El avistamiento se da en el marco del proyecto "Mesomamíferos del Bosque de Nonguén: Güiña, Pudú y Zorro culpeo, una protección desde las comunidades escolares", que tiene como protagonistas a niños y niñas de colegios públicos.
Por Cristian Márquez
A través de cámaras trampas instaladas en el Bosque de Nonguén, Pewma, la Escuela de la Naturaleza, pudo percatarse de la presencia de dos especies nativas en la zona: una Güiña (Leopardus guigna) y un Pudú (Pudu puda), animales que han sido constantemente amenazados por las intervenciones humanas en su ecosistema, ya sea por proyectos inmobiliarios o el accionar de empresas forestales.
Este hallazgo se da en el contexto del proyecto "Mesomamíferos del Bosque de Nonguén: Güiña, Pudú y Zorro culpeo, una protección desde las comunidades escolares", impulsado por Pewma con el fin de conocer y estudiar el territorio, valorar a las especies que lo habitan, y así poder protegerlas de cualquier amenaza externa.
En este sentido, Juan González, Director y Coordinador Pedagógico de Pewma, en conversación con RESUMEN dio a conocer la importancia de este descubrimiento: "nos muestra que en un territorio con diversas amenazas, estas especies siguen estando presentes, como quizás pidiendo que realicemos acciones más significativas, profundas y de largo plazo para su conocimiento y conservación. Y a la vez, nos señalan que a pesar de todo, co-habitamos un territorio ecológicamente sano y poderoso, que debemos proteger en forma efectiva a la brevedad. Nosotros intentamos aportar este desafío con acciones pedagógicas concretas".
Una de las especies con más apariciones en el Bosque de Nonguén es la Güiña, felino que, según Juan González, cumple un rol fundamental en la cadena alimenticia: "en algunas cámaras hemos visto pasar a la Güiña (Leopardus guigna) por casi un año, por lo tanto es fundamental que la protejamos y valoremos. Casi el 80 % de su dieta se compone de roedores, incluido el ratón de cola larga que transmite el mortal virus hanta, entonces tenemos una poderosa y bella aliada, que además es el felino silvestre más pequeño de América y es bellísima, sin duda, es un privilegio que esté tan cerca de nuestros hogares y en estos territorios".
"Es tremendamente significativo constatar que estas especies, en algunos casos, están en forma permanente en este lugar, es decir, habitan estos lugares, coexisten con nosotros en un mismo territorio, el cual debemos proteger, y para eso debemos conocerlo, valorarlo, cuidarlo, quererlo, sentir que este espacio físico es parte de nuestro habitar en el mundo, y así poder amar estos lugares y empezar a conservarlos desde una pertenencia que se va anidando en nuestros corazones desde la primera infancia", señaló González, Coordinador Pedagógico de Pewma a RESUMEN.
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Para Juan González, el avance de los proyectos inmobiliarios y las consecuencias provocadas por el accionar de las forestales son las grandes amenazas de las especies y la biodiversidad presente en el bosque: "El desarrollo inmobiliario y la expansión urbana actual, que opera en forma desatada y solo con fines lucrativos, es nefasta para un desarrollo armonioso y sano de nuestros ecosistemas, y de todas las especies que en ellos co-habitamos. En Chile la industria forestal y su modelo extractivista abusivo hasta el cansancio, ha generado una fragmentación y pérdida de hábitat que no se si tenga parangón en el mundo. Lo que ha provocado que muchas especies de la zona centro-sur de nuestro país se encuentren en peligro de extinción crítica o altamente amenazadas, y el Bosque de Nonguén no es la excepción, ya que casi el 50 % de los predios colindantes a la Reserva Nacional Nonguén son de propiedad de las forestales".
