brazos, sus manos y unos jirones de ropa".
La primera impresión de Nelida fue cuestionarse "qué pasó con las demás partes de su cuerpo, qué cosas horribles le debieron haber hecho para que faltaran partes". Tiempo más tarde el caso fue sobreseído.
Consuelo esperó hasta el último de sus días por volver a ver a su hijo, pues nunca se conformó con las explicaciones que le entregaron. Mientras que Nelida Villegas nunca perdió la esperanza, pues creía que podría volver a verlo cuando retornaran los exiliados al país. Pero nunca volvió.
El año pasado el caso fue reabierto, y a día de hoy se están volviendo a realizar los procesos pertinentes para el avance de la investigación.
Esto podría ayudar a que sus hermanos finalmente puedan conseguir algo de paz, luego de 46 años sin justicia en los que Luis Alberto Villegas Meza aún aparece en el Registro Civil como persona viva, por lo que su familia aún no puede cambiarlo de tumba.