Por la tarde de este martes, el Senado revisará y votará finalmente la Acusación Constitucional contra Sebastián Piñera. La acción contra el presidente que se encuentra en calidad de imputado por la justicia, será un factor importante a considerar para la sobrevivencia del Senado en el futuro de Chile.

Por Felipe Soto Cortés

Faltan 5 días para que el pueblo chileno elija un nuevo presidente/a, renueve su cámara de Diputados, a los/as Consejeros regionales y también, al Senado.

La Cámara Alta, siempre cuestionada por sus votaciones antipopulares, enclave de importancia en la Constitución de la Dictadura que ha permitido durante años que leyes sean derogadas o aprobadas, se puede estar jugando su futuro en un par de semanas en que su legitimidad se encuentra por el suelo.

La semana pasada fue noticia que la candidata de la DC a las presidenciales, la senadora Yasna Provoste, no pudo alinear a todo su sector y una miembro de su coalición -la senadora Goic- hizo fracasar el 4º retiro de los fondos previsionales. Es decir, primó la "responsabilidad política" de los 30 años ante el gran empresariado, frente a la legitimidad de los retiros de un Chile naciente y la certeza que las AFP deben terminarse.

Cabe recordar, además, que esta instancia política hace meses se encuentra en disputa con la Convención -la misma que puede terminar con su existencia- por su constante negativa a ceder espacios para el funcionamiento de la Constituyente.

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A diferencia de la Cámara de Diputados que ha tenido algunos aciertos como la aprobación de los retiros previsionales y la propia Acusación contra Piñera, el Senado ha actuado como piedra de tope o como embudo a cualquier iniciativa que desdibuje el antiguo Chile: su rancio conservadurismo es parte sustancial de su composición.

El Senado siempre ha sido en la historia de Chile un bastión oligárquico, situación que se vuelve peor aún con los altísimos quórums que deben alcanzar las modificaciones constitucionales y aprobaciones o derogaciones de ciertas leyes.

La generación de un nuevo parlamento unicameral es parte de las discusiones que tienen privadamente -por el momento- las y los Convencionales Constituyentes. Es por ello que hoy los ojos siguen puestos en la decisión que tomará el Senado, no tanto porque puedan destituir a un presidente que está hace meses acabado, sino porque la Acusación ha alcanzado un aire de ajusticiamiento popular contra la corrupción del presidente, su responsabilidad en la pandemia y en las sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos a partir del Estallido Social.

La decisión que tomen hoy será sin duda un factor para el futuro del bastión oligárquico. O un aliciente para su fin.