La labor educativa, social y ecológica de Pewma, Educación con la Naturaleza
Desde su fundación en 2006, la bandera de lucha de Pewma ha sido la defensa de la naturaleza y su biodiversidad. Es así como han ido generando procesos pedagógicos con niños y niñas mediante el contacto con la flora y fauna: "Que la naturaleza sea el aula", es la consigna. Juegos, cantos, rimas y cuentos se van dando al aire libre, mientras los niños y niñas aprovechan para aprender acerca de la vida y las características de estas especies (Güiña, Pudú y Zorro culpeo) y de todas las que van apareciendo ante sus ojos: "Como los animales del bosque no se dejan ver, los niños y niñas investigan y se encargan de instalar las cámaras trampas para que, semanas después, vuelvan a buscarlas, vean lo que se grabó y se asombren, así se van maravillando y para realmente querer aprender primero hay que asombrarse", señaló González.
"Buscamos que los niños puedan acercarse a la naturaleza, de forma constante y a la menor edad posible (3,4 años), en su educación inicial, para que comprendan que también somos parte de la naturaleza. Que no sea como el taller de educación ambiental que se hace una vez al año. La idea es que semana a semana los niños salgan a la naturaleza. Hoy día es inhumano y antipedagógico tener a los niños ocho horas encerrados en la sala de clases cuando necesitan moverse, asombrarse, descubrir, investigar, y qué mejor que el lugar donde se asombren, se maravillen e investiguen sea su propio territorio", dijo a RESUMEN el Director de Pewma.
En la misma línea, enfatizó en que "cuando los niños desde pequeños se acercan a la naturaleza, van conociendo, cuidando, queriendo y conservando, entonces desarrollan un proceso pedagógico con sentido. No le hablas del koala que existe en otro continente, sino de la güiña, que muchas veces está cerca del patio de su casa, que sepan que tienen que cuidarla porque ayuda a controlar a los roedores. Le hablas del pudú, el segundo ciervo más pequeño del mundo y el más pequeño de América. Con eso vas generando que los niños conozcan de forma mucho más cercana y, a la vez, en terreno. Y no es solo que los niños conozcan al pudú, güiña o el zorro, sino que caminen porque hoy día está súper demostrado que los niños al caminar, al correr, al subir un cerro desarrollan aspectos neurolingüísticos, psicomotores y espirituales".
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González, quien además es profesor de filosofía, es claro en establecer la diferencia entre el tipo de educación que imparten como organización y la de las escuelas comunes: "Esa educación tradicional, que nos han impuesto para ser seres productores, no nos enseña a pensar o reflexionar. La educación con la naturaleza es una entrada para desarrollar prácticas pedagógicas con sentido y otras habilidades que en los colegios coartan. Por ejemplo, ¿Qué hacen con los niños que son inquietos? Los dejan sentados; acá estamos en otra sintonía".
«Estos procesos pedagógicos en la naturaleza existen en muchas otras partes del mundo, pero siempre están dirigidos a una élite, para los colegios que la pueden pagar. Lo que nosotros hacemos es desarrollar estos procesos para las escuelas públicas, porque creemos que es fundamental que nuestras escuelas públicas, que tienen menos acceso a la naturaleza, menos capital cultural, puedan recibir esta enseñanza. Cuando salimos con los niños, también salen las educadoras, las mamás, los papás, la tía, el tío, la abuela, entonces se produce un efecto boomerang, que abarca a la familia», comentó el Educador Ambiental a RESUMEN.
"Por ejemplo, hace un tiempo fuimos con un grupo de niños a ver un humedal e hicimos unas bancas. La gente no iba a ese humedal y nosotros con niños de 3, 4, 5 años y sus apoderados construimos unas bancas y ahí la gente se empezó a sentar, empezaron a mirar las aves, después otros vecinos se entusiasmaron y construyeron otras bancas. Y después para proteger ese lugar, los vecinos crearon una agrupación que hoy se llama Humedal Pichimapu Nonguén. A partir de un proceso pedagógico surgió un proceso social. En el fondo, la pedagogía es una herramienta de transformación social. Si eso lo empezamos a hacer con niños y niñas desde la educación inicial, después van a ser adultos mucho más conscientes", concluyó González.