"Pensé en suicidarme": Técnico en farmacia demandó a la Clínica Santa María SPA por vulneración de derechos

El hostigamiento y acoso laboral se perpetró en su contra por parte de sus supervisores y compañeros de trabajo desde su llegada a la Clínica Santa María de Providencia, en julio de 2021. Dos años más tarde y con las agresiones escalando a situaciones de acoso sexual, la auxiliar de farmacia de 32 años, incluso pensó en quitarse la vida angustiada por el maltrato sufrido, por el que la empresa no respondió pese al prontuario de denuncias que tenía uno de sus presuntos agresores.

A través de una tutela laboral por vulneración de derechos fundamentales, despido indirecto, cobro de prestaciones y daño moral, Bárbara Navarro, técnico en farmacia, demandó a la Clínica Santa María, centro médico privado donde habría sido objeto de insultos, descalificaciones, gritos e incluso tocaciones. Todo lo anterior, sin que sus supervisores directos frenaran la situación y sumariaran a quienes correspondía.

En conversación con Resumen, Bárbara Navarro, con cinco años de experiencia laboral y curriculum en distintos hospitales y farmacias, relató el infiero vivido al interior de la clínca, situación que la sumió en una profunda depresión que hasta la fecha es tratada a través de una terapia.

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«Pensé en suicidarme»

La afectada aclara a Resumen que las agresiones en su contra no fueron puntuales, sino que ocurrían «todos los días, durante todos los turnos». Parte del hostigamiento, indica, se tradujo en sobrecarga laboral, en gritos y descalificaciones en público e invento de supuestas relaciones amorosas con otros trabajadores, lo que desembocó en los hechos denunciados como acoso sexual por parte de la técnico en farmacia en la tutela laboral.

Fue el pasado 14 de febrero que, tras más de un año de maltratos, la trabajadora recurrió al área de recursos humanos a interponer una denuncia por maltrato y hostigamiento. Al día siguiente, le comunicaron que esta quedaría paralizada, sin que se le haya ni siquiera citado a dar su versión de los hechos, según dicta en el documento.

Tras su ingreso en la clínica Santa María, en julio de 2021, sufrió uno de las primeras situaciones de hostigamiento laboral, declara Navarro, se habría dado cuando desechó insumos vencidos, recibiendo el reproche de sus compañeros directos, quienes la acusaron de "hacer cosas que no debía» consigna la tutela laboral.  «Ellos no trabajaban, me dejaban la pega a mí. Ellos no querían que los sacara porque también iban a tener que revisarlos y sacarlos después y es más pega. Bárbara Navarro afirma que esta situación, «comenzó a afectarme. Sabía que tenía turno y me empezaba a doler el estomago, la cabeza. Las enfermeras me decían: ‘oye tus compañeros ayer no tuvieron nada de pega y tú, tanta pega que tienes hoy’.»

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Posteriormente los hostigamientos habrían sido por WhatsApp, a través de un grupo de corte laboral, donde sería foco de denostaciones. Según expresa la acción judicial contra el recinto médico privado, «la señorita Bárbara Navarro dio cuenta verbal de esta situación al señor Sebastián Rojas, su supervisor, quien le indicó a ella que hablaría con el señor Octavio Carrasco, lo cual jamás hizo. Éste continuó con su comportamiento vejatorio público contra nuestra representada. Ello, con el conocimiento y la tolerancia del supervisor de la Clínica Santa María, el señor Sebastián Rojas, quien jamás protegió la integridad sicológica de la señorita Navarro».

Fueron éstas y muchas otras situaciones de hostigamiento, afirma la afectada, las que tuvo que aguantar trabajando para la clínica, sumando a la lista, por ejemplo, de tipo sexual. «Está rica la compañera", «¿Vieron cómo vino vestida la Bárbara hoy?», «¿Viste el culo de la Bárbara?» fueron algunos de los comentarios lascivos que recibió, según se deja ver en la acción judicial. Tras estos hechos, la respuesta de su supervisor de turno, Eduardo González, fue "tú sabes cómo son ellos, ignóralos".

Resumen intentó contactarse con la Clínica Santa María, pero al cierre de esta edición, no recibimos pronunciamiento.

 

Hostigamiento en la Clínica Santa María

El caso de Bárbara Navarro reflota otras situaciones de agobio laboral en la Clínica Santa María, también incluidas en la tutela laboral por vulneración de derechos, afectadas, presuntamente por el mismo funcionario, «Octavio Carrasco», afirma la trabajadora. 

En este punto la tutela laboral detalla que, «es importante destacar que, antes que se incorporara a Clínica Santa María nuestra representada, hubo otras colaboradoras que también recibieron aquellos malos tratos de parte del señor Octavio Carrasco, motivo por el cual decidieron renunciar o solicitar cambios de área. Aquellas colaboradoras, son: Página 8 de 32 Daniela Alfaro, Deborah Cantuarias y Camila Labra».

Pero la Clínica Santa María también ha sido protagonista de situaciones aun más graves que las antes descritas. En enero de 2022 y luego de trabajar 9 años en la clínica privada, la trabajadora y estudiante de tercer año de enfermería, Jani Gerdes, quien se suicidó, según afirma su familia, debido a un profundo agobio laboral y deterioro psico emocional. «Los dos últimos años fueron horribles, le cambiaban las vacaciones. Este año tenía un viaje, y una semana antes, su jefa le dijo que no iba a tener vacaciones, eso la devastó (...) Tenía 60 días acumulados de vacaciones", relató a radio Biobío, Rubén Gerdes, su hermano.

En el caso de Bárbara Navarro, la situación pudo ser controlada gracias a la intervención médica y los trámites realizados para concretar su salida de la clínica. «Tuve que tomar terapia, porque hablaba del tema y lloraba. No entendía por qué era tanta la mala onda, yo sólo quería hacer mi pega. Me tenían con una depresión terrible. Hasta pensé en suicidarme porque no le veía salida y ellos me hacían sentir que yo hacía todo mal. Por eso tuve que tomar terapia y dejar Santiago», afirma la denunciante.

En innumerables oportunidades, trabajadores y trabajadoras de la salud, tanto pública como privada, han denunciado la sobrecarga laboral de la que son víctimas debido a la contingencia y demanda de atención, lo que ha resultado en situaciones de crisis de pánico, cuadros de profunda depresión e incluso el suicidio. En este punto es imposible no recordar el caso de la penquista Florencia Elgueta, quien se quitó la vida en 2020, sumida en una profunda depresión debido al acoso y hostigamiento laboral del que fue víctima en el Hospital Clínico de Viña del Mar.

 

«No quiero que vuelva a ocurrirle a nadie más»: Las exigencias de la afectada

Pese al desgaste emocional y físico devenido de las situaciones de presunto hostigamiento laboral y sexual, la trabajadora decidió seguir adelante con su demanda en contra de la Clínica Santa María, debido a que, «espero que no le vuelva  pasar a nadie más y veo que no está ocurriendo, sí le está pasando a otra persona más. Yo no quería ser como las demás chicas, a quienes lograron echar y la situación nuevamente iba a quedar en nada».

La profesional afectada concluye que en el recinto médico privado «fue la primera vez que me he sentido atacada por ser mujer. Jamás me había sentido discriminada en una pega por ser mujer y no lo dice en la demanda, pero dos veces Eduardo me pegó palmazos en el poto y es lo que está como agresión sexual en la demanda. Ellos hacían grupos de WhatsApp donde se mandaban fotos mías en bikini que sacaban de mi Instagram o de mi Facebook. Me sentía muy sexualizada». 

 

 

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