La declaración efectuada la tarde ayer por la embajada de Alemania en Chile condenando la promoción del Club de Lectores de El Mercurio que entregaba figuras de oficiales de la SS, es la segunda que emite la delegación diplomática en menos de un año por publicaciones del diario de ultraderecha en alusión a temáticas nazi, luego que en octubre pasado protestaran cuando el periódico hizo un homenaje al número dos del régimen luego de Adolf Hitler.
Por Alejandro Baeza
La embajada de Alemania en Chile publicó una declaración en relación a la promoción de El Mercurio que ofrecía figuras de oficiales nazi, aludiendo al respeto a la memoria histórica, los derechos humanos y la democracia.
Esto luego que el medio La Voz de los que Sobran constató que en el sitio web de Club de Lectores se ofreció un stock de 122 figuras con «uniformes con alto nivel de detalle» de oficiales nazis «durante las invasiones de Dinamarca y Noruega» y «la Operación Barbarroja», publicaciones que luego de desatada la polémica fueron eliminadas.
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Así, la protesta pública a través de una declaración oficial de la delegación diplomática germánica se transformó en la segunda que emite en menos de un año a raíz de alguna publicación de El Mercurio aludiendo al nazismo.
Pues cabe recordar que en octubre de 2021, el periódico publicó un homenaje a Hermann Göring, máxima autoridad del régimen nazi después de Hitler. En este entonces, la embajada de Alemania comentó en su cuenta de Twitter su rechazo a la nota señalando que «Eso no deja ni el más mínimo espacio para justificar o minimizar moral y o políticamente – y mucho menos en términos jurídicos – su papel nefasto durante el régimen nazi y en el Holocausto».
Si bien este medio de comunicación en el pasado fue el más importante de Chile, ahora sólo le habla a una pequeña audiencia sobreideologizada de ultraderecha, anti-izquierdista rabiosa y hoy por hoy en uno de los portavoces del Rechazo y de los intentos de desprestigio a la propuesta de nueva Constitución. No obstante, publicaciones como las anteriormente señaladas chocan de plano con el supuesto consenso civilizatorio occidental respecto a memoria histórica y respeto a las víctimas de los crímenes de Estado, algo que para el caso chileno en gran medida les sigue costando reconocer, pero que la embajada del país europeo les ha debido recordar dos veces en apenas 8 meses.
Además, estos episodios vuelven a marcar un nuevo capítulo de publicaciones de extrema derecha en este periódico con una marcada línea editorial que promovió el exterminio mapuche en el Siglo XIX, las matanzas de obreros, el sabotaje contra el gobierno de Salvador Allende y la justificación de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, así como el negacionismo a estos durante la transición.