Como ocurre cada vez más seguido ante olas de calor, incendios forestales afectan a diversas regiones, siendo principalmente en plantaciones de monocultivo de empresas forestales en el centro-sur de Chile poniendo en riesgo a las comunidades aledañas.
Por Alejandro Baeza
Durante este lunes y martes reuniones entre la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) y autoridades del Ministerio del Interior, para trabajar de manera coordinada ente las emergencias surgidas por los 15 incendios forestales en las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y Maule, así como otros en Atacama y Coquimbo.
Según el último reporte publicado por la Onemi esta madrugada a las 00:10 con cierre de recopilación de información a las 23:30 horas de ayer martes 01 de noviembre, de un total de 39 incendios forestales registrados a nivel nacional, siete se encontraban activos y nueve controlados, mientras 23 fueron extinguidos.
Por su parte, desde Interior señalaron que serían 48 las viviendas a nivel nacional afectadas por las llamas.
Así, el centro de emergencias mantiene las alertas rojas por incendios para las comunas de Monte Patria, San Clemente, Pelluhue, Río Claro y Molina; alerta amarilla para Limache, San Antonio y Longaví; y alerta temprana preventiva para las provincias de Copiapó y Huasco, la Región de Atacama y la Región Metropolitana.
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Estudios previos han determinado que las partículas de incendios forestales pueden ser más peligrosas para la salud que las del ambiente urbano porque contienen más compuestos tóxicos (hidrocarburos aromáticos policíclicos, quinonas, aldehidos y óxidos de nitrógeno) a altas temperaturas y con un tamaño muy pequeño.
El humo de los incendios forestales contiene aerosoles contaminantes y material particulado fino (menos de 2,5 micrones) material particulado ultrafino (menos de 1 micrón), incluyendo microparticulas nocivas de alquitrán.
Por otro lado, Antonio Lara, Ingeniero Forestal, profesor de la Universidad Austral de Chile e investigador principal de Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, publicó una columna de opinión en CIPER Académico donde señala que «los incendios son indeseables y traen grandes pérdidas. La más grave es la pérdida de la vida humana, o bien, las personas que resultan heridas, quienes pierden sus viviendas, sus pertenencias, sus medios de producción, las plantaciones, aserraderos, los bosques nativos, la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y un largo etc.»
El Informe a las Naciones de Incendios Forestales en Chile del CR2 señala que las plantaciones forestales son el tipo de vegetación que en términos de porcentaje, más ha incrementado su superficie quemada anualmente. Estas plantaciones «representan el 50% del área de los megaincendios, es decir, aquellos que consumen más de 10.000 hectáreas. Entre 1985 y 2018, este tipo de eventos han quemado 444.000 hectáreas en Chile».
Esta quema de biomasa puede generar devastadores impactos ambientales. El humo produce enormes cantidades de aerosoles y gases. Estas emisiones pueden causar grandes problemas para la salud y la visibilidad, así como incidir en el clima a nivel local y global.
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Las grandes cantidades de material particulado y ceniza emitidas, junto a la particular peligrosidad del finas particulas de alquitrán, son altamente nocivas para la salud respiratoria y cardiovascular.
El humo de los incendios forestales contiene aerosoles contaminantes y material particulado fino (menos de 2,5 micrones) material particulado ultrafino (menos de 1 micrón), incluyendo microparticulas nocivas de alquitrán. Éstas pueden entrar en los pulmones y alcanzar los alvéolos, pasando al sistema circulatorio.
Estudios previos en distintos países han revelado que la exposición al humo provoca mortalidad prematura, asma y reducción en la función pulmonar.
Cada temporada estival, más territorios del centro sur de Chile y Wallmapu, sufren por la megasequía y voraces incendios forestales que destruyen todo a su paso. Comunidades e investigadores/as apuntan a la industria forestal como uno de los principales responsables, junto a un Estado incapaz de prevenir y contener estas catástrofes.
Hasta ahora, varias investigaciones han descrito que la estructura homogénea o uniforme, característica de la composición de las plantaciones de monocultivos forestales de pino y eucalipto para uso comercial pueden promover una mayor dispersión del fuego al presentar abundante, inflamable y bien conectaba biomasa como combustible para la quema.
Investigadores han advertido que en el futuro, la coincidencia de condiciones cálidas y secas en un contexto de cambio climático, en conjunto con paisajes dominados por densas plantaciones inflamables y ricas en combustible podrían incidir en la propagación de incendios forestales cada vez más devastadores.